Aquel Carnaval tan pobre...

Aquel carnaval apagado se promocionaba como "alegría social"

07 de febrero 2024 - 07:12

Hace ya tanto tiempo que se quiere borrar de mi memoria. Apenas, un conato es recuerdo. A lo mejor el tiempo escancia nepentes…Aquella España que estaba por encalar. Con las lámpara de la calle colgando de los cables y sin protección. El empedrado de chinos peluos y losas de Tarifa. (Pero funcionaban casi todas las salinas). En el Basuco, sí, con B, Jerezano, de la calle Jardinillo, esquina con almirante Cervera, se acercaban las comparsas. La mayoría sin tipo, con las letras más censuradas que las de la inquisición…Caja y bombo y se quedaban en la puerta…Entonces, los disfraces fueron prohibidos. Aquel carnaval apagado se promocionaba como "alegría social". Los chiquillos nos manteníamos a distancia por si venían los guardias municipales a disolverlos…

Los borrachos medialimetinos, del árabe, botella, medida, se ponían en los popinae, tabernas y figones, como para no tener que alumbrar velas. Onustos y oscitantes, alguno, -arguno-, cantaba parte de las coplas. Que siempre jugaban con la ironía, más o menos obligatoria, para señalar pecados, dimes y diretes, verosimilitudes obrepsionadas, de unos, unas, y demás.

El Faramalla, así, a secas, era un payo tirao a egipcio. El Faramalla, aparte de llevar café a los funcionarios, organizaba excursiones baratitas, y poseía una colcha de cama con más lamparones, manchas, suciedades y percocheríos hipermugrientos con pedigrí. El Faramalla se liaba en la colcha como un torero en capotillo, un clavel en la cima de la calva, repeinada y undosa, e iba canturreando p.e… Milioliva, milioliva, lo mejón de los torero…

Eso de esquina a esquina. La gente se reía. Le daba más vino, peleón, pirriaque, -esperriaca- último mosto de la uva, más malo que chóped de gato. Cuando cogía la cogorza, pítima, embriaguez, emborrachamiento, ebriedad, beodez, trompa, mona, moña, melopea, merluza, tajada, curda, curdela, cuando se le ponía la lengua como hablando un francés mal traducido, entonces, lo tapaban con la colcha, en el rincón de una casapuerta y a dormir la monserga.

Al día siguiente, café va y viene, llegó al trabajo de bedel bedelífero. El Inito, un leiturgo esdrújulo, le diseñó en cartel de la excursión. El cartel pasó al tablón de anuncios del Excmo.

A la media hora o así, vino un oficial del Juzgado, epimeleta y curatore, que le formó un tiberio catilinario de muchos quilates. Te han denunciado. Ahora vas a tener que cumplir lo que expones en tablón de avisos tan serio.

¿Qué? ¿Ves cómo con la embriaguez no das una? 700 ptas excursión a Polonia. ¿No era Bolonia? ¿O es que te vas a los países comunistas?

Lloraba. Sálvame, tú, que sabes. Sálvame, tú. Cuando desficieron el tuerto, y se vio libre se fue a buscar la colcha, la primera media limeta, el clavel de la calva, y un pito de caña que alguien le apropincuó…

A la media hora, la lengua amarrada de babor, un levantazo en la calle que se llevó la colcha, el clavel caído, y con una moña, llorona, tranca, tablón, turca, curda, juma, jumera, pea, pítima, manta…descomunal, densa y bien trincá, lo llevaron a la prevención porque el carnaval estaba prohibido, o el disfraz, o todo, y el Faramalla, la durmió doblada.

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