Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

No comprendo más que una

crítica: la autocrítica.

(Juan Ramón Jiménez).

TODOS los profesores tenemos nuestra manía, pequeñita en mi caso. Todos los años, durante los primeros días en un curso nuevo (en centro también nuevo casi siempre hasta hace poco), 'torturo' una mijita a mis alumnos con un dictado cuajado de trampas. Y siempre caen los términos calavera y carabela, por tradición. Disfruto con sus caras de estupor. La mayoría no sabe que son cosas distintas que se escriben diferente. Para eso estoy yo, para enseñarles que una calavera es el símbolo pirata, por ejemplo, con sus dos fémures cruzados y que con la otra palabra nombramos a los barcos de Cristóbal Colón o a los peligrosísimos bichejos que invaden nuestras playas, y que más parecen seres extraterrestres que marinos y oriundos de Portugal. Aunque la invasión no llega a las piscinas de las urbanizaciones de Valdelagrana, y eso lo sabe nuestro votadísimo alcalde. No se lo reprocho, pues no todo va a ser donar sueldo a causas varias y frenar a la deresha malvada, que también. Hay que vivir como un señor (alcalde) de vez en cuando, puñetas. Y por eso hay que tener muy claros los conceptos y muy diáfano el criterio en la vida, en las calaveras y en las carabelas, en la crítica y en la autocrítica. Porque si no, todo se torna muy confuso, y no sabemos ya si somos anticapitalistas dertó como Teresa, progres derrotistas, capillitas chirigoteros, culés gaditas, defensores de la mojarra voladora o partidarios teofilistas de los fulares rojos. Y me dirán ustedes que vaya cacao se está haciendo la Troncoso en el artículo de hoy, ni que me hubiera dado un ponientazo, que también, porque vaya veranito raro. La cuestión es que, volviendo a lo decente de lo docente, es labor obligada devolver la claridad, y el sol, a Cádiz desde las aulas. Y desde más allá de la Isla de León y el Río San Pedro, pues desde aquí reivindico los terrenos por explorar allende Cortadura. Los que ya salimos del colegio poco arreglo tenemos, visto lo visto en la actitud que gastamos si se trata de construir, y si para esa labor hay que pactar con 'el enemigo', no pasamos ni una. Cómo cansa todo, ¿no creen? Y sobre todo ver cómo los que confunden barcos con medusas disertan en cada patio de vecino virtual como catedráticos en ciencias políticas y expertos en golpes de pecho. Qué barbaridad y qué poco hemos avanzado desde que se tiraban los cubos de inmundicia por las ventanas. Ahora la inmundicia es la misma pero las ventanas abarcan mucho más que la propia calle. Y sí, quizá por su esencia docente a mí Kichi me cae bien, porque imagino que el día que vuelva a ejercer de maestro, compartirá mucho de lo vivido, y sé que ya está trabajando para blindar Cádiz, porque Cádiz resiste y echará a las carabelas que dicen ser portuguesas, pero son fashas, seguro.

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