Por todos los abrazos que hemos dejado de dar. Por todos aquellos besos que nos hemos dejado en el camino y que tanto echamos de menos y por todas las conversaciones cara a cara sin la mascarilla que forma ya parte de nuestro cuerpo. Por todos aquellos que han perdido la vida, que se han quedado en el camino y por los que siguen aquí sin su presencia. Por los que han tenido que echar la baraja a sus negocios o aquellos que han perdido su trabajo o cobran menos. Por las horas que nos han robado con nuestros mayores y los de estos con sus hijos y nietos. Por todos los que han estado ahí al pie del cañón, desde los sanitarios, a los cuerpos de emergencia o a los simples voluntarios en las organizaciones de repartos de alimentos entre otros muchos. Por los que son solidarios y han redoblado sus esfuerzos. Por las cosas menos importantes pero que nos importan también y no tenemos. Que nunca se nos olvide este año, por favor.

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