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Eva Yerbabuena. Bailaora y coreógrafa

"No vamos a dejar indiferente a nadie"

  • Aguacero de clase, elegancia y pureza sobre el escenario del Gran Teatro Falla con la compañía de la artista granadina que recupera su montaje 'Lluvia' para integrarlo en el programa del Festival

Melancolía. Vida y muerte. Renacer. Mojarse de pasado, empaparse de futuro. Eva y su aguacero sobre el Falla. Mojando el Festival Iberoamericano de Teatro de raza y elegancia. Eva Yerbabuena protagoniza hoy el cartel de la programación fitera con Lluvia y se siente "honrada" y "agradecida" por estar ahí, por estar aquí. En Cádiz y en su festival de teatro. Lo dice con esa naturalidad tan agradable que tienen las personas que siempre parecen hablar en serio. Esas personas cuya risa luce más porque arranca en el momento justo. Eva está hoy en Cádiz, con su compañía, con su baile. El que la hace grande, enorme, y nos cala hasta los huesos.

-Mucho y bueno se ha dicho de 'Lluvia', ¿qué es lo más acertado que ha escuchado?

-No sé... Se han dicho muchas cosas positivas pero no es cuestión que unos hayan contado cosas más verdaderas que otras. Para mí lo importante es otra cosa. A ver, como sabes, las mujeres generalmente tendemos más a expresar las emociones que los hombres, lloramos más, por ejemplo. Pero cuando estrenamos en Madrid Lluvia yo vi que el público, tanto mujeres como hombres, estaban emocionados. Eso fue increíble para mí. Por eso estoy muy segura al decir que Lluvia es un espectáculo que no deja indiferente a nadie.

-Cuando lo estaba montando no se cansaba de decir que era un montaje diferente, especial. Tras casi dos año con él, ¿cree que lo consiguió?

-Sí. Ha sido muy bonito hacer Lluvia, pero también enfrenté el proyecto con mucha responsabilidad y con mucha seguridad. No es que no tuviera miedo, porque siempre lo tienes, pero intentas apartarlo. En los diez años que llevo con mi compañía he aprendido sobre todo a apartar el miedo para poder caminar hace adelante. He aprendido a tomar decisiones y a resolver. Así que, sí, creo que lo he conseguido, Lluvia es ese montaje especial y lo confirma el público con su cariño. No sé si lo entienden todo, tampoco hay que entender nada, pero sí sé que lo aman.

-En las artes siempre se trabaja con material sensible y, concretamente, en 'Lluvia' trabaja usted con la melancolía, ¿su personalidad tiende a ese estado?

-Pues la verdad es que sí. Todo el mundo que me conoce me lo dice. Hasta mi hija a veces se mete conmigo por ello. No sé, cuando es frecuente en tu vida que te digan que tienes una manera de ser, una forma de bailar o hasta una mirada melancólica llega un momento que emprendes un análisis, una reflexión hacia dentro, sobre tu personalidad y, al final, en mi caso, me he dado cuenta que esa melancolía también me ha traído muchas cosas buenas, también malas, pero que, de todas formas, es parte de mí así que lo mejor era hacerle un homenaje. Hay tantas cosas grandes, tantas cosas hermosas que se han escrito, pintado o bailado con la melancolía como motor...

-En cierta manera, hay unos versos de Horacio García que son la piedra angular del montaje: "El silencio hace daño cuando es puro". ¿Es así?

-Sí, Horacio además de que es un buen escritor también es familia y cuando me habló de estos versos que escribía sobre el silencio vi que eran perfectos para el montaje que ya tenía en mente. Eran como el resumen de la idea.

-Lleva casi dos años con 'Lluvia', ¿se parece la de ahora a la de los primeros meses?

-Siempre es diferente porque los bailaores, los músicos, todos, tenemos que pasar por un proceso de adaptación a la obra. Ellos al principio saben qué es lo que quiero, cómo tienen que bailar, de qué manera, cuándo. Eso está claro. Pero, después, cada uno tiene que hacer un trabajo muy personal. Tienen que entenderlo, buscarse, estar cómodos. Al principio de llevar una obra a los escenarios ni tú mismo eres consciente de lo que le puede llegar o no al público. Mira, un día, en los primeros meses que estábamos en el Teatro Español de Madrid nos reunimos todos por la noche en unos apartamentos donde vivíamos mientras estábamos allí. Nos reunimos para poner la grabación del espectáculo porque aún no nos habíamos visto y te aseguro que la mayoría de los componentes de la compañía se emocionó al verse y al ver el resultado, se quedaron atónitos. Así que, ya te digo, es un proceso. Técnicamente no cambia nada. El baile se pule, se corrige, pero es la misma coreografía. Lo que cambia es el ser o no consciente de qué pasa en el mundo que se crea en el escenario.

-Y usted, ¿con qué parte de este proceso disfruta más?

-Pues en los inicios. Los inicios son muy bonitos. Pero me refiero al punto de partida, mucho antes del día del estreno, cuando empieza a gestarse la idea... Eso es maravilloso. Yo siempre comparo los espectáculos con un embarazo y un parto y sé lo que digo porque soy madre. Tienes una sensación muy parecida. Te empiezas a dar cuenta que ahí, dentro de ti, hay algo, aún no sabes el qué pero hay algo, hay vida. Y va tomando forma poco a poco, va creciendo y, al final, todo es luz.

-¿Y dolor?

-También es doloroso, es cierto, pero sobre todo las contracciones (ríe) Eso es lo peor. Cuando días u horas antes de un estreno me preguntan cómo estoy suelo contestar: "con cinco centímetros de dilatación" (vuelve a reír).

-Como ha dicho antes, son más de diez años de compañía, ¿en qué momento se encuentra?

-Es una familia, de hecho paso más tiempo con ellos que con la mía. Tenemos mucha confianza los unos en los otros y eso es muy bueno a la hora de trabajar. También se echa de menos a la gente que no está porque se ha ido a emprender otro camino. Aquí hemos tenido a gente de Cádiz como a María Moreno. También bailará en el Falla otro paisano vuestro, Eduardo Guerrero, y los percusionistas también son de Cádiz, El Pájaro y Raúl Botella. Y, bueno, profesionalmente te puedo decir que está en uno de sus mejores momentos, más sólida y fuerte. Y, personalmente, creo que también estoy en uno de mis mejores momentos, tengo seguridad y madurez y ahora me tomo las cosas de otra manera y mi baile crece.

-Vuelve a Cádiz, al Falla, por donde han pasado montajes suyos como 'A cuatro voces' o 'Santo y seña'.

-Para mí Cádiz es un lugar muy especial. Todo en Cádiz es acogedor, su gente, su luz, la ciudad... Tengo muchos amigos. Me encanta y cada vez que tengo un ratito voy para allá para abandonarme en el mar.

-¿Sobre qué llovería Eva Yerbabuena?

-El agua tiene muchas lecturas, mucha simbología y en el espectáculo se tratan muchas de ellas. Pero para mí el agua es la vida, que no es otra cosa que nacimiento y muerte. Y no sólo física. Llovería sobre todos los que necesitan empezar a vivir. Nosotros somos agua, estoy convencida, y el agua nos une. No se te olvide que en agua damos nuestros primeros latidos.

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