Análisis

Salvador Daza y María Regla Prieto publican ‘Sangre en la sotana’

  • Se trata del quinto volumen de la amplia investigación de estos autores de Sanlúcar sobre clérigos homicidas en la Historia de España. La nueva recopilación de casos abarca el periodo que va desde el Antiguo Régimen hasta el año 1936.

Salvador Daza y María Regla Prieto mostrando un ejemplar de su nuevo libro de investigación.

Salvador Daza y María Regla Prieto mostrando un ejemplar de su nuevo libro de investigación.

Los escritores sanluqueños Salvador Daza y María Regla Prieto han publicado Sangre en la sotana (Clérigos homicidas en la España Moderna y Contemporánea), el quinto libro de una investigación que dura ya más de 25 años y que ha dado como resultado también otros cuatro volúmenes de estudios históricos en los que analizan numerosos casos de delitos cometidos por eclesiásticos, así como la repercusión que tuvieron desde el punto de vista social, jurídico y judicial en las distintas épocas de la Historia de España y la América colonial.

“A pesar del precepto claro y explícito ‘No matarás’, a lo largo de los tiempos ha sido constante y reiterada la violación del quinto mandamiento por muchos hombres de la Iglesia. Frailes, monjes, sacerdotes y clérigos en general, que por su carácter eclesiástico debían dar un buen ejemplo a la grey de Dios, se desviaron por completo de su camino. El estudio de estos casos, espeluznantes y muy violentos, y la reacción y el impacto que tuvieron en la sociedad de sus respectivas épocas, nos llevó a sumergirnos en esta investigación”, explican los autores de este libro que publica el sello Espuela de Plata de la editorial Renacimiento.

Esta nueva recopilación de casos abarca el periodo que va desde el Antiguo Régimen hasta el primer tercio del siglo XX, llegando hasta el fatídico año de 1936. “En esta obra se recogen historias de asesinatos cometidos por clérigos plagadas de represión, incomprensión, violencia y miseria intelectual, y cuyos escenarios son ciudades y pueblos de toda la geografía española, pues la violencia extrema de estos hombres de Dios no entendía de fronteras ni de territorios. Frailes bandoleros valencianos, asesinos con sotana de mujeres jóvenes y bellas en Zaragoza, en Viguera y Torre de Cameros (La Rioja), o en Burgos; presbíteros que cometieron sus asesinatos poco antes o durante la Guerra de la Independencia, así como curas que mataban llevados por los celos, como en La Roda (Albacete) o por la posesión de unas tierras en Asturias, como el párroco de Santiago de Sierra –que ha pasado a la historia no solo por su crimen sino por haber mermado con sus cacerías la población de osos en la zona– o el horripilante infanticidio de Huesca, conforman una galería de casos desgarradores que sacan a la luz la miseria moral de estos homicidas que con una mano bendecían y con la otra asesinaban”, explican.

No se salvan tampoco los propios eclesiásticos de ser víctimas de la furia de sus hermanos en Cristo. Así, en esta obra se narra el terrible crimen del abad de los Basilios en Madrid a manos de los monjes de su  propio monasterio, así como el envenenamiento del reverendo padre de la parroquia de La Cava (Tarragona) por su antecesor en el cargo, el asesinato del cura de Cieza (Murcia), tiroteado en su propio templo y muerto en una de las principales calles de la villa o la discusión también en plena calle de dos beneficiados de la catedral de Toledo que acabó con la muerte de uno de ellos”, destacan los autores.

En palabras también de Salvador Daza y María Regla Prieto, “una de las aportaciones de este estudio radica en poder contar con la prensa de la época, en la que se vislumbran esas dos Españas en permanente conflicto, que han conformado desde siempre este país nuestro. Todo ello prueba lo complicado que fue y sigue siendo avanzar en el difícil camino de conseguir una Justicia igual para todos, pues a pesar de que a partir de 1835 cambió la legislación y los clérigos homicidas eran juzgados por la ley civil como los demás criminales, aún durante el siglo XX se mantuvieron ciertos privilegios en el procedimiento judicial que harían que los ciudadanos se siguieran preguntando si todos somos iguales ante la Ley”.

 

 

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