Cultura

Y la gata saltó del tejado

Compañía: Teatre Lliure y Centro Dramático Nacional. Obra: Gata sobre tejado de zinc caliente. Autor: Tennessee Williams. Adaptación libre y dirección: Àlex Rigola. Intérpretes: Chantal Aimée (Maggie), Muntsa Alcañiz (abuela), Andreu Benito (abuelo), Joan Carreras (Brick), Ester Cort (Mae), Santi Ricart (Gooper). Día: Sábado, 5 de marzo. Lugar: Teatro Pedro Muñoz Seca. Duración: 1 hora y 30 minutos sin entreacto. Aforo: Lleno.

La gata sobre tejado de zinc caliente se estrenó en Broadway en 1955 bajo la dirección de Elia Kazan, con Barbara Bel Geddes y Ben Gazzara en los principales personajes. Cincuenta y seis años después Álex Rígola, flamante director de la sección teatral de la Bienal de Venecia versiona muy libremente el segundo Pulitzer de Williams, del que en un principio el de Misisipi no quedó muy satisfecho porque la censura le apremió a maquillar algunos aspectos de la obra, especialmente los relacionados con la sobrentendida homosexualidad de Brick el marido de Maggie.

Pareja que sobrevive en grave crisis existencial, miembros de una familia rica de St. Louis, que van a la mansión familiar para celebrar junto con Mae, Gooper y la abuela el cumpleaños del padre de Brick, quien en apariencia está en decadencia y cercano a la muerte. Ese mismo día le comunican que no le pasa nada y decide volver a coger las riendas de su vida, sabiendo que su clan familiar revolotea como cuervos hambrientos optando a su fortuna.

Rígola enfatiza en las relaciones familiares y en la dificultad que encontramos a la hora de comunicarnos con nuestros familiares más directos. Su puesta en escena comienza desde la calle, haciendo que el público comparezca en el patio de butacas en masa y con los cómicos en trance de actuación.

Con una estética muy cuidada, la luz apropiada y el acompañamiento al piano del músico Raffel Plana, el espectador se sitúa en los años 50 del siglo pasado en un juego de amor-odio hacia la sociedad que dio origen al capitalismo de hoy, sin olvidar esa problemática poco comunicativa e intemporal de muchas familias acomodadas o no tanto.

El cuadro de actores y actrices de Teatre Lliure defienden un texto perverso y complejo con la rigurosidad y preciosismo de la escuela teatral catalana, en donde debemos destacar el enfrentamiento escénico entre padre e hijo, interpretados brillantemente por Joan Carreras y un poderoso Andreu Benito. Quizás desentonó un poco el perfil bajo de Ester Cort, con una interpretación algo timorata de la Mae que imaginó Tennesse Williams.

Una vez más se demuestra que cuando la programación merece la pena el público acude en multitud y llena los teatros.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios