Cultura

La estructura de una edificación almohade, único resto anterior a siglo XVII

  • Los trabajos arqueológicos no han encontrado, sin embargo, huellas de época romana

El proceso de estudio y excavación arqueológica en la Casa del Almirante se ha llevado a cabo durante cuatro meses. Bajo la denominación técnica de Actividad Arqueológica Preventiva, los trabajos desarrollados han alcanzado una cota máxima de profundidad de casi cuatro metros (370 cm) respecto al nivel de la calle Fabio Rufino.

"Hemos realizado estudios de sustrato del solar en la zona que había que vaciar para instalar el ascensor y el spa del futuro hotel", apunta la arqueóloga Laura Román. Así, los expertos constatan sucesivas pavimentaciones que van desde finales del XVII hasta la actualidad. La que hoy conocemos como Casa del Almirante elimina, sin embargo, todo rastro de estructuras precedentes: arrasa con la casa del XVI y con la fase mudéjar. "Sí se conservan, sin embargo -continúa Román-, restos de una edificación almohade: una estructura de relativa entidad pero de la que aún no podemos determinar su uso exacto ".

La fase almohade, apunta Román, se asienta sobre una gran duna que llega a superar el metro y medio de alto. Y aunque se han recogido muestras para el estudio paleogeográfico, no se detectan restos de época romana. "Se deduce que por entonces esa zona de la ciudad, que está en el borde del Canal Bahía Caleta, era inestable para implantar cualquier tipo de edificación -explica la arqueóloga-. De hecho, con las filtraciones de las lluvias hemos tenido más de un metro de agua".

Al fondo del inmueble, en el rincón que está llamado a ser cafetería -Fabio Rufino- se encontraba la zona de almacenaje de la casa. Es allí donde se han descubierto 24 tinajas embutidas en el suelo. Las vasijas, que aún conservan el sello del alfarero, tienen la misma edad que el edificio y han sido sometidas a un proceso de limpieza .

Durante el siglo XX, incluso fueron empleadas como almacén de una carbonería, "pero a pesar de los siglos de uso, se encontraban en perfecto estado", comenta Laura Román. Sin embargo, tras su función como carbonería, la zona fue utilizada por una peña, "y algunas de las tinajas que permanecían abiertas aparecieron llenas de botellas y plásticos".

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