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"Este espectáculo es como devolver al flamenco todo lo que me ha dado"

  • La artista sanluqueña, profesora en el Conservatorio de Sevilla, prepara 'Así que pasen 25 años', un recorrido por su trayectoria artística desde que comenzó en el flamenco con 12 años

La cantaora sanluqueña Laura Vital, fotografiada en Jerez.

La cantaora sanluqueña Laura Vital, fotografiada en Jerez. / miguel ángel gonzález

Laura Vital (Sanlúcar, 1980) comenzó a cantar flamenco con 12 años. Ahora, un cuarto de siglo después, prepara el espectáculo Así que pasen 25 años, que desea estrenar en Sanlúcar y con el que esta profesora de cante flamenco en el Conservatorio de Sevilla hará un recorrido por su trayectoria.

-¿Qué le lleva a celebrar sus 25 años de carrera, porque habrá mucho que celebrar?

-Creo que este espectáculo es como devolver al flamenco todo lo que me ha dado. Será un recorrido por los grandes momentos de mi carrera, vamos a hacer distintos palos de distintos espectáculos. Por ejemplo, una farruca de Pastora eterna, dedicada a la Niña de los Peines; habrá unos tangos de Graná, habrá una nana de Falla, de Cuando Falla encuentra a Lorca... En definitiva, un pasaje por todos los grandes momentos de mi carrera y con músicos y artistas con los que llevo trabajando toda mi vida. Estará mi padre, que ha sido mi principal maestro. Juntos haremos las Nanas, que él me las cantaba cuando yo era pequeña. Crecí con la música de mi padre.

-Es un tributo a muchas cosas.

-Claro. También habrá algo del espectáculo Mujeres de sal, porque como mujer y cantaora tengo que el deber de exaltar a todas las grandes cantaoras que han sido el espejo en el que me miro. Tengo la ilusión de crear un espectáculo muy cuidado escénicamente y devolverle a mi público tanto cariño y tanto respeto.

-Empezó con 12 años: ¿tiene algún recuerdo especial de aquel día, era consciente de lo que podía empezar?

-Al crecer en un ambiente rodeada de flamencos, yo siempre tenía mucha necesidad por cantar. Vengo de una familia en la que muchos podían haber sido profesionales, pero era gente de la mar y no se han dedicado a ello. Yo empecé a cantar como un juego. Empecé a ensayar con un artista de Sanlúcar, Manuel Lin, y allí vinieron a escucharme la gente de la peña Puerto Lucero y me propusieron debutar. Me preparé un repertorio de ocho palos y ahí empezó, sin ningún tipo de ambición. Yo cantaba porque tenía la necesidad de hacerlo, no sabía otra cosa. Era mi día a día. Llegaba del colegio y era soltar la mochila y ponerse mi padre a hacer nudillos en la mesa, y a enseñarme los primeros fandangos de Huelva. He crecido en ese ambiente, y aquello surgió por casualidad. No sabes cómo empiezas a profesionalizarte, pero empecé sin ningún tipo de pretensiones.

-¿Se ha ido cumpliendo todo lo que se ha propuesto?

-Mi meta es nunca perder la ilusión ni las ganas por aprender. Creo que este mundo tan complejo del flamenco hay que estar en una posición de esponja para absorber todo. Y no sólo del flamenco. Soy una artista inquieta, me gusta todo tipo de música y, de hecho, mi último trabajo parte del flamenco como raíz pero tiene algunos mestizajes con la música, sobre todo, de la cuenca del Mediterráneo, la música griega, marroquí, la música romaní, y ahora en el espectáculo de los 25 años también estará la Laura actual, y mostraré algo de mis inquietudes de hoy. Sigo intentando profundizar en mi propio flamenco y a la vez en otras músicas. Habrá otros mestizajes, incluso estamos barajando la posibilidad de hacer algo con una banda de rock. Partiendo siempre del flamenco, la música con la que yo me identifico, yo no quiero nunca adulterar el flamenco. Voy a hacer los palos como son.

-¿Se entiende ese mestizaje en el mundo del flamenco o sigue habiendo reticencias?

-Realmente, en mi propuesta buscamos no perder la esencia. Cuando hago hermanamientos con otras músicas, intento acercarme lo máximo. Trabajar la dicción, que no es fácil, pero siempre intentamos que no pierda la esencia, el origen, y creo que el propio flamenco es una música muy rica, muy ecléctica. Si algo tiene el flamenco es mestizaje porque ha nacido en una tierra en la que infinidad de culturas han dejado su impronta musical y artística.

-¿Cómo ha evolucionado el papel de la mujer en el flamenco?

-El flamenco, afortunadamente, está cambiando y hoy la nómina de cantaores y cantaoras es casi la misma, y el trato es más igualitario. Pero cuando surge, el flamenco era eminentemente masculino. Las grandes figuras que sobresalían eran hombres. Pero luego te pones a investigar y hay una cantidad de grandes cantaoras que supieron imponerse en aquel tiempo pero que pagaron su precio: el arte en la mujer no estaba bien visto. Muchas de ellas pagaron el precio de que se les estigmatizaran. Por eso como cantaora tengo el deber de exaltar ese camino porque hoy en día el flamenco de la mujer es grande gracias a esa nómina de cantaoras: Niña de los Peines, Isabelita de Jerez, Pastora Pavón, La Paquera de Jerez, Perla de Cádiz...

-A su condición de cantaora une la de ser profesora de Conservatorio. ¿Echó de menos alguna formación académica en su época?

-Sí, me hubiera encantado...

-¿Encontrarse con una Laura Vital profesora?

-Bueno, o una Carmen Linares (ríe); me hubiera encantado. La gente de mi generación, y anteriormente mucho más, no tuvimos esa oportunidad. Cuando empecé, yo quería cantar, cantar, cantar, y mis padres no sabían dónde llevarme. Y encontraron a este guitarrista, Manuel Lin. Y además he tenido la suerte de crecer con mi padre, que ha sido un gran maestro. Pero que una persona que tenga actitudes pueda ir a un conservatorio, pueda recibir una formación profesional es muy importante, un logro que ha venido muy tarde pero con el que un flamenco puede adquirir una formación y una titulación. Todavía queda mucho por hacer y las instituciones públicas se tienen que involucrar más.

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