leoncio alonso gonzález de gregorio. 22 duque de medina sidonia

"Nunca he entendido la polémica sobre la disgregación de fondos"

  • La Audiencia Provincial acoge la vista del recurso sobre el legado de la 'Duquesa Roja'

  • "Creo que la presidenta de la Fundación tiene un conflicto de intereses", afirma su principal heredero

Leoncio Alonso González de Gregorio,

Leoncio Alonso González de Gregorio,

-hoy tiene lugar la vista por el recurso de apelación de la setencia de 2015. ¿Se ha dado alguna novedad en el caso desde entonces? ¿Qué desarrolla como parte en el recurso?

-No se han dado novedades dentro del desarrollo natural de un procedimiento en el que hay tantos intervinientes, lo que incluye que se produzcan apelaciones porque, incluso considerando la sentencia de 2015 como un excelente trabajo jurídico, contiene, como es usual, aspectos o matices que, o se han pasado por alto o merecen, siempre a juicio de los intereses en juego, un tratamiento diferente al que en ella se señala. Hay sin embargo un aspecto destacable y es que a la vista de las distintas apelaciones se aprecia una gran contradicción entre las posiciones de la Fundación Casa de Medina Sidonia y las que mantiene la propia presidenta de la misma, doña Liliane Dahlmann, a la sazón también viuda, pues la Fundación prefiere, por carecer de fondos, que se paguen los derechos de los hijos, entre los que me cuento, en cuotas de propiedad, solución a la que personalmente me adhiero, mientras que la referida presidenta se aferra a cobrar los más de cinco millones de euros que le corresponden como cota viudal. A la vista de esto me pregunto cómo se puede presidir coherentemente una institución con tan evidente conflicto de intereses, ya que la ejecución de esta deuda, supondría, como la misma Fundación dice en su apelación, su inmediata extinción, tema este como digo que parece no importar a su presidenta.

-La implicación de los herederos en el Archivo, se ha limitado a su presencia como vocal dentro del Patronato, un papel del que se fue desligando ya que su presencia era anecdótica. ¿Cuál es su papel en la actualidad?

-Primero señalar que la Fundación controla la práctica totalidad del patrimonio de mi madre al morir, es decir no sólo el Archivo, que es sin duda lo más valioso, sino el palacio de los Duques de Medina Sidonia en Sanlúcar, y que se han ido formando a lo largo de 26 generaciones de antepasados. Sigo siendo vocal del patronato, con todas las obligaciones y derechos inherentes al mismo, que no puedo ejercer porque no se me convoca a las juntas, ni tan siquiera se me permite el acceso a la casa, negándoseme incluso el acceso a partes muy significativas de la documentación administrativa de la Fundación, sin cuyo conocimiento resulta imposible desempeñar las obligaciones inherentes a la vocalía, entre ellas, la manda estatutaria de velar anualmente por el buen estado e integridad de los bienes que administra la Fundación. Este año concretamente en las dos veces que he intentado, como vocal patrono, visitar el palacio, se me ha negado el acceso aduciendo a pintorescas excusas, hay prueba notarial de todo ello.

-Desde el momento en que el Archivo es declarado BIC, es intocable e indivisible. ¿Por qué se ha generado tanta polémica en torno a la integridad de los fondos?

-Pues no lo se, nunca lo entendí. Ya hace algunos años publiqué una carta en El País, en la que señalaba que nada tiene que ver la titularidad de un bien con la más alta protección del mismo que es competencia de la Administración. Puestos a interpretar y viendo la evolución de los acontecimientos parece que esta acusación favorece los intereses de un pequeño grupo de personas que hasta el momento han disfrutado discrecionalmente del uso de los mismos. No existe contradicción, como se ha hecho ver, entre la reivindicación de mis derechos como heredero y la preservación en su integridad del conjunto del palacio y del archivo.

-¿Por qué la Duquesa temía que sus hijos pudieran disgregar los legajos?

-No me consta que temiera tal cosa, creo que esta era una artimaña para demonizarnos ante la opinión pública, en aras a alejarnos lo más posible de la consecución de nuestros derechos. Este intento se vio claro con la campaña que se desató con Plataforma en Defensa de la Fundación cuando el juicio del año pasado y que fracasó desde el momento en que desde las páginas de este mismo diario dije que suscribía todos los puntos de la mencionada plataforma, pero que eso no era óbice para que mantuviera la reivindicación de mis derechos como heredero universal, tal como mi madre quiso.

-En un legado como el de Medina Sidonia, las acciones no son arbitrarias, mucho menos las de la fallecida duquesa. Pero las propias albaceas admitían la posibilidad de que los herederos pudieran pedir los bienes de la Fundación si veían vulnerados sus derechos. ¿Por qué "hipotecar" un patrimonio tan evidentemente?

-La herencia no se hipotecó: lo que ocurrió es que se conculcaron los derechos hereditarios, según se establece en nuestro Código Civil, lo que ha motivado nuestra acción judicial reivindicándolos. Mi madre sin duda era una gran mujer en muchos aspectos, pero tras su fallecimiento ha habido personas que han pretendido interpretar su voluntad conforme a sus intereses, son ellos los directos responsables de que hayamos llegado a esta situación.

-La sentencia del juzgado de Sanlúcar obliga a una "redefinición" de la Fundación. ¿En qué términos? ¿Cuáles son las opciones para solventar una deuda de 33 millones?

-Hay muchos caminos a explorar, sólo sé que la Fundación ha alegado que no puede pagar la deuda y propone la asignación de los derechos mediante cotitularidades. Yo me he acogido a esta solución, pues no hacerlo destruiría a la Fundación. No así su presidenta, como he dicho.

-¿Cree que podría llegar a asegurarse el legado en el futuro?

-No puedo contestarle al respecto, hace años que no me convocan a una sola reunión del patronato, pero comparto, en mayor medida que usted, la preocupación ante el hecho de que los bienes no estén asegurados. Aunque en caso de pérdida son irremplazables por su naturaleza, un seguro, aunque parcial, contribuiría a paliar los daños que produjera su pérdida. Me parece que la omisión del seguro, viendo la oposición de los responsables de la Fundación a que las albaceas realizaran las tasaciones a las que estaban por ley obligadas, tenía justamente que ver con el intento de no tener ninguna referencia de valor de los bienes fundacionales. Recuerdo a este respecto que siempre se ha sostenido que los bienes de la Fundación eran de valor incalculable, lo que no deja de ser una falacia, pues todos debiéramos suscribir nuestro seguro de vida, pese a que ciertamente se dice que la vida humana no tiene valor.

-"Lo más operativo -ha afirmado en alguna ocasión- sería remar todos en la misma dirección". ¿Lo ve posible?

-Sigo pensando que esto siempre es posible, en tanto haya conciencia que no se pueden atropellar los derechos que a todos nos asisten. Yo concretamente desde julio del 2008 estuve mandando burofaxes a los directivos de la Fundación advirtiéndoles de la inoficiosidad de la misma y de la necesidad de sentarnos todos a buscar una solución razonable pero nunca obtuve la más mínima respuesta, lo que me obligó a interponer la demanda correspondiente cuatro años después de la muerte de mi madre.

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