El empecinamiento de la imaginación
El dibujante catalán Pasqual Ferry esbozó ayer sus proyectos y trayectoria durante el encuentro 'Tarde de Cómic'
La de Pasqual Ferry es una historia de empecinamiento. Y como todas las historias, como él mismo apunta, ésta tiene dos maneras de contarse: o llorando o riéndose. Y esta tarde escoge la segunda.
Ferry visita la capital gaditana dentro del encuentro 'Tarde de Cómic' -organizado por la Delegación de Juventud del Área de Familia del Ayuntamiento, con la colaboración de Diario de Cádiz-. El dibujante charla con los presentes y con su presentador, José Luis Vidal, acerca de su mundo y trayectoria. Un camino que empezó en el territorio del cómic de autor y que lo introdujo, con Crepúsculo, en la actualidad del género en España.
"A principios de los noventa, cuando el mercado de cómics cayó -recuerda Pasqual Ferry- la esperanza de los dibujantes era publicar en varios países". Ferry fue escogido -junto con otros dibujantes, entre los que se incluía Carlos Pacheco- para servir de nexo entre los autores de vieja guardia que habían estado trabajando en España con los grandes sellos anglosajones. En su caso, fue la filial británica de la Marvel. Sin embargo, la llegada al sello internacional se vio manchada por cierta frustración: "A los tres días, anularon mi contrato, aunque al final sí terminamos la serie (Plasmer) -cuenta-. Para colmo, los que habían criticado mi cómic de autor en España me criticaron entonces por venderme a los americanos. Y los americanos no entendían quién era ese tío que dibujaba tan raro".
"Estuvo bien -continúa Ferry- porque, al menos, aquello me sirvió para tomar una decisión: para decir, ¿qué quiero ser yo? ¿el que hace cómic de autor y se muere de hambre, o el tipo que puede vivir y dibuja superhéroes? Creo que fue Lincoln el que dijo : Yo no tengo la clave del éxito, pero sí del fracaso: querer gustar a todo el mundo" .
Y entonces, en plena desesperación, Pasqual Ferry se presentó en la editorial Planeta con una propuesta extraña -"de la que se rieron"-, en la que se incluían, por ejemplo, los gastos de papel y se le excluía de cualquier obligación si le llegaba una oferta del extranjero. Y la oferta llegó, de la Marvel, "tras entregarle a Planeta diez páginas".
'¿De verdad que voy a pasar de los Power Rangers a la Patrulla X?', se decía. "Lo mejor -cuenta- es que en los cheques del banco aparecía la efigie de Spiderman".
Marvel le dio su primera colección y la estabilidad suficiente para pillarle el gusto a los superhéroes. Tras Warlock, llegaría la oferta de DC Comics donde, después de un par de trabajos para la línea de Superman, lo destinarían a una serie de historias de Superboy con el mismo guionista, Joe Kelly. Durante esta etapa llegarían Action Comic y Adam Strange. "Dio la casualidad -explica Ferry- de que este personaje era el favorito de mi editor en su infancia, y estaba encantado con la reintrepetación que habíamos hecho. Así que, en un viaje a Barcelona, traté de emborracharlo y terminé con una contrato en exclusiva al alza a mi favor y un viaje a Nueva York para hablar de los proyectos de futuro".
Y en ese brillante momento, de nuevo, llamó la Marvel, ofreciéndole la serie Ultimate de Iron Man.
"El dibujante -explica Pasqual Ferry- ha de ser un narrador, ha de ser capaz de mover las imágenes. Digamos que hay, o había, una diferencia entre la forma de trabajar americana y europea -prosigue-. En el guión americano, el plot se limita a darle al dibujante unas líneas clave y después llega Stan Lee, por ejemplo, y corrige o sugiere cosas. En el modo europeo, el guionista te lo da todo mucha más detallado, a falta de poner los diálogos. En Ender, por poner un caso, solía encontrarme con unas pequeñas notas del autor sobre la página. Unas catorce".
En 2007, Pasqual Ferry recibió el Gran Premio como Autor en el Salón del Cómic barcelonés, "es que querían -dice, tratando de restarle importancia- a alguien que tuviera que ver como los superhéroes pero que también hubiera trabajado en el cómic de autor, y en treinta años de oficio, claro, a mí me ha dado tiempo de todo".
"Ya últimamente, más que con grandes series o personajes, con lo que daba la coña era con que quería un gran guionista", comenta. Al fin, en sus manos, cayeron Thor -con película a estrenar el año que viene- y, sobre todo, Spiderman, "mi personaje favorito".
"¿Qué se busca? -reflexiona-. Pues siempre han buscado a un dibujante diferente, que aporte algo. Pero es realmente difícil. ¿Dónde está el siguiente Moebius, eh?"
El próximo proyecto de Ferry incluye España: en un intento por resucitar el cómic patrio, la editorial Planeta ha vuelto a acoger una de las ideas del dibujante barcelonés: una momia y una oca que se pasan la noche charlando en la barra de un bar: "Hablan -indica el autor- sobre la capacidad de imaginar, que es lo que más me apasiona". ¿El título? Graceland.
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