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Infraestructuras

Las vistas prohibidas del Baluarte de la Candelaria de Cádiz

Una imagen del mirador del Baluarte de la Candelaria, durante la última SailGP. Una imagen del mirador del Baluarte de la Candelaria, durante la última SailGP.

Una imagen del mirador del Baluarte de la Candelaria, durante la última SailGP.

No es sólo que el Baluarte de la Candelaria, una de las fortificaciones más hermosas de la ciudad, abra al público exclusivamente cuando se celebra una actividad en su interior; no es sólo que los sucesivos planes y jornadas para sus posibles usos hayan quedado siempre en papel mojado; ni siquiera se trata de que el establecimiento de hostelería anexo (lo que era La Canela) continúe cerrado a cal y canto en un lío administrativo nunca del todo aclarado. Y es que aún se levanta una pared más entre el usuario y el pleno disfrute del fortín frente a la Iglesia del Carmen que se hizo, si acaso, más visible, durante la última celebración de la competición SailGP en la ciudad. Porque el Baluarte de la Candelaria tiene un paseo-mirador cerrado desde hace décadas. Unas vistas prohibidas al ciudadano común que pudieron ser disfrutadas este pasado octubre por las personas que pudieron pagarlas.

Vistas prohibidas, normalmente, y prohibitivas para muchos en esos pocos días en los que el Ayuntamiento de Cádiz concedió “todos los permisos necesarios”, confirman fuentes municipales, a la organización de la cita náutica para que se habilitara una zona privilegiada de pago para seguir el evento. El Baluarte Premium Club, así se llamó, se anunció como una de las grandes novedades de la edición, que prometía “adrenalina y glamour” desde “la azotea de este antiguo bastión” donde los espectadores tendrían por 162 euros “unas vistas privilegiadas del campo de regatas”, además de “aperitivos y bebidas, retransmisión y comentarios en directo, así como música en vivo para disfrutar de las carreras con un ambiente premium club”.

Y tan premium... Tanto que no hay día en el año, esté el Baluarte de la Candelaria abierto o no, en el que esa solana sea disfrutada por gaditanos y visitantes. Un paseo superior que, posiblemente, esté todavía en la memoria de los ciudadanos que ya hayan sobrepasado los 40 años, aquellos que recuerdan que el Baluarte de la Candelaria fue el Museo del Mar.

Así, en un breve periodo de tiempo este, efectivamente, privilegiado y maravilloso recorrido por encima del Baluarte de la Candelaria estuvo a disposición del paseo de los viandantes accediendo por la Alameda Apodaca donde actualmente la verja que indica ese acceso está cerrada.

Paseo del Baluarte de la Candelaria. Paseo del Baluarte de la Candelaria.

Paseo del Baluarte de la Candelaria. / Cruz y Ortiz Arquitectos

Un mirador para pasear, muy al estilo del también abandonado paseo de las murallas de San Carlos, que formó parte del proyecto del Museo del Mar, que el Ayuntamiento de Cádiz impulsó en el año 1987 a través de la recuperación y rehabilitación de un conjunto de edificaciones de origen militar y distintas épocas que se conservaban en el espacio donde hoy tenemos al Baluarte de la Candelaria.

El concurso público lo ganó el estudio Cruz y Ortiz Arquitectos que se enfrentó al reto de, no sólo una restauración para cumplir los requerimientos que un museo exige, sino de proyectar una serie de cubiertas que enlazarían entre sí los distintos cuerpos de edificación, permitiendo recorrer el museo a cubierto sin perder el contacto con el jardín interior y también permitiendo la creación de este paseo superior.

El equipamiento resultante estuvo listo en 1989 y en 1990 se abrió al público como Museo del Mar pero, como todo en esta ciudad, a medio gas. Sólo con una exposición temporal que se extendía y extendía en el tiempo y, por supuesto, sin proyecto museístico que avalara su uso.

El paseo superior, sin embargo, sí fue muy disfrutado durante esos años por los gaditanos que veían extenderse un poco más el ya agradable paseo por la Alameda. Pero, tras exponerse en su momento razones de seguridad por el murete excesivamente bajo, el paseo se clausuró y lleva tres décadas cerrado. Así, tras su apertura para convertirse en zona premium de SailGP y, por lo visto, su buena acogida, se ha preguntado al Consistorio de la ciudad si existe algún plan para recuperar estas vistas para los gaditanos. La respuesta ha sido que no.

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