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Cultura

Las buenas compañías

  • El grupo El Callejón de los Santos presenta su disco 'Canción de Carnaval' en el coliseo gaditano acompañado de los artistas que han colaborado en este compacto

El Callejón de los Santos, quieras o no quieras, es el hijo rebelde del Carnaval. Como vástago díscolo intenta huir, escaparse, convertirse, buscar su propia personalidad. Hacerse, en fin, ya suelto de la mano del padre o la madre y labrarse su propio camino. Un proyecto en ciernes, qué hermoso. Adolescencia para experimentar y pensar siempre en futuro. Pero, como en la vida, atraviesa un periodo donde las compañías lo marcarán para siempre. Su suerte: El Callejón de los Santos ha sabido rodearse de los buenos, de las buenas compañías. Aquellas que te ayudan a crecer, a empezar a ser tú mismo pero sin tener que renegar de tu esencia, de tu yo íntimo. Sí, el espectáculo de El Callejón de los Santos, que el martes se vistió de largo en el Gran Teatro Falla, no se puede entender, sería imposible, sin su madre Carnaval pero tampoco sin sus compinches, que le aportan carácter y la valentía necesaria para enfrentar nuevos caminos.

Las buenas compañías no sólo son Pasión Vega, India Martínez, Javier Ruibal, Manuel Carrasco, David Palomar o Juan y Pilar Ogalla. Que lo son, evidentemente. Pero también los propios aficionados de Cádiz componen esa pandilla de amigos infalibles que te apoyan, te aplauden y te comprenden. Así ocurrió el martes en el coliseo gaditano, unido en un aplauso, en un sentir, en un latido, el que marcaba el escenario y todo lo que ocurría en él, en lo bueno y en lo menos bueno.

Las buenas compañías son Riki Rivera, a la dirección musical, y Jordi Cristau, Daniel Arjona, Selu Bastos, Ale Rodríguez, Javi Katumba, Eduardo Toledano, el propio Pedro Campos. Los músicos. Realmente, los que mantuvieron el pulso con la noche, los magos que convierten en otra cosa eso que llamamos coplillas carnavalescas, los que maridan con un puntito jazz aquí, una mijita de rock allá, aquella vuelta de son, o éste o aquel rajo flamenco que alimenta la cosa.

Y, ¿qué es la cosa? Canción de Carnaval. Un disco del que parte el espectáculo que pudieron ver los asistentes al Falla (un Falla al completo). Un disco donde las composiciones de Jesús Bienvenido para las comparsas 'Los mendas lerendas', 'Los Trasnochadores' y 'Los Santos' se reinventan con nuevas músicas y con nuevas voces, las de los artistas que pasaron por el teatro gaditano (excepto el jerezano David de María que no pudo participar en el montaje).

El compacto es el origen pero El Callejón de los Santos aspira a ser algo más. Por eso intentaron ofrecer un producto donde los números musicales se hilaban a través de pequeños sketches. No todos funcionan por igual. Hay monólogos demasiado largos, bromas gastadas y poca soltura teatral (que no hay que confundir con falta de desparpajo carnavalero, que tienen de sobra). Más bien hablo de posición en el escenario, de modulación y vocalización, de llenar una escena del Falla, algo complicado hasta para los profesionales consagrados. Porque nuestro coliseo, físicamente hablando, no es moco de pavo para un espectáculo teatral.

Pero, supongo, que el público tampoco esperaba nada de esto. Supongo que, más bien, iban buscando lo que encontraron. Canciones, buenas canciones, aliñadas con ese golpecito carnavalero tirando a cuartetero en esos momentos más teatrales. Momentos que se hacen más grandes cuando sale a escena La Bella Tatoo dando ese giro al vodevil y la revista mucho más fresco y adecuado a ese aire canalla que recorre la propuesta.

Propuesta que fue in crescendo. Que empezó más floja para ir cogiendo cuerpo conforme pasaban los minutos. Vivimos escenas mágicas. Mi preferida, la que más me emocionó, la de los hermanos Ogalla, Pilar y Juan (enormes) bailando con mucha fuerza y elegancia el pasodoble contra la violencia de género de 'Los Santos' cantado por Bienvenido. O la siempre magnífica Pasión Vega, buen ejemplar escénico, volviendo ranchera Si me muero por ti con Daniel Obregón. O la Conga del Trasnochador que traspasa el escenario y baja al patio de butacas para disfrute del respetable. O David Palomar por tanguillos y alegrías. O el Bienaventurados de Bienvenido con Manuel Carrasco, que desata la locura en el público. O ese ratito de carnaval de calle con un par de cuplés de 'Los encantadores' y 'Los pájaro espino'. O ese precioso broche final en el vestíbulo del Falla, ya a la misma altura que su público, entonando el pasodoble de presentación de 'Los Santos' como agradecimiento. De vuelta al abrazo protector, gratificante y esencial del Carnaval.

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