música

Los bretones toman por fin Cádiz

  • Gwendal, la legendaria banda de fusión folk, convierte en una auténtica fiesta celta un Baluarte de la Candelaria lleno hasta las palmeras

  • Era la primera vez que tocaban aquí

Youenn Le Berre, líder de Gwendal, al fondo; el flautista gallego Rubén Díez, y Vincent Leutreau, en primer plano, en el Baluarte de la Candelaria.

Youenn Le Berre, líder de Gwendal, al fondo; el flautista gallego Rubén Díez, y Vincent Leutreau, en primer plano, en el Baluarte de la Candelaria. / D. C.

Habían recalado en Jerez en varias ocasiones desde aquel memorable concierto de principios de los 80. Estuvieron en el Festival Lago de Bornos y no hace tanto tocaron en Chiclana. Pero nunca lo habían hecho en Cádiz. Hasta la noche del jueves, en la que los bretones, armados con sus bombardas, tomaron el Baluarte de la Candelaria al mando de Youenn Le Berre, miembro fundador y único superviviente, "histórico e histérico", de la mítica Gwendal, según lo presentó su mano derecha, el violinista Vincent Leutreau. Y en su 45 aniversario pusieron a bailar o al menos en pie hasta a quien prefirió disfrutar del concierto sentado, convirtiendo el patio de la antigua fortaleza gaditana, repleto de público, en una auténtica fiesta de aroma celta mezclado con ritmos rockeros, progresivos y jazzísticos.

Le Berre volvió a dar muestras de su virtuosismo -y de su buena forma física, después de más de una hora y media de intenso concierto- a la travesera, acompañado por Leutreau, Ludo Mesnill (guitarra), Michel Valy (bajo), Jerome Gueguen (teclados) y David Rusaouën (batería). El flautista gallego Rubén Díez, en calidad de artista invitado, brilló en un par de dúos con el bretón.

El repertorio fue casi el mismo de su Live in Getxo de hace unos años. Abrieron el concierto con Pilo Rosso, a la que siguió Gave hot. "Estamos muy contentos de volver a estar en Cádiz después de casi 25 años -comentó el líder de la banda, confundiendo, sin duda, la plaza- No me parece que sean tantos; no habéis cambiado mucho", bromeó en español. Pero el público sí que había cambiado. En un arco de edad entre los cincuenta y los sesenta y tantos, muchos pidieron sillas a la organización, que las facilitó en un gesto de buena voluntad, porque no estaba previsto, con la condición de que se dejara libre para bailar la mitad delantera del patio. Algunos aprovecharon para sentarse en primera fila y ahí surgió un conflicto que sólo se solucionó en cuanto que arrancó el espectáculo.

La magia envolvente de la flauta de Le Berre cautivó al público con Stone Eire, a la que se le encadenaron los tambores arrebatadores de Stone Jig y el espectacular diálogo con Díez en Skai Reel, aderezado con los solos de Leutreau. "Lo que hoy os ofrecemos es una fotografía de la música que venimos tocando desde hace 45 años", explicó el líder de Gwendal. En Glas Noz -"noche verde o azul, que en bretón se dice igual"- salieron a flote los toques más jazzísticos a los teclados.El ritmo sincopado de Joke arrancó las primeras palmas y Basquette, un homenaje a Imanol, transportó a Euskadi al público, que disfrutó con Camaleón, "una vieja pieza que apenas tocamos, desde que la grabamos en Madrid en los años 80". Introducción envolvente y progresiva, estilo Pink Floyd, para Noces de Granit, que fue caldeando más el ambiente, y aires de música de cámara y de EL&P para arrancar Steren. Con Date prisa, algunos se entregaron a bailar frenéticos, y continuaron con Reel Legend. Pero la gran pieza que arrebató el corazón de la mayoría fue, como era previsible, Suite d'Arrée. A partir de ahí fue un no parar con Stand All,Shannon Reel y la mítica Irish Jig, que dejaron con ganas de mucho más Gwendal. Esperamos volver a verles por aquí antes de que la banda cumpla los cincuenta.

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