Ángeles Hidalgo | Escritora

"Con Cádiz he tenido siempre una relación amor-odio"

  • La autora se estrena en la narrativa con 'Finales inesperados' (Autografía), una serie de relatos que toman a Roald Dahl como referente

Ángeles Hidalgo (Cádiz, 1960), durante la entrevista en la cafetería La Marina.

Ángeles Hidalgo (Cádiz, 1960), durante la entrevista en la cafetería La Marina. / Julio González

Los cuentos que reúne Finales inesperados (Autografía) comienzan con un relato enmarcado en el siglo XV (la única propuesta histórica)y terminan con Arañas, una especie de sublimación de ese ansia por la vida perfecta de los escaparates que tan bien destiló Capote. Historias con un punto malvado, a lo Saki o, según admite la propia autora, Ángeles Hidalgo, en la estela de Roald Dahl y sus Relatos de lo inesperado, cuyo título homenajea este libro:“Cuentos con finales que te dejan descolocado, o con finales agridulces. A veces pienso que tendría más recorrido en el mercado inglés, porque es un tipo de humor, o de impacto, con toque de sarcasmo, al que están más acostumbrados o cultivan más”, comenta.

Finales inesperados nació, también, de un giro inusual. “Como toda la gente creativa, siempre he escrito algo. Pero yo me dedico realmente al turismo y vivo en Sevilla –explica Ángeles–. Y con Cádiz, de hecho, siempre he tenido una relación un poco amor-odio: quizá por esa idea que tenía de joven, de verla como una jaula mientras que yo lo que quería era viajar, aprender idiomas, etc. También, por temas familiares, tenía para mí connotaciones negativas". El invierno del guía turístico suele pasarse “bastante en barbecho”. Y, de repente, en 2014, la idea de “alquilar algo y pasar el invierno en Cádiz dedicándome quizá a probar eso de escribir, no sonaba tan mal”. Así que alquiló una torre en la calle Rosario (“al dueño del hijo del último vigía de la Torre Tavira”) y “empezaron a ir saliendo algunos de estos relatos. De hecho, pareció abrirse la espita”, y las ideas fueron centrándose en otros relatos de ámbito más exclusivamente gaditano.

Uno de los elementos comunes en estos Finales inesperados está en la vida de los objetos: de forma especial, en la historia que presenta El regalo de boda:“Una historia que habla de la soledad, que se refleja en ese objeto olvidado que nos interpela –comenta Ángeles–. Sé que personificando es quizá más difícil llegar al lector, pero creo que da una perspectiva especial de la sensibilidad”.

Otra referencia común en los relatos es el viaje como experiencia en la que se abren un abanico de posibilidades vitales, o como punto de inflexión para aprender sobre uno mismo. Un palo que entra dentro del recorrido personal, ya que a hacer del viaje un oficio viene dedicándose Ángeles desde hace años –”me dedicaba, porque desde marzo no hay turistas”-: “Para mí, y más allá del trabajo, viajar es básico. Creo que es común en todos ese momento que ocurre en los viajes en el que te la sensación de que podrías estar en aquel rincón, que quizá sería posible cambiar la vida... Vislumbras brevemente lo que podrías llegar a ser”.

Y, por supuesto, está la suerte como elemento absoluto para cambiar de vida. Un factor que cree tan fundamental como el de las corazonadas, “y que quizá van unidos”:“Yo he cambiado de vida muchas veces y siempre ha sido porque me lo decía la brújula del estómago”.

En la contraportada, Ángeles Hidalgo propone acercarse a su libro como un cambio de conducta, “en vez de mirar el móvil”. “Las pantallas están en nuestras vidas para quedarse y no es que reniegue de ellas –explica–. Pero creo que todos nos hemos vuelto un poco adictos a fuerza de subidones: y cuando leemos es igual”.

Probablemente, pantallas de por medio, ahora leemos más de lo que hemos leído nunca, pero a saltos:“En cuanto hemos saciado el pico de necesidad, ya está. Así, como mucho llegaremos a ver la rama, pero no todo el tronco”.

“Es curioso –reflexiona–, porque yo soy una lectora de largo recorrido, de mundos: me encanta que me creen un universo con un libro y que me metan en él. Pero, como creadora, me he dado cuenta de que soy del subidón”.

Respecto a la pantallas, considera que el tema generacional es importante, “y no sé si a generaciones enteras les llegará el disfrute por el largo alcance. Quizá el péndulo gire de repente hacia el otro lado, por compensación”.

A los relatos de Ángeles les han cogido la medida los collages del diseñador Ramón Sánchez Pérez de Lara, que reflejan el amor por el detalle y la querencia por lo inesperado, lo absurdo e inevitable de los textos, con recortes que mezclan estética de los años 50 y cromos decimonónicos:“Quizá con estas composiciones ocurre como con los textos, que al principio extrañan y quizá no sea un tipo de lectura que le venga bien a todo el mundo –comenta Ángeles Hidalgo–. En ambas propuestas, hay algo que desentrañar, y creo que Ramón ha dado con la clave de los relatos: juega con lo imprevisto”.

De hecho, la colaboración entre ambos continúa en otro de los proyectos que Ángeles Hidalgo ha desarrollado, un serie a la que su creadora llama ‘Cuadrilatos’: láminas sueltas con texto incorporado –escrito en el propio pliego o a través de código QR– que siguen la línea de los inesperado de esta primera entrega, pero con lo gaditano como escenario.

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