Pablo Fernández-Pujol es un artista gaditano que pertenece a esa generación de autores de media carrera que es tanto como decir que se encuentra en una joven madurez, habiendo superado ya los expectantes postulados artísticos de una juventud pujante, buscadora de caminos, hacedora de asuntos experimentales y metida de lleno en los planteamientos activos de una sensatez encontrada a base de formulaciones convincentes. Ha sido artista que ha dejado constancia de un entusiasmo creativo muy bien sustentado en un conocimiento riguroso del medio artístico, con una capacidad pictórica, asimismo, muy bien acondicionada en fondo y forma y unos desarrollos plásticos valientes, serios y abiertos a infinitas circunstancias estéticas.

Empezó su carrera dejando constancia de que la pintura le llegaba con todos los aditamentos de un expresionismo que él sabía cómo dotarlo de personal entidad. Estaba sujeta a un realismo que no se detenía en los simples episodios ilustrativos de lo real sino que asumía un desenlace plástico contundente. Su historial artístico, desde que terminó la licenciatura en la facultad de Bellas Artes de Sevilla, está sustentado por importantes comparecencias en espacios nacionales e internacionales de prestigio; habiendo participado en muchas colectivas de manifiesta significación –‘Territorio Sur’ de la Fundación Valentín de Madariaga de Sevilla; ‘Málaga Crea’, del CAC Málaga; ‘Se mueve’ del Matadero Centro de Arte de Madrid; ‘Región 0 Latino Videart Festival’ de MARCO, Museo de Arte Contemporáneo de Vigo; así como presentaciones en La Habana, Sao Paulo, Kiev, Seúl, Shanghai, Nueva Delhi, México DF, Buenos Aires, Nueva York o Roma–; contando con varias importantes exposiciones individuales como la del Museo Provincial de Cádiz, el Centro de Arte Contemporáneo de Mallorca, la Galería JM de Málaga, la del ECCO gaditano o la de la Sala Rivadavia, entre otras. Todo lo cual da idea de que estamos en uno de los máximos activos del arte gaditano. Actualmente Pablo Fernández-Pujol trabaja en la próxima exposición individual para el Castillo de Santa Catalina de Cádiz.

Pablo Fernández-Pujol es un pintor acertadísimo, con una calidad técnica totalmente contrastada, capaz de asumir los asuntos más variados y complejos. Pero no sólo se ha quedado en la mera circunstancia pictórica, sino que se ha adentrado, sabiamente y con profundo dominio del medio, en las nuevas tecnologías, creando videoinstalaciones que no pasan desapercibidas y que atrapan la mirada –algo que es tremendamente difícil en estas situaciones de la nueva creación–, además plantea poderosas acciones que podemos llamar escultóricas que, también con novedosos desarrollos plásticos, abren nuevas perspectivas en una faceta artística a la que muchos son los que han dado de lado. Por todo ello, nos encontramos ante un artista total que sabe emplear las circunstancias adecuadas a cada momento y en todas ellas aportar realidades creativas de profunda significación.

El arte gaditano, de gran dinamismo y con figuras de manifiesta importancia en el contexto general del arte español, no puede estar completado sin el nombre de este artista que dota al sistema creativo de una luz muy especial. Es un autor de amplio recorrido, con una pintura poderosa, redonda, de acertadísima concepción plástica, muy bien sujeta a los presupuestos conceptuales y dejando constancia de los serios postulados que siempre han regido a la gran pintura eterna. Es un consumado creador de acciones; asuntos artísticos de indudable proyección creativa que se sirven de los más diversos elementos para crear posiciones plásticas intervencionistas con la complicidad de un espectador, pieza final del entramado compositivo de las piezas creadas. En todas sus actuaciones Pablo Fernández-Pujol juega con la imagen, la manipula y transforma para crear profundos estadios de emoción. Sus obras inducen a la participación, amplían los radios de acción para que todo se convierta en un ejercicio de completa creación. Al mismo tiempo ejerce como un acertado realizador de imágenes, tanto con el medio fotográfico como con el de la videocreación; ajustando continente y contenido a una realidad magnificada desde el poderoso sistema generador de un artista que se siente poderoso en el proceso, solvente en la ejecución final y resolutivo en la transmisión de su posición creativa a un espectador, eslabón final de la cadena.

La personalidad artística de Pablo Fernández-Pujol es amplia y perfectamente sustentada en una modernidad absoluta que él domina sin imposturas, con todo el poder expectante de una plástica abierta donde todo queda ajustado a los planteamientos de la verdad creativa, esa que asume los conceptos claramente para que de ellos partan infinitas vías de ejecución, con los elementos adecuados para que fondo y forma estructuren una obra llena de entusiasmo y personalidad indiscutible.

Cuando el arte más actual adolece de sistemas compositivos bien sustentados, nos encontramos con la obra exultante de un artista que sabe lo que quiere, que sabe lo que hace y que sabe cómo llevarlo a cabo con los postulados de lo que se siente como artísticamente auténtico. Es Pablo Fernández-Pujol un artista que ejecuta los actos primordiales de un arte lleno de sentido salido de un artista total, convencido y convincente.