El acueducto romano en el XVIII
El Conde O'Reilly quiso restaurar esta infraestructura que conducía el agua de Jerez hasta Cádiz y comisionó al ingeniero Ignacio Garcini que hiciera un reconocimiento general en 1782
EL abastecimiento de agua potable a Cádiz, como servicio urbano indispensable, ha supuesto desde siempre una seria preocupación. Se realizaba fundamentalmente desde El Puerto de Santa María, estableciéndose el precio del barril de dos arrobas de 7 a 10 cuartos, en función de la distancia del muelle a las calles.
Respecto a los pozos que en número de seis se reconocen en el padrón de 1773 como existentes en Puerta de Tierra, se constata la intervención del Cabildo en la explotación de los mismos, al menos desde 1718. La 'carga de agua', debía tener precio fijo en función de la distancia a la ciudad y los cántaros que componen dicha 'carga' ser de tamaño adecuado. Al aumentar la población de vecinos en Extramuros, el agua de la zona sirve para abastecer a los núcleos que se van consolidando.
La gran necesidad de aumentar el abastecimiento a finales del XVIII, a causa del aumento de población en intramuros, lleva al proyecto de determinadas obras de extracción y canalización de aguas, como el proyecto de 1791 que pretende llevarlas desde el pozo del convento de Santa María hasta la Puerta del Mar, a través de conducciones bajo la calle San Juan de Dios y la plaza del mismo nombre.
Mención aparte merece el intento del Conde O´Reilly de restaurar el acueducto romano que conducía el agua a Cádiz desde el Tempul. Ya en el siglo XVI hubo un intento de recuperación del acueducto para abastecer a Jerez de la Frontera. (A.M.J.F. AC 1576, 646-655).
De esta forma se remediaría la necesidad de la provisión de agua saludable de la que se carece, viviendo a expensas del abastecimiento exterior y del agua de lluvia de los aljibes. Todo era insuficiente para el consumo no sólo del pueblo sino de los buques, de los ejércitos y la armada con ocasión de la guerra contra Inglaterra.
En 1782 se comisionó al ingeniero D. Ignacio Garcini para hacer un reconocimiento general del acueducto, asistido del maestro fontanero D. Antonio Ruiz Florindo enviando un informe el 12 de julio "acerca de la posibilidad de facilidad y coste de su rehabilitación", tal como se documenta en el 'Libro donde se notan las operaciones, travajos y demás perteneciente al reconocimiento, descubrimiento y Proyecto de reedificar el Aqueducto de los Romanos que se dirigía desde Tempul a Cádiz, cuyo reconocimiento se hace por orden y disposición del Excmo. Sr. Conde O'Reilly, Capitán General de Andalucía y Gobernador de dicha Plaza'. Año de 1783.
El 12 de julio de 1782 suscribe su informe. Para ello ha recorrido más de 11 leguas desde Tempul hasta Cádiz, encontrando un primer tramo de ¼ de legua en mina, luego atarjeas con bóveda hasta las ruinas del Acueducto de los Arquillos sobre el río Salado de Paterna, con atanores cerrados sobre el Acueducto. Continúa mediante cañerías de atanores revocados interiormente con 'zulaque fino', a veces enterrados, encontrándose cegado en distintos parajes. Al llegar a la Bahía, el Acueducto se apoya en el Puente Suazo.
El informe, que consta de 7 páginas y un plano, concluye:
"Que el manantial de Tempul, siendo abundante, tiene suficiente desnivel para llegar a Cádiz, que es posible habilitar el acueducto antiguo… y que hasta llegar a cuatro leguas de distancia de Cádiz se puede hacer la rehabilitación con la tercera parte del costo, pero para fundar con más exactitud estos cálculos conviene descubrir por distintos parajes el acueducto, examinar su estado, trazar su dirección, y nivelar sus puntos."
Realiza Garcini un cálculo estimativo del coste de la obra, cercano a los 3 millones de rs. vn.
Al año siguiente el Conde O´Reilly, en un momento de gran bonanza económica, cuando los comerciantes acaudalados reciben 12,5 millones de pesos procedentes de Vera Cruz y La Habana, en agosto de 1783, comisiona al coronel ingeniero Antonio Hurtado y al coronel ordinario Vicente Rueda para hacer un reconocimiento y examen prolijo del acueducto y un proyecto de las obras necesarias para su habilitación.
Salen de Cádiz el 28/IX/ 1783, con José Nandín, teniente coronel y capitán del regimiento de Nápoles, encargado de la distribución de caudales. También se nombraron a los maestros prácticos D. Pedro Albisu, arquitecto mayor de Cádiz, a Antonio Ruiz Florindo fontanero, que era maestro experimentado al haber realizado una conducción de traída de aguas a Puerto Real de 7.400v.s., como indica el propio informe, y a Francisco León alarife de la ciudad y Pedro Remigio Márques, maestro alarife, acompañados de 30 hombres de tropas, 4 peones o paleros diestros, con útiles y herramientas, llegando al Tempul el día 30.
Levantan planos de los manantiales y del castillo de Tempul, rozan malezas y zarzas, excavan y reconocen las fábricas, realizando un total de 130 calicatas o registros, hasta el 19 de diciembre deteniendo los trabajos "donde empieza la mina del puerto de la Cruz", con un recorrido total de 17.577 varas, equivalentes a 14.677 m. El puerto de la Cruz se encuentra en el cruce de la carretera 5.034 que va de San José del Valle a Arcos de la frontera con la Cañada Real de la Sierra, en la aldea de Alcornocalejo, a unos dos kilómetros de San José del Valle.
En enero de 1784, informan al Cabildo del resultado de la expedición: después de reconocer todos los manantiales, concluyen que ninguno es tan abundante como el de Tempul, "cuya conducción a esta Plaza auxilia en gran parte el antiguo conducto que hicieron los romanos del que existen los cimientos y parte de la obra."
En las actas capitulares de 19/I/1784 se hace la "Descripción del famoso acueducto romano: expuesto, análisis, exposición y resumen sobre proveer de agua e este Pueblo":
"Proyecto que se ha propuesto para traer el agua del Tempul abundante para proveer no sólo al vasto vecindario de este crecido pueblo sino las escuadras y expediciones que se habiliten en su Puerto.
El acueducto romano comunicaba las aguas desde el manantial de Tempul a 11 leguas, hasta la Isla Mayor (…) con varios depósitos en diversos sitios de esta ciudad (… )en dicho manantial fluye en cada 24 horas, 345.000 pies cúbicos (…) agua buena según aseguran 40 las personas que durante un mes la hemos bebido, habiendo curado algunos achaques, agua clara (…) según análisis hechos en la ciudad por los médicos...
Para hacer el importe de habilitación del acueducto hay que limpiar 10 minas que hemos hallado en la distancia de 74.000vs. … hemos descubierto todo el camino que lleva hasta el Puerto de la Cruz y es una vereda de 5 pies ½ y medio de alto y 2 de ancho".
Un mes más tarde, el 28 de febrero de 1784, se solicita por el Cabildo la intervención de "un arquitecto de singular habilidad al encargado de los negocios en la Corte de España a la de Roma… Había hallado uno muy a propósito que aceptaba venir a la ciudad si le costea viaje y concurriera con honorarios de 24 a 30 mil reales de vellón al año". Se acuerda que se continúe con la solicitud.
Scipion Perosini, arquitecto e ingeniero hidráulico, y Henrique DuBornial, ingeniero, informan sobre el estado y recuperación del acueducto, recogido en documento fechado en Cádiz, el 1 de abril de 1786, que obra en la Biblioteca Provincial de Cádiz. El segundo estudia los tramos cercanos a Cádiz, desde las afueras de Puerto Real.
Informa Perosini que del antiguo acueducto no quedan más que "su dirección y algunos vestigios". Achaca a los romanos la excesiva construcción de "acueductos faldeando montes", al no dominar la técnica de hacer minas por no disponer de brújulas, lo cual alarga en exceso el recorrido. Sobre las minas propone "no hacer gran cuenta de ellas porque cuesta infinito tiempo y fatiga encontrarlas…", siendo muy peligroso trabajar en ellas por su ruina.
Proyecta hacer obras para reunir las aguas de diversos nacimientos en el Tempul y detalla tramo a tramo las obras que han de ejecutarse y su valoración pormenorizada.
Propone un declive de un pie por cada mil varas, haciendo "expurgatorios" donde el terreno está más bajo, para filtrar el agua, en batería doble para que se puedan limpiar sin cortar el flujo del agua. Considera dos zonas de considerable dificultad: el Valle de los Arquillos, cerca de Paterna, y las Salinas de la Isla. Es partidario de no forzar el agua en conductos cerrados, sino conducirla por puentes. DuBornial fue encargado por O.Reilly de proyectar un puente o arcada sobre las salinas y Perosini propone un gran puente en el Valle de los Arquillos.
En 1787, el Conde de Floridablanca releva a O´Reilly de sus cargos en Cádiz y le encarga la supervisión de las fortificaciones de la Costa Cantábrica. Ello supuso el abandono del costoso proyecto de recuperación del acueducto.
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