Festival Música del Mar

Riki Rivera: “Cuando di el paso de cantar en el escenario, algo crujió dentro de mí”

  • Con disco previsto para el 22 de octubre, con la cabecera de la nueva ‘La isla de las tentaciones’ y con ‘Sevillanas de Brooklyn' por estrenar, el artista gaditano llega este viernes 27 de agosto a Música del Mar

El artista Riki Rivera en el barrio del Mentidero.

El artista Riki Rivera en el barrio del Mentidero. / Lourdes de Vicente

Toca, produce, arregla, compone, canta y cuenta, Riki Rivera, ganador de un Goya por el tema principal de El Niño, artífice de la banda sonora de la comedia Operación Camarón y autor de temas para artistas como India Martínez, Pasión Vega, Malú o Miguel Poveda es, sin duda alguna, uno de los artistas más originales, poliédricos y talentosos que ha dado esta tierra. En el barrio del Mentidero donde nació y se crió nos sentamos con el gaditano para hablar no sólo de su actuación de este viernes 27 de agosto en el festival Música del Mar, sino de su exitosa carrera en la composición para la industria del cine, de su próximo disco y, sobre todo, de lo que significa caminar hacia el lugar que siempre admiró “con la fascinación de un niño chico”. “Lo sentía cuando tocaba a David Demaría, también con India, y cuando di el paso de cantar en el escenario, algo crujió dentro de mí”, reconoce.

Y es que el excelso guitarrista que, aunque “tocándole al (David) Palomar por soleá estaría toda la vida”, asegura, necesita “comunicar” su propio universo, su propio punto de vista y su propio concepto musical con todos los recursos de los que dispone. Por suerte, son muchos. “Cuando en ¿Qué pasaría si pasara? –espectáculo que guioniza y comparte con Palomar, El Junto y Roberto Jaén–decido hacer e interpretar yo la canción final para rematar el espectáculo con algo doliente, te aseguro que sentí como si una cáscara se rompiera, un crujido, una emoción, y después la necesidad, como una droga, de tener más de esa sensación. Ya me pasaba todo el espectáculo deseando que llegara mi solo de guitarra y esa canción final”, rememora el músico aquel momento de no retorno en el que comprendió que tenía que ir soltando mucha de su labor de acompañamiento a otros artistas para ocupar su sitio bajo el foco.

Fruto del camino que comenzaba entonces es este Nada que no sienta, una experiencia más que un concierto, en el que la guitarra solista, la canción y el monólogo se dan la mano en una propuesta “de unas dos horas de duración” en la que hay lugar para reír, para emocionarse y para la reflexión. “El espectáculo está dedicado a una amiga que tengo que no está en un buen momento, un momento de esos en los que ve más luces que sombras. Ella siempre viene a verme a actuar y el viernes vendrá pero tiene cero ego con lo que ni la veréis, aunque yo iré hablando con ella y cantándole mis canciones para recordarle que el día que comprendí que lo único que me voy a llevar es lo que vivo, comencé a vivir lo que me quiero llevar. Y a partir de ahí se sucede un concierto y, bueno, al final, todo esto tiene un sentido que va un poquito más allá...”Ni lo dudamos. Rivera y los malabares lingüísticos, Rivera y las trampas al corazón, Rivera y las emboscadas a la razón. Rivera y las mascaradas. Ocultando una verdad para, al cabo, cuando menos te lo esperas, revelarla. “A mí es que me gusta mucho esa técnica tan antigua del teatro que indica que a través de la risa el público descuida todas sus puertas y es en ese momento, cuando las deja todas abiertas, en el que tú tienes licencia para entrar por la que quieras; y a mí me gusta hacerlo unas desde la emoción, otras desde la sátira, otra desde la reivindicación”, confiesa para concretar que esta propuesta –“este grito”, “este alegato”, avanza– lo deja “fundido”.

En Música del Mar, escenario que conoció la pasada semana durante el fin de fiesta de su amigo David Palomar, lo hará a través de una colección de canciones nuevas, además del bolero Cuando salga de esta casa, que “conectó mucho” con el público durante el confinamiento, y algunos temas de su primer disco, Estación Khandwa. “Todas estas canciones tendrán sus introducciones pero, sobre todo, hay un monólogo central bastante potente”, suma.

Un show que aunque meses atrás ha girado en solitario por diferentes salas del país, ahora se enfrenta al gran formato por lo que Rivera se acompaña de una banda formada por Fran Hurtado, José Manuel Posada Popo, Dani Ruiz y las voces a los coros de Brenda García y Miriam Ballesteros, para las que Rivera sólo tiene halagos “no sólo por cómo cantan, sino por la profesionalidad con la que trabajan”.

Los nuevos temas de este espectáculo se reunirán además en el próximo disco de Riki Rivera, Las que nadie quiso es su título, que saldrá a la luz “el próximo 22 de octubre” y cuyo primer adelanto en forma de single, Una vida entera, “además de en Música del Mar, donde se estrena, lo podremos escuchar el 16 de septiembre”, adelanta su autor que avisa que tiene “muchas noticias buenas que dar” a riesgo de ponerse “muy intenso”, cosa que “odia” aunque “no lo puede remediar”. “Eso es como el que no quiere ser rubio pero tiene el pelo de Koeman”, dice, muy ligero, muy serio, como se dicen las cosas de Cadi (sin la paradinha que espera la risa, tan propia de un mal cómico), antes de explicar que tiene pendiente los estrenos de los temas que ha hecho con Miguel Poveda y Vanesa Martín, respectivamente, para la película Sevillanas de Brooklyn; culminar la producción de 8 miradas, el próximo trabajo del cantaor David Palomar; y la música de cabecera para el programa La última tentación de Mediaset.

“Sí, es que vuelven a llevar parejas que han superado el programa de La isla de las tentaciones o que están con otras parejas, y me han dado la cabecera. La verdad es que desde Operación Camarón estoy trabajando mucho con Mediaset”, aduce el músico que estuvo implicado “durante tres años” en la comedia de Carlos Therón y, especialmente, con la particularidad de “crear un repertorio concreto para un grupo de música que no existe, todo un reto para el director”, especifica sobre esos Lolos de la cinta protagonizada por Natalia de Molina y Julián López. “Al principio yo sólo iba a hacer el repertorio del grupo pero luego Carlos (Therón), que se ha portado increíble conmigo, me dio la oportunidad de trabajar todo el score, y eso ha sido una maravilla”, reconoce.

El gaditano Riki Rivera. El gaditano Riki Rivera.

El gaditano Riki Rivera. / Lourdes de Vicente

Y es que el cine aunque “es bastante complicado y tiene unos tiempos más dilatados que la producción de un disco”, apostilla el músico que se ha estado “formando en este terreno” durante los últimos “cuatro o cinco años”, está proporcionando al gaditano “muchas satisfacciones”.

“Fíjate ahora Sevillanas de Brooklyn de Vicente Villanueva (Toc, toc), que es con Movistar y Filmax, que me ha dado la oportunidad de componer con una artista que aunque conozco desde hace mucho tiempo está ahora en un momento creativo increíble”, alaba a Vanesa Martín, que interpreta la canción de los créditos del filme, “y a un artista de la cabeza a los pies como es Poveda”, remata.

“También hay dos colaboraciones espectaculares, la de Gerónimo Rauch, un cantante argentino afincado en España que viene de triunfar con Los Miserables y con el que he compuesto dos canciones en inglés, un swing añejo y un tema de gospel que canta Antonio Tomás, que es uno de los coristas de Pitingo”, detalla Rivera que, además, realiza “toda la parte sinfónica” con tintes italiano que van inspirándose en los aires “de Nino Rota o, sobre todo, Bernardo Bonezzi “un cantante y compositor de los 80-90 que molaba muchísimo, una melodía icónica suya es la de Farmacia de guardia”, recuerda.

Sevillanas, que se estrena el 17 de septiembre, es una de estas comedias tiernas que el mensaje central y el sentido es la familia”, cuenta el artista prendado del trabajo de Estefanía de los Santos, Carolina Yuste, Canco Rodríguez y Sergio Momo, el cuarteto protagonista, “además de por supuesto de morir con nuestro Asier (el joven gaditano, hijo del conocido cuartetero Ángel Gago, que interpreta a El Bolo, el niño de la familia), que tengo el orgullo de haber recomendado al director. Luego ya él fue al casting y con su talento lo convenció del todo”, se enorgullece.

Y es que, a pesar de que el gaditano vive en Madrid desde hace muchos años, se niega a cortar el cordón umbilical que le une a Cádiz y a su familia. Evolución revolución, por ejemplo, esa bendita bulería que compuso junto a su cuñado (David Palomar) para el nuevo trabajo del cantaor, 8 miradas, es buena prueba de ello. “La verdad que está quedando un disco bastante interesante. Palomar es un tío con muy buenas ideas, siempre viene al estudio con ideas predefinidas de lo que quiere y siempre con algún verso escrito en un papel, normalmente en un papel chungo”, ríe el productor que, por supuesto, trabaja “con toda la libertad en ese terreno” para afianzar los pasos del viñero en este nuevo camino que ha emprendido.

La de Riki también es otra senda nueva sobre escena, una con más responsabilidad, con más trabajo a la espalda, pero más gratificante. “Yo he pasado de estar sentado con la guitarra junto a otro, a estar sentado con la guitarra y hablar, a estar sentado con la guitarra, soltarla y hacer un monólogo, a estar sentado con la guitarra, soltarla, hacer un monólogo y cantar”, dibuja, a trazos gruesos, sus etapas un artista poliédrico y polisémico, un artista que se sube al escenario “para sentir ese hueco que hay entre los zapatos y el suelo que se llama libertad”, concluye.

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