1985 Rafael de Paula, en libertad condicional, torea de ensueño en la Maestranza
Hace 25 años
De negro y plata, rodeado de policías nacionales para que los fotógrafos le dejaran tranquilo, inició ayer tarde su paseíllo en la Maestranza de Sevilla el torero gitano, Rafael de Paula.
Instantes antes, Rafael se había arrodillado en la capilla de la plaza ante una imagen de la Virgen de los Reyes. Muy cerca, los suyos le habían colocado las estampas del Prendimiento y de la Virgen del Desamparo, a la que tanto rezaron ayer en Jerez para que triunfara su torero en Sevilla.
Y Paula fue el triunfador de la tarde. En las gradas, porque todo el mundo estaba con él en estos momentos dolorosos por los que atraviesa. En el ruedo, porque fue el mejor, porque bordó el toreo con la capa y con la muleta. Y porque, pese a pinchar repetidas veces, fue obligado a dar la vuelta al ruedo en medio de una impresionante ovación. Algo que ni el mismísimo Curro podía haber soñado en 'su' plaza.
Ovación de clamor cuando repitió un quite lentísimo al último toro de la tarde. Y ovación, con la plaza a punto de venirse abajo, cuando Paula se agachó cogió un poco de albero maestrante y lo besó.
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