¿Hay azoteas, Cecilio Chaves? Cecilio Chaves (Cádiz, 1972), famoso por sus perspectivas dibujadas en los cielos, ríe ante la pregunta. Como ejemplo de esa querencia por líneas plásticas y blancos de cal está su último paso por la capital gaditana hace un par de años, en la Galería Benot. En el montaje que ayer inauguró en el castillo de Santa Catalina, las azoteas también están presentes: "Hay azoteas, sí. Bastantes. Muchas -comenta el artista-. De hecho, hay un cuadro que mide siete metros de ancho por uno con setenta de largo que es una enorme panorámica desde la torre de Poniente de la Catedral, así que hay azoteas para dar y regalar".
"Sin embargo -continúa- la parte del vídeo y fotografía la conforman varios paseos por las calles, que son los sitios por los que yo ando". Y es que Cádiz al cuadrado -la muestra que podrá verse en el castillo durante todo el verano- es una instalación heterogénea de pintura, fotografía retroiluminada, vídeo y 'cajas escénicas': "A mitad de camino entre la pintura y la escultura -explica Chaves-, en las cajas van insertados tres cristales, cada uno separando un plano del cuadro, destacando la sensación de tridimensionalidad".
Treinta piezas en total que tienen como hilo conductor a la ciudad y que no olvidan ese cierta "sensación de cubismo" que dan las perspectivas desde lo alto de los edificios del casco antiguo gaditano: "Sí, se puede decir que sí, que pintar azoteas me da paz -contesta el autor-. De pequeños, siempre hemos jugado en las azoteas, era allí donde se celebraban las comuniones de todos los primos, hermanos y vecinos, antes de que se empezarán a celebrar a lo grande, y también era nuestro espacio de juegos... Así que supongo que pintar en la azotea me lleva un poco al pasado, a una época de absoluta felicidad, sin preocupaciones. A la vez, claro, se combina con la historia de pintar un cuadro, que te tiene sufriendo durante todo el proceso hasta que ves a donde llegar... Pero en general, yo creo que me da tranquilidad".
Que esta exposición iba a ser un montaje multidisciplinar lo tuvo claro Cecilio Chaves -cuenta- desde que le propusieron la sala: "En cuanto empecé a ver el espacio, empecé a hacer la maqueta -dice-. Lo único es que la sala iba a quedar en blanco y no me gustaba, así que la he ido pintando gradualmente en distintos colores, terminando en el espacio en negro de la fotografía, con el juego de luces y sonidos. La cuestión era romper la monotonía cromática y de sonido. Es una sala que se prestaba a este tipo de montaje, y vino muy bien, porque yo no tenía ganas de repetir lo mismo, así que puse la cabeza a funcionar para, finalmente, llegar hasta aquí".
En una de las paredes, y como ensayo de arte efímero, Cecilio Chaves ha pintado directamente sobre el muro la continuación de uno de los cuadros, "que eliminaré cuando acabe la muestra", apunta. Chaves, que vive y trabaja entre Cádiz, Vigo y Berlín, ha desarrollado con anterioridad puestas en escena semejantes a la que ahora puede contemplarse en el fuerte gaditano.
Algo parecido, comenta, organizó en su última exposición en una galería de La Guardia, en Galicia. Un tipo de proyectos que Chaves encuentra mucho más gratificantes: "Un montaje de pinturas es más fácil -indica el artista-, pero esto es mucho más divertido. Es como una especie de parque temático del arte. Aquí, además, he estado trabajando muy a gusto con el equipo de montaje...En cuanto tenga oportunidad de volver a exponer en otro sitio, ya sea en ámbito privado o público, lo haré así".
En esta ocasión, la intención del montaje es "introducir al visitante en el ambiente de la ciudad dentro del espacio de la sala -explica Cecilio Chaves-. Como si fuera una continuación del paseo por la ciudad, pero un paseo algo especial, que no se puede admirar sólo paseando por sus calles, sino que se completa además con las azoteas como contrapunto a ese Cádiz de calles sombrías y luminosas".
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios