Nuevo "instante de gloria" para Griselda Gambaro

Hace años un abrazo se convirtió en un "instante de gloria" para, entonces, una joven escritora llamada Griselda Gambaro. Ella que se creía "ignorada", que se creía "una especie de extranjera" para sus colegas, se encontró una mañana en la sede de la sociedad de escritores de Buenos Aires con una "figura consolidada", un "artista cabal". Atahualpa del Cioppo, ése era el hombre que le expresó "palabras de confianza" sobre su obra, ése era el hombre que transformó un abrazo en "un instante de gloria" para la argentina que ayer sentía y recordaba "más que nunca" el afecto expresado por Atahualpa mientras recogía el premio que lleva su nombre y que otorga cada año el Patronato del Festival Iberoamericano de Teatro.

Griselda Gambaro (Buenos Aires, 1928), ahora, una escritora con una trayectoria plagada de éxitos en el teatro, en el relato y en la narrativa, quiso compartir su primer encuentro con Atahualpa del Cioppo en el discurso de agradecimiento al premio, recibido de manos de Yolanda del Cioppo, viuda del uruguayo, con el público que llenaba el salón de Plenos del Ayuntamiento de Cádiz.

"Hoy que recibo este premio siento ese abrazo y ese instante de gloria y experimento la misma gratitud pero ahora por esta historia de amor que vive el FIT con el teatro. Amor que incluye conceptos como responsabilidad, oficio, ética y solidaridad que son virtudes con las que cuenta el FIT, quiénes participan y quiénes lo organizan", alabó la homenajeada que agradeció al Patronato "este reconocimiento que me devuelve el abrazo de Atahualpa" y que culminó su intervención haciendo un canto "a la hermosa persistencia del teatro que nos otorga, seamos público, seamos actores, como a niños asombrados, la eternidad en un día".

Ante las palabras de Gambaro, el aplauso del público fue unánime, cerrado, definitivo. También lo fue cuando Yolanda del Cioppo, tras entregar la XIII edición del galardón, se dirigió a los presentes certificando el aprecio que el dramaturgo sentía por la argentina. "Siento mucha emoción y alegría al entregar este premio a una persona que en vida Atahualpa respetó y se deleitó con sus obras. La consideraba una gran mujer por su coherencia, sus principios y su responsabilidad en lo social y en lo político", expresó la viuda, visiblemente emocionada.

De este compromiso social y político en su vida y, sobre todo, en sus obras hablaron la autora y directora Margarita Borja y la profesora Ana Sánchez Acevedo, que se encargó de realizar la presentación de Gambaro momentos antes de la recepción de la distinción.

Borja, coordinadora de los Encuentro de Mujeres de Iberoamérica en las Artes Escénicas, fue quien "abrió la posibilidad" de que el Patronato se acercara a la figura de Griselda Gambaro, tal y como explicó al comienzo del acto la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, que presidía la mesa principal del salón junto con el concejal de Cultura, Antonio Castillo , y la homenajeada. La autora disertó sobre la influencia "definitiva" que la obra de Gambaro ha ejercido sobre ella, además de enumerar algunas anécdotas y encuentros con la argentina.

Sánchez Acevedo, cuya tesis versó sobre la obra de Gambaro y es experta en teatro contemporáneo argentino, se enfrentó a la "ardua tarea" de "sintetizar un par de ideas" sobre una autora que, como declaró, le "afecta" y le "interesa".

"La literatura de Gambaro ofrece una mirada ética y social indosoluble a su creación que abarca la relación íntima y constante de los abusos de poder y de las estrategias de manipulación de poder con cómo nosotros nos enfrentamos a ese poder cuando ya ha perdido su legitimidad", relató la investigadora que también ve primordial el concepto de "opresión selectiva de la miseria" que Griselda Gambaro introduce en sus obras.

La presentadora destacó la "rara y valiosa lucidez" de una escritora que, en alguna ocasión, había declarado "que había escrito demasiado". Sánchez Acevedo quiso terminar su intervención respondiendo a esta opinión: "Gracias por haber escrito tanto, incluso aunque usted crea que es demasiado, gracias por su inconformismo, por su tenacidad, por incomodarnos, por crear esa realidad otra que nos revela y nos rebela y gracias por abrir huecos en las paredes para romper con el engreimiento de la estabilidad y lo seguro".