VII Festival No Sin Música/Vetusta Morla

Noche de traca y Vetustas maneras

  • Vetusta Morla firmó en Cádiz un espectáculo apoteósico, enérgico y multitudinario

  • Los murcianos Second tampoco defraudaron con una actuación brillante en el muelle

Pucho, vocalista de la banda Vetusta Morla, durante su actuación en el NSM.

Pucho, vocalista de la banda Vetusta Morla, durante su actuación en el NSM. / Joaquín Hernández Kiki

Cómo resumirlo en solo una crónica. ¿No les ha ocurrido nunca eso de plantarse ante un fuego ingente a sabiendas de que la quema será brutal y, en lugar de huir para no ser alcanzado, quedarse a contemplar las llamas con los ojos perplejos, la gran traca final que todo hace retumbar, la mecha encendida que conduce a la imparable explosión? Algo así puede ser la sensación, el bosquejo de resumen, que queda en el cuerpo ante el apoteósico directo de la banda Vetusta Morla. Un espectáculo que ayer en el festival No Sin Música de Cádiz arrasó con todo ante el entusiasmo multitudinario de los seguidores de la formación madrileña. Llegaban por segunda vez a la cita gaditana -estuvieron en 2015- y volvieron a incendiarla.

Vetusta Morla son ya una marca propia en la música española. Sus directos no deben de parecerse a ningún otro porque la energía que desprenden es inimitable. Y sus maneras, también. De Vestustas maneras, con sello personal, se presentaron en el muelle gaditano y en hora y media formaron la revolución en una tierra con vetusta fama de revolucionaria, a su manera.

“Estamos en Cádiz, un puerto importante para esa Constitución que los políticos se pasan por el forro, incapaces de llegar a ningún acuerdo”, abría fuego el cantante de la banda Pucho. “Hemos venido aquí a celebrar el amor. A muchos se les olvida que el amor es sin condiciones. Una de esas raras artes que circulan por el universo es la música y sin música y amor no podemos vivir. Celebremos las dos cosas”, continuaba su disertación el vocalista ante una audiencia expectante.

Pucho es toda una escuela de interpretación y un alma libre sobre el escenario, puro fuego. Acompaña las canciones con movimientos propios, concentra toda la energía frente al micrófono para lanzarla en los estribillos de Vetusta Morla, convertidos ya en himnos del pop rock patrio, y no duda en mezclarse con su público y recorrer parte del muelle gaditano como uno más, sudando las canciones del fuego compartido, perfectamente arropado por sus chicos desde las alturas. También es puro teatro, es un Hamlet indie cuando sostiene una caravela mexicana de cerámica para anunciarle que la noche ya está prendida, o se coloca una peluca rubia a lo Doctor Jekyll y Mr. Hyde.

El formato, además, fue espectacular gracias a unos interesantes visuales en pantalla grande que mezclaban el cómic, los cálculos matemáticos y los paseos siderales o, simplemente, acercando el ojo del público a las siluetas de la banda, a la fuerza de sus rostros y maestría de su ejecución melódica.

Vetusta Morla se han hecho grandes en canciones, aunque no quisieron olvidarse de los inicios. “Depedro, Rozalén, nosotros y muchas bandas que estamos aquí no hemos llegado un día y hemos sido cabezas de cartel. No sé qué os habrán contado. Las bandas de este festival hemos crecido en las salas de conciertos, lugares que poco a poco se están olvidando en favor de festivales múltiples, variados y diversos. Pero no hay que olvidarse de las salas, hay que pasar por ellas y apoyar a las bandas que están empezando. Cuando llegue el invierno, hay que salir a tomarse unas cervezas y a escuchar al amor en un pequeño bar”, reivindicaba el cantante.

Vetusta Morla regaló a Cádiz -muy presente en una foto de Mágico González que reposaba sobre los teclados- temas, pura traca para los oídos, como Deséame suerte, Golpe maestro, Maldita dulzura, Copenhague, Boca en la tierra, La vieja escuela, 23 de junio -ataviado con mandil-, Consejo de sabios, Mapas -la del trayecto entre el público-, Valiente, Te lo digo a ti, Fiesta mayor, El hombre del saco y Los días raros.

No le fueron a la zaga más tarde los murcianos Second en el escenario principal del NSM, todos de negro en escena y con ganas también de seguir dando traca. Presentaron también un directo repleto de energía, ardiente en sus formas y contenido, con temas como Rodamos, Por primera vez, 2502, Nivel inexperto, N.A.D.A.-cantada casi al oído por el vocalista Sean Frutos a uno de sus guitarristas-, Muérdeme, Nueva sensación, Contra viento y pronóstico, Teatro infinito, La suerte de tu piel, Invierno dulce, Atrévete, Rincón exquisito y Mira a la gente.

La formación, tomando el testigo de Vetusta Morla, reivindicó el papel de las salas de conciertos en el bagaje de las bandas que hoy triunfan en los grandes carteles del país: “Estamos superagradecidos. Veníamos de tocar de salas pequeñitas y esto nos hace volver a aquellos tiempos, nos hace sentirnos como inexpertos”, admitía el cantante de Second.

Pero tras ellos aún quedaban brasas por apagar en el muelle de Cádiz y bastante público ansioso de que llegara la traca final, el deseado fin de fiesta. Éste correspondió a la extraña pareja que forman los dj’s Elyella. El gran simio y la chica de oscura mirada fueron los encargados de apagar el gran incendio musical de la noche del viernes en el No Sin Música con una sesión que se extendió más allá de las cinco de la madrugada.

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