La Caleta vivirá esta tarde de domingo a partir de las siete una experiencia muy especial. Medio centenar de gaditanas mostrarán al público el trabajo realizado durante este Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz (FIT) en el taller de la compañía de danza Mucha Muchacha, un proceso creativo que bajo el título de Fiesta otoñal parte de la ‘haka’ neozelandesa, la contundente danza maorí universalizada a través del deporte, para ofrecer una versión muy personal de este baile con el que la compañía, formada por cinco mujeres, quiere caminar hacia el empoderamiento femenino.

Belén Martí es una de las componentes de la joven compañía Mucha Muchacha, también integrada por Ana Botía, Marta Mármol, Chiara Mordeglia y Marina de Remedios. Martí explica que este taller fue la primera actividad abierta del grupo, una forma de dar a conocer su propio proyecto de investigación que se estrenó en Madrid y que ahora han traído al FIT gaditano con alguna particularidad: “En Cádiz será bastante especial porque Miguel e Isla (directores del festival) nos propusieron que fuera para un grupo más numeroso de mujeres, medio centenar, y que pudiéramos enseñar el resultado del proceso en la Caleta. Estamos expectantes”.

Durante tres días, Mucha Muchacha ha trabajado con este medio centenar de gaditanas de más de 15 años, algunas de ellas sin vinculación alguna con la danza: “El rango de edad es muy diverso y eso es muy bonito para el encuentro. Además, puede ser gente que haya bailado, gente que no haya bailado jamás... Parece más interesante así, nos interesaba ver cómo dialogaba la coreografía con cuerpos que no son de bailarines. Siempre funciona muy bien esa mixtura”.

La ‘haka’ neozelandesa es una danza que aparece en Mucha Muchacha desde el principio, desde su pieza Volumen 1, por lo que no es accesorio que sea el punto de partida del taller y, por tanto, de la representación de esta tarde en La Caleta: “Veíamos en esa danza maorí lo que estábamos buscando para buscar una nueva fisicidad, una fisicidad que fuera fuerte, luchadora, guerrera, enérgica e, incluso, un poco violenta, y encontramos varias referencias; nos parecía que el material tenía mucho en común con la danza española y el flamenco en cuanto a ritmo, el rito, lo mágico, lo que trasciende, la percusión, incluso la voz con el quejío. Y la hicimos nuestra, hicimos nuestra versión. Eso es lo que vamos a compartir con las chicas en el taller”.

La participación de Mucha Muchacha en este FIT se completó el pasado jueves con la puesta en escena de su obra homónima, la primera pieza de larga duración de una compañía que se declara abiertamente feminista y contemporánea y que pone sobre la escena el mejor lenguaje posible para expresar su inquietud creativa.