"Todos quieren empadronarse en El Puerto de Santa María", cerraba su crónica el Rolling Stone, una de las publicaciones de referencia del panorama musical, sobre las 72 horas en las que junto a la desembocadura del Guadalete se ha congregado casi todos los que son alguien en la música independiente española. La quinta edición del Deezer Monkey ha logrado su objetivo. Se quería ir un paso más allá de la consolidación. Ya no existen dudas sobre su viabilidad y su futuro está garantizado. Ahora quería ser la referencia de la industria musical alternativa. Y se ha conseguido. Más profesionales acreditados que nunca avalaban la posición del festival de El Puerto en el calendario de este negocio.

Tali Carreto, uno de los organizadores, mostraba ayer su satisfacción: "Ahora es el momento de reunirnos. Ha habido algunos pequeños fallos, casi todos técnicos, que han afectado a los horarios, pero por lo demás todo ha funcionado a la perfección. La satisfacción de los profesionales que se han reunido en El Puerto ha sido absoluta".

Para Carreto, "ahora es el momento de que se nos vea como algo más que una feria de la música indie. Queremos ser una feria musical de todo lo nuevo. Este año ya hemos apuntado algunas cosas en este sentido. Ha habido electrónica, mestizaje y otras propuestas que quizá alguien pudiera pensar que no tienen la etiqueta Monkey, pero que han tenido mucha aceptación, como Sonido Vegetal, que pusieron la plaza boca abajo".

Y en esa exploración no se quiere dejar fuera el flamenco. El homenaje el sábado a Ricardo Pachón, el productor que acercó el flamenco y el rock, ya marcaba un guiño en ese sentido. "Queríamos reverenciar a una figura que ha sido crucial para el camino que ha tomado la música en España y no sólo por La leyenda del tiempo, sino por toda una carrera repleta de trabajos brillantes". Esta clase de homenajes se repetirán en próximas ediciones, pero, además, se quiere dar un hueco a las nuevas tendencias del flamenco como una opción más dentro de la feria musical.

El segundo palo que se ha tocado ha sido la internacionalización. Se ha invitado a profesionales del xtranjero que han podido conocer el formato del festival de primera mano. "Muchos habían escuchado hablar de nosotros, pero ahora ya saben en persona lo que hacemos y se han ido satisfechos. De algún modo, queremos internacionalizar la marca y creo que hemos logrado encaminarnos en esa dirección a lo largo de este fin de semana".

A ello ha ayudado un tiempo magnífico y una puesta en escena que se ha metido en el bolsillo al sector: el cambio de ubicación del epicentro del festival ha sido fundamental. "La aportación de Osborne cediéndonos la bodega de Mora ha sido un pelotazo. Necesitábamos un lugar como ése para poder crecer en nuestra vertiente profesional. La gente, sencillamente, ha alucinado".

Esto es algo que se podía escuchar en los corrillos del propio patio de la bodega, donde Osborne aprovechó para dar a conocer productos destinados a un nuevo público, como los cócteles de sus brandies o el gran éxito del festival, muy por encima de cualquier grupo: los bocadillos de jamón de Sánchez Romero Carvajal con tomate que se vendían en una camioneta itinerante. Han arrasado. Las firmas presentes en la muestra han podido manejarse con más soltura y los miniconciertos en los 'stand' han sido una buena forma de dar pequeños flashes de sus artistas. Por ejemplo, ver cantar a una figura como Lisa Kekaula en Osborne a cappella fue todo un privilegio.

Uno de los invitados ilustres del Monkey, Carlos Jean, alabó el festival como lugar para conocer nuevas propuestas. Entre ellas, una verdaderamente curiosa, llegada de Granada: una empresa se dedica a organizar conciertos en domicilios privados. Llevan cuatro años funcionando y está resultando ser un formato que no para de incrementar sus seguidores.