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arte | josé alberto lópez

La ciudad con cielos orientales

  • José Alberto López inaugura en Santa Catalina 'Qadis 1001 noches' 

  • La muestra recoge las posibilidades de un Cádiz onírico, con una atmósfera inspirada en leyendas de India y Persia

José Alberto López posa junto a una de las obras de gran formato de la muestra.

José Alberto López posa junto a una de las obras de gran formato de la muestra. / Marcos Piñero

Cádiz, como ciudad imaginada, ofrece multitud de historias porque tiene, también como realidad, multitud de historias. Entre esas muchas Cádiz posibles e imposibles, palpitantes, está la que plasma José Alberto López (Cádiz, 1966), que lleva tiempo trabajando en la idea que presenta hoy en el Castillo de Santa Catalina. Comisariada por Paco Cano, la muestra Qadis 1001 noches podrá visitarse en la fortaleza hasta el próximo 26 de mayo. Una recreación, como orienta ya el propio título, de la ciudad natal del autor, en la que confluyen su “pasión estética y hedonista del mundo mediterráneo, los países árabes e indica con la imagen idealizada de la que fue Arcadia de mi infancia”, explica.

Unas cuarenta piezas en una técnica mixta, con impresiones digitales intervenidas manualmente. El trabajo de impresión se ha realizado, desarrolla el artista, “sobre dibujos, texturas y elementos de cuadros antiguos”, aprovechando los huecos en blanco para añadir elementos: los cielos, los espacios verdes, las palmeras. A nivel técnico, destaca la continuidad entre ambos formatos, superpuestos sobre un papel especial –algodón de 350 gr. traído de Francia–, para que os colores impresos no perdieran calidad. Y es que, si el color es el distintivo de la obra de José Alberto López, Qadis 1001 noches toma mucho del incomparable juego cromático de la India: azafranes, rosa intensos, azul eléctrico.

La muestra –que cuenta también con textos de María Ángeles Robles y Ana Sofía Pérez-Bustamante– está dividida en dos espacios diferenciados:por un lado, el integrado por las obras que fueron el germen de la propuesta, con construcciones y textos basados en Las mil y una noches y sus relatos situados en India y Persia —y que incluye alguna obra en monocromo que ofrece un interesante contraste—. Por otro lado, el traslado de toda esa “iconografía, imaginería y estética orientalizantes a edificios, paisajes y referentes reconocibles como parte del escenario gaditano”. La ciudad sigue siendo ella misma y es, a la vez, completamente distinta. Una idea que surgió –comenta José Alberto López– a partir del cartel anunciador de los carnavales de Cádiz en 2016, La ciudad disfrazada.

“Fue la plasmación de una cuenta pendiente que siento tengo con la ciudad desde hace años: el hacer una serie completa que ofreciera una imagen reconocible de la ciudad, con elementos que todos podemos identificar, pero con esa cortina onírica”, explica. Una propuesta que consiguió plasmarse gracias al apoyo del ayuntamiento a nivel de “tiempo, espacio, materiales...” y, por supuesto, a siete meses de trabajo:“Que no sólo computan en las horas con la pieza. Hay veces que me puedo pasar horas mirando cuadros o bocetos, me los llevo al cuarto, me duermo pensando en ellos... y voy trabajando según lo que el cuadro va pidiendo”.

Una importante línea común en los trabajos de Qadis 1001 noches es que todas las obras son nocturnas, “en esa hora azul –dice su autor–, justo cuando se pone el sol y todavía no se define la noche, con esos crepúsculos que no hay manera de creérselos si no los ves. Son, verdaderamente, los cielos de las leyendas orientales”. Cádiz, y sus horas de fiesta. Cádiz Cenicienta.

“Siempre me dicen que hago cosas que parecen de Marruecos, pero no es del todo cierto: toda esta arquitectura fantástica tiene un toque oriental –desarrolla José Alberto López–. La propia cúpula de la catedral podría pasar por la de alguna isla turca, la omnipresencia de las palmeras, incluso las torres vigía... Aunque Cádiz sea fenicia, no solemos pensar en su legado oriental. Hay pocos restos del periodo musulmán, que es el que asociamos directamente con lo exótico...”, prosigue el autor que apunta que la colección está dedicada a su madre, tras una época “difícil”.

Santa Catalina, el parque Genovés, las fuentes, las estrellas como papelillos de colores sobre el Teatro Falla, la Alameda... todos elementos del imaginario gaditano vistos por gafas de una evocadora intensidad cromática.

Da la sensación de que sería imposible que José Alberto López hubiera podido desarrollar su obra en un lugar diferente:“Pasé tres años en Madrid. De todo se aprende y de todo se sacan cosas, pero digamos que fueron grises. Yo necesito el mar –confiesa–. Perfectamente, me veo viviendo una temporada en Estambul. O retirándome en Marruecos”.

“Luego está la gran suerte –prosigue– de haber podido ejercer de profeta en mi tierra: recibo mucho cariño y apoyo de mucha gente, y puedo permitirme vivir de lo que hago. Eso no es frecuente”.

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