La subida del IVA aplicable a las entradas de cine al 21% el pasado septiembre fue la gota que colmó el vaso. Los empresarios distribuidores y exhibidores, asfixiados por la piratería y la falta de ayudas oficiales, ya no aguantan más. De lejos, la piratería es -coinciden todos- el mayor de sus problemas: cada película vista por 40 o 50.000 espectadores en sala es descargada ilegalmente entre 500 y 600.000 veces a través de la red.
Entre las posibles medidas, los implicados buscan hacer del cine algo más cercano al espectador, con precios asumibles y televisiones que entiendan que su labor no es solo "hacer caja" sino educar en el gusto audiovisual a través de la programación de buen cine, así como una mayor concienciación en torno al consumo cultural y su valor desde las escuelas.
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