34 Feria del Libro de Cádiz

Cristina Morales: “En nuestra mano está ser guerrilleras en todas las situaciones de nuestra vida”

  • La autora granadina presenta ‘Lectura fácil’ en la feria gaditana, una obra que ganó el Premio Herralde de Novela

La escritora Cristina Morales (Granada, 1985).

La escritora Cristina Morales (Granada, 1985). / Cristina Lidón

–Cuestiona muchas cosas: el sistema de catalogación de las personas según su coeficiente intelectual, el heteropatriarcado, la izquierda, los fachas. ¿Lectura fácil es por encima de todo eso una crítica a la normalidad asimilada e impuesta en la sociedad hoy día?

–Sí, lo has dicho de maravilla. Se hace un examen de que se entiende por normal en cada situación concreta de las que se examina en el libro: las clases de danza, el piso tutelado, las instituciones de las discapacidad, la asamblea de los anarquistas. Rigen que es lo normal y cuando algo se sale de lo normal, de esa normalización, cómo es sistemáticamente atacado. Quizá hay una excepción en el caso de las asambleas de los anarquistas. Mi intención era probar cómo esos espacios, donde el pensamiento y las decisiones se toman de forma colectiva y no horizontal, sí que hay cierta cabida para lo no normal. Porque precisamente, desde una perspectiva anarquista, lo que se busca es romper esa normalidad para crear un estado de libertad.

–Las protagonistas de su libro viven en los márgenes del sistema. ¿Se ha sentido usted así en el mundo de la literatura por su forma de escribir y por los temas de los que habla?

–Sí. Esta misma novela, sin ir más lejos, antes de ganar el Premio Herralde de Novela, fue censurada por otra editorial. No ha sido para nada fácil publicarla.

–¿No echa en falta la publicación de más novelas como la suya, crítica, deslenguada, ácida, en el panorama español?

–Tengo hermanos y hermanas literarias. Pienso en Munir Hachemi, que acaba de publicar Cosas vivas en Periférica; en Angélica Liddell y en su obra en La Uña Rota; y en Borja Bagunyà y Max Besora, autores de Trapologia.

–Una de las protagonsitas asiste a clases de baile a un centro cívico. Usted también es bailarina. ¿Cree que la danza, a veces tan cruel y discriminatoria, actúa de espejo de la realidad en este caso?

–Naturalmente. La danza es como es como es porque está inserta en la sociedad en la que está. La danza es uno de los lugares de disciplinamiento del cuerpo por antonomasia. Cuando el personaje de Nati se subleva de este disciplinamiento obviamente se le afea. No tenemos que referirnos al ballet. Hablamos de lugares donde se enseña danza contemporánea o que no son profesionales. Hablamos de clases de danza en centros cívicos. Claro que son un espejo de la sociedad en la que se insertan. No son burbujas, no son cápsulas.

–¿En qué medida los chistes contribuyen a sostener un sistema machista?

–Esos chistes existen al amparo del sistema que hace que eso sea gracioso. Pero bueno, está en nuestra mano revertir esa situación. En nuestra mano está ser unas guerrilleras en todas las situaciones de nuestra vida cotidiana. Es una lucha muy dura. A lo mejor el chiste te hace gracia, no te digo que no pueda hacerte gracia. El problema llega cuando el chiste no te hace gracia y como socialmente te pueden tratar de histérica o de loca te callas.

–No sólo critica a los machos fascistas o a los machos sensibles, que vienen a ser lo mismo, sino también a los progres machistas

–Precisamente nuestros mayores enemigos no son aquellos que identificamos, que no son de nuestros círculos. Hablo de gente de derechas o muy conservadora. La lucha contra ello es diferente. La lucha que tenemos que implementar en nuestro día a día, a nivel efectivo. Hay momentos en que el amante es tu enemigo. Tu amante es tu enemigo porque se comporta como un machista, un fascista. Puede ser tu amigo, tu novio. El enemigo lo puedes tener metido en la cama. Con estos convencimientos, de no me voy a morder la lengua, me embarqué en la escritura de la novela. Me dije: “Quizá estos temas merecen una atención literaria”.

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