Cultura

Catarsis 'abrahamers' en el Teatro Falla

  • El cantante y compositor isleño Abraham Mateo desata la locura en el abarrotado coliseo gaditano con un concierto donde el artista lució melodías, coreografías y sintonía con los fans

La devoción que lleva a la catarsis. ¡Qué les voy a contar del movimiento fan! Alaridos supersónicos, lágrimas, convulsión de piernas, proclamas de lealtad a muerte, camisetas serigrafiadas, pancartas, collages... Los y las abrahamers cumplieron con su parte, aficionados auténticos, casi de manual, que vieron colmadas sus expectativas con el concierto que la tarde de ayer protagonizó su líder en el Gran Teatro Falla. Abraham Mateo, AM. Pura adrenalina. Puro deslumbramiento para niños y preadolescentes que sucumbieron a cada movimiento pélvico del joven isleño que provocó la locura en el coliseo gaditano.

Con sus coreografías estudiadas y trabajadas al milímetro y con los mensajes directos a las jóvenes en pleno despertar sexual y emocional, Abraham Mateo se llevó de calle a la chavalería -y a los pacientes padres y madres- que durante dos horas asistieron al espectáculo de un artista que sabe conectar a la perfección con su público objetivo.

Un espectáculo efectivo que las jovencitas (también algunos jovencitos) y una buena cantidad de niños esperaban como agua de mayo, de hecho, las entradas para este concierto se agotaron a los pocos días de estar a la venta. Esperaban y desesperaban algunos aficionados que desde las dos y media de la tarde hacían cola, y entonaban cánticos como "Abraham pibón saluda a la afición"o "se nota, se siente, Abraham está presente", en la plaza Fragela para un show que comenzó a las siete de la tarde.

El nerviosismo iba in crescendo cuando, una vez dentro del teatro, un cronómetro en pantalla advertía que en cinco minutos el chico de sus sueños saldría a escena. Imaginen el lienzo en la cuenta atrás...

...Y tres, dos, uno, cero... La boca de AM en primer plano copó la pantalla. Mordiéndose los labios... La banda y los cuatro bailarines se van colocando en escena y, por fin, tomó su lugar Abraham. Rugió el Falla. Los más pequeños, casi por inercia e imitación de las jóvenes en shorts que reían y lloraban histéricas. Jóvenes que se volcaron en gritos durante todo el concierto, incluso, cuando el artista intentaba comunicarse con ellas.

Alcanzamos a escuchar que quiería darles "las gracias", que estar en el Falla era muy "importante" para él, que era una tarde "muy especial" y que estaba "muy contento" porque toda su familia estaba allí, menos su abuelo Emilio, que estaba malito. Ellas y ellos, a lo suyo, a chillar y a corear sus temas.

Mateo, por su parte, no se permitió ni un paso en falso. Cantó y bailó como si le fuera la vida en ello, con su voz melódica y con su gran destreza para el baile. Ejecutó a la perfección las coreografías con su equipo, entre ellos algunos de los exconcursantes de aquel Fama, a bailar. Uno de estos bailarines, Álex, hizo una demostración de beat box en duelo con el batería marcando uno de los momentos divertidos de una tarde donde hubo más hueco para la emoción. Como el dueto de Abraham con su hermano Tony o la salida a escena, en temas diferentes, de dos abrahamers elegidas al azar. Las chicas aguantaron como campeonas las ganas de abalanzarse sobre el artista y se dejaron hacer por él que las sacó a bailar, las besó (en la mejilla) y les susurró al oído.

Eres como el aire, Todo terminó, Girlfriend, Under cover, Fue un error amarte, Lánzalo, Señorita... Los temas y sus sólidas puestas en escena se sucedían sin dar tregua a tanta entrega. Los fans lo dieron todo y su artista, también.

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