Danza

Candela Capitán estrena la obra ‘19762. Solos y conectados’ en la feria alemana de Kassel

  • La coreógrafa, bailarina y artista de performance gaditana desarrolla a través de la danza el concepto de conexión en estos tiempos, con comunicaciones superficiales y redes sociales

El carrusel de ‘19762. Solos y conectados’ estrenado en Kassel

El carrusel de ‘19762. Solos y conectados’ estrenado en Kassel / Corinna Rosteck (Kassel (Alemania))

Una generación más conectada que nunca y, a la vez, tan real como paradójico, la desconexión nunca fue tan grande. Es la reflexión y el concepto que ha llevado a Candela Capitán a plasmar a través de las artes escénicas mediante un gran carrusel, pieza central de la performance, un sistema que atrapa y maneja, a la vez que conecta y al mismo tiempo que imposibilita el contacto físico. Enlace y distancia.

Con esta obra se estrena Candela Capitán en la producción escénica. Da un paso más así en su papel creativo, que había limitado hasta este momento a piezas más pequeñas en las que siempre había ejercido de intérprete, aunque contase con bailarines en colaboración. En '19762. Solos y conectados', que así se llama la performance, Capitán transforma su rol para ser la autora de la idea, de la coreografía y puesta en escena, dejando a seis intérpretes el desarrollo de la misma. "Es la primera vez que no estoy dentro y la sensación es superdistinta", explica la artista que acaba de volver de Kassel, la ciudad alemana que está inmersa en su prestigiosa feria de artes plásticas de cien días de duración y en la que volverá a representarse su obra hasta en tres ocasiones más.

Capitán está muy satisfecha con el estreno. Aunque reconoce que "normalmente no trabajo en espacios tan teatrales", su pieza sirvió como obra inaugural de la documenta, en la que estuvieron presentes muchas personalidades del mundo de la escena y del arte, como las directoras del museo Thyssem o del Macba (Museo de arte contemporáneo de Barcelona).

"Mi trabajo está entre la 'performance art' y las artes vivas, lo que es la danza"

"Mi trabajo está entre la performance art y las artes vivas, lo que es la danza, la escena", desvela la artista, que busca explorar los límites de la danza contemporánea hacia líneas experimentales. Una búsqueda que la llevó lejos de tierras gaditanas, aunque el camino lo iniciara aquí con Pablo Fornell. "Yo empiezo en el Conservatorio en Cádiz, pero entonces la danza contemporánea no existía, era una asignatura pero no una especialidad. Empiezo entonces con Pablo Fornell. Él es la primera persona que me introdujo en la danza contemporánea en la Escuela El Garaje Danza de Cádiz". Capitán desgrana su paso posterior por Sevilla y Granada hasta afincarse en Barcelona, donde estudia el grado superior. Será allí donde desarrolle su camino hacia "la danza conceptual. La performance art usa el cuerpo como concepto. Se trata de deconstruir la danza contemporánea porque es un concepto muy amplio. Y yo trato de unir la danza contemporánea con la performance".

" Mis performances tienen algo de violentas pero visualmente agradables, es algo lúdico, de ocio"

Así nace '19762. Solos y conectados'. Una conversación distante. Una relación en la que, a pesar de tratar temas tan sencillos como reconocibles, debe superar su abstracción para expresar a través del cuerpo. Tan difícil como contar conceptos. "Siempre uso una estructura muy clara antes de añadir el cuerpo, a veces con la escenografía, otras con marcas conceptuales. En esta ocasión construimos esta máquina que viene a representar el sistema. Es un carrusel que nos tiene atrapados, conectados. La máquina (el sistema) los hace moverse a todos a la vez: si se para, se paran todos, cuando acelera el ritmo, los obliga a moverse más rápido. Los mantiene conectados pero no físicamente. Es una alegoría de lo que pasa con nuestra generación millenial y las redes sociales, que nos obliga a mantenernos conectados a la vez que estamos más desconectados que nunca".

Candela Capitán con el vestuario de la performance Candela Capitán con el vestuario de la performance

Candela Capitán con el vestuario de la performance / Carlos Segarra

El concepto marca la base para una rebelión silenciosa ante ese engranaje que apenas deja margen de movimiento. La artista reconoce que "me gusta abrir fronteras sin necesidad de sobrepasarlas. Hacer preguntas, presionar para que salga una vía de escape. Es como abrir puertas pero sin necesidad de forzar". Un golpe en la mesa, una llamada de atención transgresora. Un mensaje potente, incluso violento que "se ve en la estética, pero que entra bien en el espectador. Mis performances tienen algo de violentas pero visualmente agradables, es algo lúdico, de ocio".

Candela Capitán tiene solo 25 años, "soy muy pequeña" para analizar los saltos generacionales, aunque "sí que viene detrás de la mía una generación 'tiktok', pero es muy curioso porque son más conscientes de todo esto y luchan contra ello. Los niños modernos son más rebeldes", argumenta. 

La gaditana reconoce que "me encantaría representar en Cádiz, me haría mucha ilusión. Hace algunos meses hablé con la directora del Festival Cádiz en Danza y ojalá pronto salga la oportunidad de hacer algo por allí".

Pero su ahora está en Barcelona, desde donde nos atiende después de grabar un corto hasta la madrugada, cansada tras la vuelta de Kassel, y desde donde también sigue atenta con el rabillo del ojo el devenir de su obra, a la que aún le quedan representaciones los días 2, 23 y 24 de julio en tierras alemanas.

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