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Música

Cádiz recupera el ritmo

  • El Festival No sin Música regresa al muelle de Cádiz con los decibelios por todo lo alto y con un público entregado a los distintos grupos que fueron desfilando por los dos escenarios

Una imagen del público disfrutando de una de las actuaciones de ayer del No sin Música.

Una imagen del público disfrutando de una de las actuaciones de ayer del No sin Música. / Miguel Gómez

Definitivamente había ganas de música, ganas de moverse, de bailar, de poner ritmo a la vida de después de dos veranos vacíos de No sin Música y con conciertos, si los había, en los que era obligado bailar sentados. En cierto sentido, Cádiz se liberó ayer de los tiempos pandémicos y la ciudad recuperó el ritmo de otros años con el regreso al muelle de la ciudad de un festival que volvió con mucha fuerza y con los decibelios por todo lo alto.

Un buen rato antes de las siete de la tarde, la hora marcada para el inicio de la nueva edición del No sin Música, el público empezó a entrar en el recinto portuario. La mayoría, desde luego, después de guardar celosamente durante dos años las entradas compradas para la edición de 2020, aquella que se llevó para siempre, cartel incluido, la pandemia de covid y sus múltiples restricciones sanitarias y sociales.

Siete fueron los grupos que actuaron en la primera jornada del festival, bandas de distintas procedencias, con diferentes maneras de afrontar el ritmo, la música y sus letras y grupos, por tanto, que concitaron el interés de públicos distintos, con distintas maneras de afrontar el ritmo y de bailar, aunque algunos entre los espectadores se movían de la misma manera ante un pop suave que ante un rock potente. Lo importante era disfrutar, saltar y reencontrarse con la música.

Un momento de la actuación de León Benavente. Un momento de la actuación de León Benavente.

Un momento de la actuación de León Benavente. / Miguel Gómez

Y es que los espectadores de la primera jornada del No sin Música, con mucha gente que seguía entrando al muelle pasadas las nueve de la noche, ofrecían también un cóctel de edades muy variado. Generaciones mezcladas y unidas por el festival y que aprovecharon la cita para tratar de hacer cantera musical: de hecho, no fueron pocas las familias con niños que se hicieron presentes en el muelle protegiendo, eso sí, los oídos de los pequeños con unos contundentes cascos.

A Anni B. Sweet y su grupo les tocó abrir fuego en el escenario principal del muelle. Con puntualidad absoluta, a las siete de la tarde, la malagueña apareció ante un público que trataba aún de buscar la sombra para eludir un sol que aún castigaba por derecho en algunas zonas, aunque sin un calor excesivo como la propia cantante se encargó de decir desde el escenario.

Cincuenta minutos de indie pop, de ritmos que empezaban suaves pero elevaban su potencia, en los que entraron hasta once canciones, entre ellas El tiempo, La vida está en otra parte, ¿Qué hago aquí? o Buen viaje, uno de sus temas mas reconocibles y esperados.

Y si puntual fue Anni. B. Sweet, puntuales hasta el extremo se presentaron en el escenario de bandas emergentes los gaditanos de Salvaje Lola, que diez minutos antes de lo previsto, en cuanto la malagueña soltó sus últimos acordes, comenzaron a desgranar los temas de su primer álbum, Que no, ocho canciones de directo rock, como la que da título al disco o también Amor en crudo y Ardiendo. Muchos fueron los espectadores a quienes la primera canción de Salvaje Lola les pilló mientras recorrían el amplio espacio que separa ambos escenarios.

Por entonces, el público seguía entrando en el muelle, recargando sus pulseras para consumir en las distintas barras y espacios de restauración repartidos por todo el recinto y compartiendo charla y vasos con amigos y familiares.

León Benavente fue el siguiente grupo que apareció en el escenario principal. Con mucho más público ya en el recinto portuario, donde la sombra era ya prácticamente total, la banda castellana hizo sonar un buen recopilatorio de temas como Líbrame del mal, Canciones para no dormir o Amo, una redonda declaración de amor envuelta en una música rotunda y con una letra espléndidamente escrita.

Jeré con Z, los míticos 091, The Levitants y los suecos de Mando Diao, de los más esperados, completaban un cartel que siguió sonando bien entrada la noche.

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