Provincia de Cádiz

Una sociedad que no sigue a sus instintos

  • Pese a la dura situación, los gaditanos no rompen a mostrar en la calle su desesperación

Hace poco tiempo, en una manifestación, se podía escuchar la conversación entre dos de sus integrantes, uno de ellos miembro a su vez de otro colectivo asiduo a este tipo de protestas. El primero le preguntaba si volverían a convocar alguna concentración. La respuesta del segundo fue contundente: "Hay 200.000 parados en la provincia. Ya estoy harto de que siempre seamos los mismos los que corremos los riesgos".

Durante 2013, según datos de la Subdelegación del Gobierno en Cádiz, en toda la provincia se produjeron casi 1.500 manifestaciones. Esta cifra, que podría ser una señal de alarma social, simplemente se ha quedado en expresiones puntuales que, a pie de calle, son fruto de incesantes comentarios acerca de cuál es el motivo de que una sociedad tan castigada como la gaditana no acabe estallando.

Parte de esas respuestas la tiene el sociólogo y profesor del Instituto Provincial de Educación Permanente en la capital gaditana (IPEP), Diego Jiménez Benítez. Asegura que en Cádiz "somos más sociales para la tertulia, el reconocimiento, el acompañamiento y la diversión que para el compromiso social. Es obvio que generalizo, porque en nuestra provincia hay bastante gente muy comprometida a diario en muchos ámbitos: solidaridad, cultura, patrimonio, etc. Quizás esa tradición histórica nuestra de receptores, obligados o voluntarios, de tantas civilizaciones y de tanta cultura nos haya dotado de un cierto escepticismo para la movilización social. Siempre estamos a tiempo de cambiar, pero la escasez de una mayor población juvenil siempre lastra de cierto conformismo".

Preguntado acerca de por qué no se produce una reacción que fuese acorde al padecimiento de toda una sociedad, Jiménez expone un caso práctico: "El otro día me decía mi alumnado adulto que por qué en Ucrania, y en otros países, se estaban produciendo movilizaciones tan importantes y aquí no, que si era un problema de cultura, que si durante muchos años nos han puesto todo por delante, que si la familia como colchón social estaba aguantando mucho, que si hoy los jóvenes en precario sustituyen a los obreros del pasado, que si esto se debía al desarrollo tecnológico, que si teníamos a los jóvenes excesivamente entretenidos-adormilados…Son muy numerosos los factores socioeconómicos implicados en esta crisis, pero de cualquier manera mantengo que la respuesta ciudadana es incipiente, aunque aún muy escasa. Opino que se están dando ya las circunstancias para un aumento de la conciencia de la necesidad de hacer emerger nuevos movimientos sociales que nos hagan recuperar nuestro lugar como ciudadanos ante los grandes retos que se nos presentarán en los próximos años".

Así, está convencido de que "no sé si veremos en poco tiempo alguna gran revolución pero, sin lugar a dudas, se van a producir unos movimientos sociales muy importantes en muchas zonas de nuestro planeta".

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