Provincia de Cádiz

El sector de la flor cortada ha perdido 400 hectáreas de cultivo en seis años

  • Los bajos precios y la pérdida de calidad en el producto ha provocado la progresiva retirada de clientes y el abandono de la actividad · Muchos agricultores de la Costa Noroeste se han pasado a las hortalizas

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El sector de la flor cortada, al que se dedican muchos agricultores y pequeñas empresas ubicadas sobre todo en la Costa Noroeste de la provincia, también está sufriendo los efectos de la crisis económica. En los últimos seis años, aproximadamente, este sector ha perdido alrededor de 400 hectáreas dedicadas al cultivo de este tipo de flor, que hace una década proporcionaba riqueza a esta comarca.

Así lo explicó ayer a este periódico el responsable de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) en la provincia, José Manrique de Lara, actual presidente de la mesa interprofesional que intenta poner en pie a estas empresas en la comarca cuyo epicentro en esta actividad es Chipiona.

Para Manrique, hace unos cinco o seis años eran alrededor de 600 las hectáreas que se dedicaban al cultivo de la flor cortada, "y ahora difícilmente llegamos a las 200". Esto, además, ha provocado una incesante destrucción de empleo que también se nota en esta zona gaditana. Para el responsable de UPA, "estamos en una situación crítica que ha hecho que muchos agricultores que antes apostaban por esto se dediquen ahora a otra actividad como la fruta y, sobre todo, las hortalizas".

Pero no es el único problema. Según aseguró Manrique, la otra pata sobre la que se sostiene esta época dura para la flor cortada es "la progresiva pérdida de calidad del producto". Y es que, según relata, durante años "se ha estado inflando el mercado de mucha flor que ha ido perdiendo calidad y, claro, eso ha provocado que se retiren los clientes".

Detalla que, en la actualidad, en el mercado nacional, se consume flor cortada por importe aproximado de 70 millones de euros, mientras que se produce por valor de 30 millones. "Esto significa que hay techo, y que podemos recuperar los clientes". Para esto, Manrique reclama que sean los agricultores los que se esfuercen en recuperar esa calidad perdida, con mejores instalaciones e invernaderos, aunque eso suponga una mayor inversión.

Para ejemplificar lo que supone este problema, el presidente de la mesa interprofesional explica que "cuando llega la flor a la lonja en Holanda, su valor es más alto cuanto más calidad tiene, con lo que las mejores salen antes al mercado y van directamente al punto de venta; las que son peores salen al final y tienen mucho más difícil encontrar mercado".

Por ello, desde esta mesa interprofesional se marcan como reto conseguir que al agricultor se le pague según la calidad del producto, "y no a todos por igual como ocurre ahora; además, hace falta un compromiso de los comercializadores para que esto ocurra así, que se pague la calidad para que los agricultores compren una flor de buena calidad".

En este sentido, la coordinadora COAG aseguró ayer en un comunicado que la crisis financiera ha provocado una fuerte caída del consumo de flores en España, "ya de por sí muy mermado en comparación con la gran mayoría de los socios europeos". Al respecto, aclaró que "si en 2003 el consumo per cápita era de 74 euros, en el último año no supera los 28 euros, una caída cercana al 60%. En países como Holanda, Francia o Alemania, el consumo por persona y año supera los 50 euros".

Además, insistió en que el comercio exterior "se ha estancado en el último año". Según COAG, la exportación de planta viva "se redujo en un 7%, situándose en 163 millones de euros, mientras que la exportación de flor cortada registró un descenso del 18% con relación a 2008, totalizando 27,6 millones de euros".

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