Por la ruta serrana de los pesebres
Cinco localidades de la Sierra viven la recreación de sus belenes vivientes
Numeroso público abarrota las calles en Arcos, con un evento declarado de interés turístico andaluz
La Sierra armó ayer el belén. En cinco pueblos de la comarca los mercaderes, pastores, carpinteros, hebreas, herreros, escribanos, lavanderas o confiteras tomaron las calles para vivir de lleno el anuncio de la Navidad. Arcos, Espera, Villamartín, El Gastor y Benamahoma celebraron sus respectivas recreaciones movilizando a cientos de vecinos, que por unas horas, se convirtieron en personajes de la tradición bíblica. Fue una especie de ruta de los pesebres, donde el visitante tenía la oportunidad de ver la transformación de los cascos antiguos, reconvertidos en Belén de Judea. Eso sí, los termómetros bajaron ayer en la zona, con lo que las bufandas fueron las mejores aliadas para disfrutar de las escenas que conjugaban tradición y sabor.
El más tempranero de los belenes fue el de Espera, que arrancaba al mediodía para dejar vivas estampas. Una vez más, todo el pueblo se alió con uno de los eventos que se ha convertido en un gran reclamo turístico. Uno de los elementos más genuino de esta representación es el recorrido de San José y la Virgen María paseando en burro por las calles en busca de posada. Como cada año, el entorno del castillo de Fatetar se convierte en un espacio navideño de primer orden donde se conjuga el enclave natural y patrimonial. Y todo gracias al esfuerzo de los colectivos locales que se empeñan en cuidar hasta el último detalle para hacer de este belén todo un referente.
No eran ni las cinco de la tarde y la calle Corredera y la Cuesta de Belén, en Arcos, las vías antesala de la recreación, ya bullían de gente. Se intuían las ganas de vivir uno de los acontecimientos que más tirón despiertan en este municipio, y que se ha convertido en un buen reclamo para la hostelería local. Y no es para menos a tenor de los resultados que arroja esta celebración en la que, en ediciones pasadas, se han concentrado hasta 30.000 personas. Así que ayer había muchas ganas de volver a disfrutar del belén arcense, que se expande a lo largo y ancho de su conjunto monumental para dar vida a 33 escenas, en las que unos 400 figurantes pararon el tiempo para volver atrás dos milenios. Estampas que justifican que este belén haya sido declarado de Interés Turístico de Andalucía. La primera representación data de 1981, pero alojándose en el casco antiguo como se conoce hoy es desde 1994.
Como en años anteriores, la Plaza del Cabildo fue uno de los grandes escenarios de la fiesta navideña, donde no faltaron los pastores ni las lavanderas, entre otros. Una de las novedades de esta edición, como destacó el concejal de Fiestas de Arcos, Raúl Lozano, es la movilidad de escenas de unas calles a otras para agrandar más el recorrido. Otra de las novedades de este belén es el rescate del concurso fotográfico durante su celebración, que está abierto a profesionales y público. La foto ganadora se convertirá en el cartel anunciador de la fiesta del próximo año.
También los vecinos de Villamartín se volcaron con su belén viviente, que está considerado de los más antiguos de la comarca. La barriada de El Coto se convirtió en una gran imagen de la tradición navideña, donde los vecinos rescataron los oficios de antaño.
La singularidad paisajística de Benamahoma, enclavada en pleno Parque Natural de Grazalema, hace que su belén luzca exponencialmente. Los habitantes de la zona celebraron la quinta edición de este evento, que volvió a dejar un aroma navideño en sus calles. En El Gastor se contemplaron, también, las típicas escenas bíblicas y de oficios en la calle Callejón y alrededores. Al igual que sucediera el año anterior, se inauguró el belén con villancicos típicos. Para la jornada de hoy domingo, Bornos celebra su particular belén viviente en un enclave privilegiado renacentista como es el castillo de los Ribera.
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