Encuentran cocaína en el 'Elcano'

Por qué resultó tan fácil introducir la droga en el barco

  • El carácter de 'embajada flotante' dificulta el rigor en los controles de acceso

 La pregunta que mucha gente se hacía ayer era cómo había sido posible introducir una cantidad tan grande de droga y que esta permaneciera tanto tiempo oculta en un buque militar, que es además un símbolo de España para los numerosos países que visita, prácticamente en todo el mundo. Y la respuesta está quizá en este carácter de ‘embajada flotante’ que tiene el ‘Juan Sebastián de Elcano’.

Las normas de seguridad para la generalidad de los buques de guerra españoles dictan que cualquiera de ellos que toque en los considerados puertos conflictivos o ‘calientes’ se sometan a unos controles rigurosos sobre las personas y objetos que entran y salen, y que implican en muchos casos la utilización de perros adiestrados en la localización de droga.

Pero cualquier llegada o escala del ‘Elcano’ tiene otro significado, con nutrida presencia de familiares, políticos, diplomáticos o periodistas. Esto le convierte, en palabras de algunas personas que han viajado a bordo, en uno de los pocos buques que pueden sortear estos controles, que naturalmente suponen tiempo, incomodidades, interrupción de algunos suministros y otros tipos de procedimienos de control engorrosos, y en cierta forma incompatibles con el aire de fiesta que se da a las visitas de este buque enseña.

A esto se le añade que las escalas pueden llegar a ser más largas de lo normal en otras naves militares, y que el personal que no tenga asignada guardia puede pasar varios días sin tener que volver al barco, además producirse numerosas entradas y salidas. Puede ocurrir que en estos casos los controles no sean muy rigurosos, y de hecho esto tuvo que ser lo que pasó para que tres personas pudieran embarcar de manera clandestina al menos 150 kilos de cocaína, y que pudieran hacer una primera entrega de en Nueva York.

Los controles, de haber sido los normales, habrían permitido la detección de la droga, como de hecho ocurrió en el antecedente más cercano, cuando fueron detenidos, y luego condenados, dos marineros que llevaron más de 200 kilos de hachís en una patrullera desde Ceuta hasta, de nuevo, el Arsenal de La Carraca.

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