Y, sin previo aviso, toda la planta se paró
A las once de la mañana la plantilla se vio sorprendida por el corte de la producción · La empresa llevó en un autobús al comité a un hotel en Jerez para comunicarle el cierre
Una pancarta que se colocó hace algo más de una semana junto al control de acceso a la planta de Visteon de El Puerto presagiaba que se avecinaban tiempos duros. En ella se podía leer, junto al dibujo de una calavera, "RIP, ¿futuro de Visteon?", una pregunta que ayer recibió su triste confirmación.
Arturo Fernández, uno de los trabajadores de Cádiz Electrónica, explicaba a mediodía de ayer que desde hacía varias semanas se había incrementado la incertidumbre que durante los últimos años siempre ha rondado por la factoría. La dirección había encargado un informe sobre la viabilidad de las instalaciones y el comité había exigido conocer los detalles. Así, desde hacía días se temía la posibilidad de que se presentara un ERE (Expediente de Regulación de Empleo) o, como mal menor, un nuevo ERTE (suspensión temporal), pero no se esperaba una medida tan drástica como el cierre. Todos los trabajadores consultados por Diario de Cádiz aseguraron ayer que la factoría tiene carga de trabajo en sus tres turnos (había producción continua de lunes a viernes). Eso sí, desde hacía tiempo rondaba el fantasma de posibles recortes. "Algunos datos nos hacían temer que la cosa no iba bien porque no se renovaban algunas producciones", comentaba un técnico en la mañana de ayer.
Sobre las nueve de la mañana, trascendía que la dirección había convocado a los miembros del comité para hablar de los planes futuros de la planta. Sin embargo, desde el principio todo fue inusual, lo que hizo que la incertidumbre fuera mayor. "Parecía todo una película", contaba Fernando Moscoso, que lleva casi dos décadas trabajando en Visteon. Los representantes de la plantilla eran invitados a montarse en un autobús sin informarles del destino. Este era finalmente el hotel AC de Jerez donde les esperaban los principales dirigentes de la planta así como parte de la cúpula estadounidense y europea de la firma.
Según explicaron algunos trabajadores, tras presentar un informe de la situación de Cádiz Electrónica SA les anunciaban su cierre irrevocable. La táctica seguida por la empresa ya era conocida por estas latitudes puesto que fue la misma que utilizaron los dirigentes de Delphi cuando informaron de la decisión de cerrar la fábrica de Puerto Real o los de Alestis cuando presentaron el ERTE en su planta, situada precisamente a escasos metros de la de Visteon. En un escenario neutral, del que no se daban detalles previos, y alejado de la factoría para comunicar la drástica decisión.
Minutos después, la triste noticia llegaba a la planta de la manera más insospechada. A las once menos cuarto, cuando el turno de mañana estaba en pleno trabajo, todo se paralizaba sin razón aparente. Los sistemas de producción dejaban de funcionar aunque poco después se conocía el motivo. La empresa repartía entre la plantilla una hoja donde justificaba su decisión. Pérdidas "operativas" y de pedidos de clientes, "altos" costes laborales y la ausencia de "formulas viables" de "reestructuración". Estas eran las razones para dejar sin trabajo a 396 personas, buena parte de ellas con más de una veintena de años de antigüedad. "Cádiz Electrónica siempre ha dado beneficios, siempre", gritaba Manuel Pérez a las puertas de Visteon. "La han dejado morir", agregaba un compañero. Mientras, Jorge Lozano decía: "Llevábamos tiempo con la mosca detrás de la oreja pero no esperábamos que fuera todo tan radical. Esto es puro terrorismo industrial".
Fuentes sindicales explicaban a este periódico que los motivos económicos esgrimidos por la compañía no casan con los datos conocidos en el interior de la factoría, como que la planta de El Puerto "ganó el año pasado 30 millones de euros". Sobre la comunicación que recibieron los miembros del comité de empresa por parte de la dirección, estas fuentes indicaban que "cuando al representante de Visteon, norteamericano, se le pregunta si existen alternativas al cierre, nos dicen que no admiten preguntas, se levantan y se van". Además, detallaron que "en cuanto se tomó la decisión, el director de la factoría y el responsable de finanzas fueron apartados inmediatamente del consejo de administración de la factoría".
Conforme avanzaba la mañana, iban acercándose hasta el Tecnoparque empleados del turno de tarde (que, teóricamente, debían iniciar su jornada laboral a las tres de la tarde) ya que los compañeros de la mañana les habían comunicado a través de mensajes de móvil la fatal decisión de la empresa. De la incredulidad inicial pasaban a la indignación y, algunos, incluso, no podían reprimir las lágrimas cuando tenían la confirmación explícita del anuncio del fin de la actividad de una fábrica que en varias ocasiones fue reconocida por su calidad tecnológica y en la que muchos llevaban "media vida". Un operario lo resumía cuando salía cabizbajo de las instalaciones de Cádiz Electrónica: "Otra vez en la Bahía de Cádiz, otra vez otro Delphi".
De filial de la Ford a una sociedad que quebró en 2009
En 1989 la apertura de la planta de Cádiz Electrónica servía de puesta de largo del parque tecnológico Bahía de Cádiz. Bajo el paraguas de la multinacional Ford, iniciaba su producción de componentes electrónicos para automóviles aunque en 1997 la sociedad dejaba de estar integrada en el gigante de la automoción y pasaba a formar parte de una nueva corporación denominada Visteon. Mantenía su actividad pero, según explicaban ayer algunos trabajadores, se buscaba no depender exclusivamente de un solo cliente. Así, desde El Puerto comenzaron a hacerse piezas para otras firmas además de Ford (Toyota, Land Rover, Aston Martin o Jaguar eran algunos de los actuales clientes). Sin embargo, a finales de la década pasada se empezó a temer por el futuro de la planta. Para empezar, la matriz presentaba en mayo de 2009 una declaración de suspensión de pagos en Estados Unidos, aunque aseguraron entonces que sus filiales europeas no se verían afectadas. Eso sí, tres meses antes, la planta portuense había acordado con el comité de empresa un ERTE para reducir la producción. Así, el trabajo siguió hasta ayer cuando pasadas las once menos cuarto todo dejó de funcionar.
Seis motivos para aplicar un cierre "rápido, controlado y ágil"
Tras reunirse con el comité de empresa, la dirección de Visteon repartió a los trabajadores del turno de mañana una hoja donde explicaba los motivos del cierre. Así, decía que no había otra alternativa por seis razones. La primera que, según un "exhaustivo análisis de los factores estratégicos del negocio de Cádiz", la factoría "está en una situación de serio declive con importantes pérdidas operativas que se van acumulando". Asimismo, advierte de la "pérdida de pedidos de clientes, que han cambiado a tecnologías nuevas e integradas", lo que había propiciado una "caída de ingresos". A esto se le une, según Visteón, la "incapacidad de atraer cualquier otro tipo de demanda alternativa debido a que la planta sufre una clara falta de competitividad". También sostiene que "los costes laborales de Cádiz Electrónica son más altos que los de otras instalaciones, tanto de España como en el seno de la división de productos electrónicos de Visteon Corporation". También se esgrime como motivo del cierre que "no existe ninguna fórmula viable que permita la restructuración y sostenimiento futuro de la planta" y que "no ha sido posible, ni es factible, vender esta unidad de negocio como empresa en funcionamiento". En el comunicado señalaba además que procederá a realizar el cierre "lo más rápido posible, de una manera controlada y ágil" y que en breve se reunirá con el comité de empresa "para hablar con detalle de las condiciones del cierre".
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