Provincia de Cádiz

La presión de la UE en África reduce las pateras en un 45%

  • Andalucía cierra 2009 con 8.728 inmigrantes detenidos, frente a los 15.572 de 2008 · La Apdha denuncia una escalada de la violación de los Derechos Humanos en el Sahel

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No cesa el drama de la inmigración clandestina que, empujada por el afán humano de supervivencia y como el agua, siempre encuentra resquicios por donde seguir fluyendo. Durante el año pasado, el número de imigrantes detenidos en las costas de la comunidad autónoma cuando intentaban entrar en la Península se redujo en un 45%, según el informe Derechos Humanos en la Frontera Sur, que presentó ayer la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha). Frente a las 15.572 personas arrestadas en 2008, el año pasado se cerró con 8.728, unas 300 más de las que contabiliza el Ministerio del Interior. Al menos otras 206 murieron, 14 de ellas frente a las playas de la provincia (dos en Algeciras, dos en Tarifa y una decena en Barbate). El mar se tragó los cuerpos de más de un centenar. En 2008 fueron 581 cadáveres los hallados. Son las únicas cifras exactas que se manejan. La Apdha calcula que un 30% de quienes emprenden tan peligroso viaje logra llegar a su destino. ¿Qué está pasando entonces?.

Años atrás, el colectivo ya constató que ante la barrera del Sistema Integral de Vigilancia del Estrecho (SIVE) en la Península -pese a sus fallos-, los flujos migratorios clandestinos pusieron rumbo a Canarias y que, una vez implantado allí, buscaron otras rutas presuntamente más seguras. Sin embargo, la presión de la política de cierre de fronteras de la Unión Europea sobre los países de paso, como Marruecos; o de origen, como Mauritania, Senegal, Gambia y Malí han hecho que se externalicen y se incrementen los controles policiales y militares y se instale la violación constante de los Derechos Humanos, mucho más allá de la vulneración de los derechos civiles que padecen los inmigrantes a las puertas de los países comunitarios. Así lo entienden los miembros de la Apdha, que cifran en unas 11.000 las personas que se detuvieron en las costas marroquíes durante 2009, frente a las aproximadamente 14.000 de 2008, lo que dispararía hasta cerca de 20.000 los arrestados en 2009. Y en los bosques del Atlas, hay miles de subsaharianos escondidos, sumidos en la miseria, a la espera de una oportunidad, como relata en el informe de la Apdha la activista pro Derechos Humanos marroquí Khadija Ruadi.

El colectivo presume, además, que hay cientos de desaparecidos: durante la travesía del Sáhara, pero también en puestos fronterizos altamente militarizados de más al sur, en el Sahel, donde la lucha contra el terrorismo de Al Qaeda está causando penalidades y sufrimientos complementarios a quienes pretenden ejercer su derecho a emigrar. Por tanto, las cifras oficiales de detenciones y su descenso son sólo la punta del iceberg, tal y como explicaron ayer Sara Profeti, Virginie Vahnée Diego Boza y Rafael Lara.

La asociación entiende que la crisis económica puede haber atenuado el efecto llamada sobre los inmigrantes latinoamericanos, pero no sobre los africanos, que siguen abriendo brechas, ahora por Argelia y Libia, con proa a otros países del Mediterráneo. "La clandestinidad no es una elección, sino una de las consecuencias lógicas de las convulsiones económicas y sociales inducidas en los países de origen por la mundialización. Las políticas migratorias de los países ricos e industrializados oscilan entre lo arbitrario y la violencia a partir del momento en el que estos últimos se prohíben sacar conclusiones de las últimas décadas", escribe en el informe Aminata Traoré, ex ministra de Cultura de Malí, una de las más destacadas militantes africanas del movimiento altermundialista.

El documento también cuenta con las colaboraciones de Daniel Moundzego, presidente de la Asociación de los Refugiados Sin Fronteras de Camerún; Victor Nzuzi Mbembe, coordinador del Nuevas Alternativas para el Desarrollo; Mehdi Lahou, profesor impulsor de una Universidad abierta sobre Migraciones y Derechos del hombre en Rabat y Ousmane Diarra, ex presidente de la Asociación maliense de Expulsados.

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