Provincia de Cádiz

El premio a un brillante investigador de Sanlúcar

  • Un estudio del joven Arístides López ha sido reconocido por la Sociedad Europea de Endocrinología

El sanluqueño Arístides López ha obtenido el premio anual de la Sociedad Europea de Endocrinología (ESE) para jóvenes investigadores por su estudio sobre la posible implicación del gen denominado SOX9 en el desarrollo embrionario del tiroides.

Tiene 27 años y siempre fue un buen estudiante tirando a brillante. 9,89 de media en Selectividad y 8,5 en la Licenciatura en Bioquímica que comenzó cursando en la Universidad de Sevilla y acabó en la Autónoma de Madrid (UAM), donde luego continuó con un máster en Biomedicina Molecular. Desde hace tres años está realizando en la misma universidad su tesis doctoral en torno a los factores genéticos y moleculares que afectan al desarrollo de la glándula tiroides.

El trabajo premiado es un estudio derivado de esa investigación que espera tener lista en el verano de 2017. Así pues, aún le queda por delante un año más de laboratorio en la Facultad de Medicina de la UAM antes de ver concluida su tesis doctoral. El premio que exhibe con lógico orgullo lo recibió en la clausura del congreso anual de la ESE, que se celebró en la ciudad alemana de Munich del 28 al 31 de mayo.

No es la primera investigación que presenta a ésa y otras organizaciones, como la Sociedad Española de Endocrinología y la Europea de Tiroides. El año pasado obtuvo otro galardón, menos relevante, que recogió en Dublín (Irlanda), precisamente en el anterior congreso anual de la ESE.

A Arístides siempre le gustó la investigación. En el instituto desoyó las sugerencias de que estudiara Medicina, dadas sus buenas notas. Una profesora del segundo curso de Bachillerato, que era bioquímica de formación, "me abrió la mente" y el total apoyo de sus padres hizo el resto. No se equivocó y su formidable expediente académico le permitió conseguir un contrato de investigador para realizar su tesis doctoral. "Sin una buena media o un buen currículum no hay manera de dedicarse a estos temas cobrando", cuenta a este medio.

Su diagnóstico particular sobre la investigación en España es clarísimo: "La situación es lamentable, porque creo que con la excusa de la crisis se ha recortado muchísimo. Yo personalmente no me puedo quejar, porque tengo un contrato de la Universidad y cobro todos los meses un sueldo digno, pero veo a mi alrededor la situación en la que se encuentran compañeros de facultad y laboratorio, que es verdaderamente muy mala".

Entre los meses de enero y abril estuvo haciendo lo propio en un laboratorio de Bruselas dentro del programa de doctorado que está siguiendo. "Cuando vas fuera, te das cuenta de lo bien valorado que están los investigadores españoles. Es una pena que no ocurra lo mismo en nuestro país. Una pena e incluso un drama, porque para mucha gente es un problema personal, de ver cómo tienes una formación de excelencia de universidades públicas y, sin embargo, cuando terminas tus estudios de licenciatura y máster, te tienes que ir forzosamente al extranjero para desarrollar tu carrera profesional". A su juicio, "hay muy pocas ayudas y contratos. Las cifras son casi anecdóticas. Es muy triste".

En clave reivindicativa, pide a las administraciones competentes "más financiación, pero también más conciencia". "Deben ser conscientes de que la investigación es importante desde el punto de vista social, porque siempre intentamos que el trabajo que desarrollamos repercuta en beneficio de la sociedad, sobre todo en el ámbito de la salud". Pone como ejemplo su investigación premiada: "es básica, no de aplicación inmediata, pero el conocimiento queda ahí y puede tener importancia en un futuro en cuanto a enfermedades importantes de patologías tiroideas, como el hipotiroidismo congénito o el cáncer de tiroides".

Sabe que cuando acabe la tesis "se me abrirá un mundo de oportunidades, pero también el abismo". Piensa en dedicarse a la docencia universitaria sin dejar la investigación o en continuar formándose en el extranjero "dos o tres años" para acabar regresando a España.

De momento, Arístides sigue siendo un joven, digamos, normal. Le gusta salir con sus amigos, ir a la playa, viajar, leer y, claro, también investigar.

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