La nueva almadraba: pescadores y pescaderos
Los almadraberos inician la reconversión del negocio asumiendo todo el proceso productivo del atún rojo, desde la pesca hasta la venta final · El mercado japonés se desploma por la crisis y los empresarios fijan su objetivo en España y Europa
Los almadraberos gaditanos, expertos funámbulos sobre el foso de cualquier crisis, afrontan desde este año una reconversión de su modelo de negocio que les permitirá controlar el proceso productivo del atún rojo en todas y cada una de sus fases: desde que los marineros levantan entre aletazos los gigantes plateados en las aguas de La Janda, hasta que un particular compra al peso en un despacho barbateño su despiece preferido, fresco en temporada, o congelado si no hay lances.
Este avance decisivo de la industria, que permite retener en suelo gaditano la riqueza de la especie, empezó a fraguarse en 2005 con la apertura de la factoría de primera transformación y almacenaje Frialba, iniciativa de capital pesquero. En la planta se despiezan y se congelan cada temporada miles de ejemplares que antaño se cargaban en los buques japoneses sin tocar siquiera puerto. Ahora, empresarios locales quieren cerrar el círculo productivo del atún con la apertura de la nueva factoría de Productos de Almadraba S.L., dedicada a la transformación de la materia prima, la producción de derivados y la comercialización al por menor de la cotizada carne roja del mar.
El joven y vivaz Pablo Crespo, cuarta generación de apellido almadrabero y gerente de Productos de Almadraba, recorre los 1.600 metros cuadrados de la nueva planta en el polígono El Olivar, a la entrada de Barbate. Varios operarios ultiman detalles de la nave. Después de un año de obras, está a expensas de las últimas gestiones administrativas para su estreno. "Cuestión de días", apunta Crespo mientras muestra el itinerario establecido para el pescado: recepción, cámaras frigoríficas o de congelado, despiece, semiconservas, salazones, secaderos, almacenes.
Las instalaciones han requerido una inversión de tres millones y sustituirán a la fábrica que ha operado durante los últimos cuatro años en el pueblo, cerca de la lonja vieja. "Hemos alcanzado un volumen de trabajo importante y hemos decidido que es la hora de dar este salto", explica el gerente.
Productos de Almadraba surte de atún rojo a una treintena de restaurantes nacionales de alta categoría y también a clientes particulares. Con las nuevas coordenadas, la sociedad quiere a aprovechar la ola cultural del buen comer que recorre el país para duplicar su facturación anual, en torno a los 600.000 euros. La planta distribuirá productos a cocinas profesionales y grandes superficies "que se distingan en calidad, no en precios", "espacios de gourmet y delicatessen". También contará con un punto de venta directa al público que debe sustentar el 30% del negocio.
¿Es un buen momento para una apuesta de esta envergadura? "No. Tenemos temores. Pero era ahora o nunca, en este momento y en este mercado hay que tirarse ya al ruedo con todo", responde Crespo. A la permanente crisis del arte almadrabero, afectado por la sobreexplotación del recurso, se ha sumado esta temporada la crisis económica, que amenaza con terminar de hundir el negocio.
Las grandes factorías flotantes de Japón no han acudido este año a su cita improrrogable con el atún rojo en las aguas de Cádiz. Hace sólo unos años, hasta cuatro mercantes aguardaban junto a los puertos jandeños a que los pescadores sacaran las piezas del mar para cargarlas a contrarreloj en sus bodegas. En este ecuador de la campaña de 2009, sólo un barco oriental, mediano, está pendiente de la faena. Un segundo canceló su contrato con las almadrabas hace varias semanas.
El mercado nipón, que compra más del 70% de las capturas de Cádiz, está saturado: acumula 20.000 toneladas de pescado congelado a las que se suman otras miles repartidas en el sureste asiático y en buques congeladores, además de las estabuladas en granjas a la espera de su cosecha, según han advertido WWF y Greenpeace. Todo, en un contexto de desplome de la demanda.
Los precios del atún almadrabero en primera venta -13 euros el kilo de media- han caído para los grandes compradores japoneses hasta un 40%, informa Diego Crespo, presidente de la Organización de Productores Pesqueros de Almadraba OPP-51. Es otro de los factores que ha motivado la apuesta por Frialba, que desestacionaliza las ventas, y por la nueva planta comercializadora. Los empresarios miran cada vez con mayor decisión al mercado nacional, y también a países europeos como Francia, Alemania o Inglaterra. Las exportaciones al continente aún son minoría pero "están creciendo", y se han convertido en una apuesta estratégica de la almadraba, desvela la OPP-51.
Hasta mediados de mayo, las artes caladas en Conil, Barbate, Zahara y Tarifa han capturado unas 700 toneladas de atún y se acercan al tope fijado para el ejercicio: 1.088. Diego Crespo vaticina que la campaña será deficitaria pese al buen ritmo de faena, aunque no pierde el ánimo. La gestión del negocio, argumenta, mira decidida al largo plazo.
No hay comentarios