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Provincia de Cádiz

“Los gobiernos de España sólo miran al sur cuando hablan de cierres”

  • La patronal del metal lamenta la falta de apoyo político a la provincia de Cádiz que ha llevado a la pérdida de iniciativas como el proyecto de reparación de aviones en el aeropuerto de Jerez

Diego Chaves, presidente de Femca.

Diego Chaves, presidente de Femca. / Cata Zambrano

–Después de casi un año de crisis sanitaria y económica, ¿en qué situación se encuentra la industria del metal de la provincia de Cádiz?

–Dentro de Femca hay algunos sectores a los que esta pandemia incluso le ha dado vida. Con esto de que pasamos más tiempo en casa, al final se hacen muchas mejoras. Me refiero a empresas de reformas, carpintería metálica, aires acondicionado, gas o electricidad. Pero aquello que mueve realmente puestos de trabajo, como la naval o la aeronáutica, ha pasado un año bastante malo. En la aeronáutica hemos visto incluso hay peligro de que se vaya de la provincia de Cádiz. Y en los astilleros, todo lo que anunciábamos a bombo y platillo a finales de 2019 en aquellas jornadas sobre refit de cruceros, se quedó en un sueño porque el mundo se paró. En cuanto a fabricación, estamos acabando las corbetas de Arabia y tenemos mucha incertidumbre, a pesar de que hace poco se anunciara la contratación de un patrullero de altura para Marruecos. El BAM-IS parecía confirmado, pero a la vista de las últimas noticias, los propios sindicatos de Navantia no dan por hecho que se vaya a realizar. No parece que la construcción naval esté garantizada ni a corto ni a medio plazo.

–¿Cree que los contratos off-shore por los que puja Navantia para Puerto Real pueden ser una alternativa?

–Todo lo que sea trabajo, bienvenido sea. Pero este tipo de contratos no mueve la masa de empleos que mueve una gran construcción. Cuando se hicieron los petroleros en Puerto Real, había una media de 3.000 o 4.000 personas trabajando a bordo de los buques. Un contrato eólico o de una subestación mueve 200 o 300 personas, aproximadamente el 10% de lo que mueve una gran construcción, que para eso tenemos un dique de medio kilómetro.

–¿Y el contrato de la US Navy en Rota anunciado el pasado fin de semana?

–Es un contrato por el que todos, y debo romper una lanza por la industria auxiliar, hemos peleado para que se renovara. Es más, creemos que por el buen trabajo realizado tanto por Navantia como la industria auxiliar pasa de ser un contrato de cuatro barcos a un mínimo de seis, e incluso puede venir alguno más a reparar. Debemos felicitar a Navantia por la apuesta por el llamado “cuarto astillero” y a toda la industria auxiliar porque hemos cambiado el chip y aprendido a trabajar de una forma diferente, con unas condiciones de seguridad muy estrictas. Costó al principio acoplarnos pero hemos demostrado que somos los únicos en el mundo a los que los americanos les ha puesto la luz verde en el semáforo que ellos tienen en lo que se refiere a calidad de servicio.

–El pasado verano hubo una situación inédita en décadas, con una huelga en la industria auxiliar que llevó a un cierre patronal. ¿Cree que esa conflictividad ha tenido consecuencias?

–Todo lo que sea conflictividad lleva al cliente a final a poner un signo de interrogación sobre lo que pueda pasar si mañana decide invertir aquí. Esa imagen se dio pero no por una conflictividad real en el sector, sino de un par de personas que tuvieron problemas con su propia empresa, que además no era ni siquiera de la Bahía de Cádiz. Ese par de trabajadores, con el apoyo de ciertos grupos políticos y pseudo sindicatos, hicieron la fuera suficiente mediante amenazas y coacciones para parar toda la producción de la industria auxiliar en el astillero de Puerto Real –y dejo claro que sólo en Puerto Real, porque en Cádiz nunca llegó a parar– y que se tuviera que plantear un cierre patronal, que se tuvo que hacer efectivo porque la industria tractora miraba para otro lado. La industria auxiliar estaba viendo que muchos de sus costes se estaban yendo por el váter, en una situación como el Covid en la que estamos sufriendo muchos gastos extraordinarios que no se ven reflejados por ningún lado. Y encima, tener que pagar sueldos sin producir. Eso fue lo que llevó a tomar esa decisión. Y a partir de ahí, alguien decidió tomar cartas en el asunto, se desalojó a esas personas del aparcamiento de astilleros y hubo una votación en la que el 97% de los trabajadores secundaron seguir trabajando. Y cuando se acabaron las coacciones, se acabó todo.

–La industria auxiliar supone los verdaderos brazos de la naval en la Bahía, ¿no?

–Sólo hay que ver el número de personas contratadas por Navantia y cuál es el personal de la industria auxiliar. Hoy en día, Navantia puede suponer el 1% del personal en obra de un barco, aunque es verdad que sigue teniendo toda la parte de técnicos e ingeniería. Pero la mano de obra que pone los tornillos y hace los cordones de soldadura es la de la industria auxiliar.

–En el caso de la aeronáutica, Airbus se encuentra sin demanda de aviones civiles y con dificultades para vender los militares. ¿Cómo lo vive la industria auxiliar de Cádiz?

–La mayoría temblando y algunos rezando, porque puede que esto lleve a un cierre masivo en los próximos meses. Al fin y al cabo, todos sabemos que los aviones están en tierra en todo el mundo y que se han parado las ventas. Quizás nadie tiene la culpa pero ni se fabrican ni se venden aviones. Muchos pedidos se han devuelto y al final eso repercute en el más débil de la cadena, que es la industria auxiliar. Y esa industria auxiliar tendrá que reinventarse o buscar nuevos mercados para intentar subsistir hasta que esta situación pase, porque pasará y tarde o temprano los aviones volverán a surcar el cielo. Había un bonito proyecto para reparar aviones en el aeropuerto de Jerez pero parece que nuestro Gobierno no lo vio factible, pese a que podía haber generado unos 1.000 puestos de trabajo y dado un respiro para que esas empresas subsistieran. Pero se nos fue a Ciudad Real y aquí nos quedamos como siempre. Parece que todos los gobiernos, este que tenemos y todos los que han pasado antes, sólo nos ven como el norte de África porque hay cosas que se pueden hacer a 200 kilómetros sin problemas y aquí no porque no le parece bien a AENA o al sursum corda.

–¿Falla el apoyo político a la provincia de Cádiz?

–Es como todo. Cuando estamos en la oposición, levantamos la voz para decir que falta apoyo político a Cádiz. Y cuando estamos gobernando, resulta que esos gritos no eran para nosotros sino para los que ya se han ido. Es algo que vemos desde tiempos inmemoriales. En la industria naval, todos los que han pasado por el Gobierno de España y han tenido la dirección de Navantia siempre han mirado para el norte, y sólo miraban al sur cuando había rumores de cierre. En la legislatura anterior y hasta hace poco, había una presidenta de Navantia a la que solicitamos no sé cuántas veces una reunión para presentar la industria auxiliar y nunca fue posible. Hace tres años se aprobó su plan estratégico y la industria auxiliar de Cádiz es la única de España a la que no se le ha presentado. No sabemos adonde mira la tractora ni qué tenemos que hacer para que podamos llegar a la par que cualquier empresa de otros territorios españoles.

–¿Y qué esperan del Centro de Fabricación Avanzada (CFA)?

–No sabemos si se va a llevar a cabo. Da la impresión de que es uno de esos proyectos que nacen ya muertos.

–Femca presentó en noviembre un documento con las necesidades de la industria del metal. ¿Qué repercusión ha tenido?

–Ese documento se presentó a casi todas las fuerzas políticas, pero hasta día de hoy, no tenemos constancia de que se hayan tomado cartas en el asunto. Es verdad que desde la Junta han salido algunos paquetes a los que algunas empresas se han podido acoger. Pero realmente, no es algo significativo para salvar a un sector como el aeronáutico, que está tocado de muerte.

–¿Qué necesita la industria auxiliar?

–Trabajo. Si se trae trabajo, somos capaces de sacar adelante esta provincia. Cuando hemos estado con cargas de trabajo suficientes para un porcentaje significativo de la industria es cuando realmente nos ha ido un poco mejor. No bien, porque por suerte o por desgracia, aquí nunca hemos estado ni siquiera cerca del pleno empleo. Nosotros no pedimos limosna, sino trabajo para nuestra gente y que las listas del paro se reduzcan. Y que cada uno cumpla con su función, tanto el empresario como el trabajador y los sindicatos y los políticos, para que la provincia de Cádiz resurja y vaya poco a poco a más. Desde la política, lo que necesitamos es que las trabas sean las mínimas posibles y que no busquen los tres pies al gato, como ha pasado con la Inspección de Trabajo, que cuando se presentaron los ERTE, lo primero que hizo fue visitar a todo el mundo para ver qué podía sacar. Lo que hay que hacer es que todos empujemos para que la provincia de Cádiz tire adelante.

–¿Qué perspectivas hay para este año?

–Reparaciones es una incógnita aunque parece que se empieza a mover. En febrero entra un crucero y este mercado se está activando poco a poco ya que con las vacunas se ve más cerca el final de la pandemia. En construcción, queda un año para acabar las corbetas y si es verdad lo del BAM-IS y el patrullero de altura, las planchas deberían ir llegando como muy tarde a finales de este año para que el personal pueda ligar un contrato con otro. Y sobre todo, pedir que los equipos comerciales lo den todo porque necesitamos un gran contrato que le dé a la Bahía un poco de vida. Tenemos noticias de que se va a materializar un contrato suculento por parte de Dragados. Pero tenemos que poner en valor ese dique de 500 metros que está hecho para grandes buques.

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