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Provincia de Cádiz

La excarcelación del sangriento 'Kubati' desespera a las víctimas

  • La Policía escolta al etarra en su salida de Puerto 1 entre abucheos y gritos de "asesino"

José Antonio López, alias Kubati, uno de los etarras que dirigió la banda criminal durante su periodo más sangriento y que fue el encargado de ejecutar a la arrepentida  Dolores González, alias Yoyes, en 1985, salió  ayer a las diez de la noche de Puerto 1 entre gritos y abucheos de medio centenar de personas que se fueron apostando durante toda la jornada a las puertas del presidio. Después de todo el día a la espera del momento de la excarcelación, lo que comenzó con una tímida presencia de víctimas se convirtió,  a medida que avanzaba la tarde, en una sonora protesta que fue ganando participantes según avanzaban las horas. Las intenciones ya las habían dejado claras desde el inicio de la jornada. "Somos el comité de recepción para el hijo de puta asesino que van a sacar a la calle; queremos decirle algunas cosas", explicaba uno de ellos.

 

Después de una larga espera y de múltiples elucubraciones, una  sirena daba el aviso de la salida de Kubati, que al parecer se retrasó más de lo previsto porque los familiares que acudían a recogerle no habían llegado aún desde el País Vasco. Eran las diez en punto cuando el etarra, canoso y cargado con dos grandes bolsas, hacía a pie el recorrido desde la puerta de la prisión hasta la garita ubicada junto a la salida, acompañado de varios policías nacionales. "El mundo al revés, ellos matando policías y ahora los policías protegiéndolos", decía una de las víctimas.

 

Nada más salir Kubati de la cárcel arreciaron los gritos de "asesino", "hijo de puta" y otros insultos, coreados a viva voz. La presencia de medios de comunicación nacionales también era importante y la Policía Nacional lo tuvo difícil para controlar que no hubiera incidentes, por lo que se montó un fuerte cordón policial desde la garita de salida hasta el punto en el que se detuvo el coche que acudía a recogerlo. El etarra, al principio tranquilo y sin hacer caso a los insultos, debió de pensar que le iban a linchar ya que poco antes de subir al coche agachó la cabeza y trató de meterse en el vehículo lo más rápido posible. No obstante, la gente allí congregada logró zarandear y golpear el coche, un Ford plateado, y algunos casi consiguen meterse dentro. Fueron necesarios incluso varios furgones policiales para garantizar la salida del vehículo, que arrancó a gran velocidad y casi arrolla a algunas de las personas allí concentradas. "Ha sido uno de los servicios más duros que he tenido que hacer", confesaba un policía nacional cuando volvió la calma.

 

El anuncio de su excarcelación, una más dentro del goteo que ha seguido a la decisión de Estrasburgo que revocaba la 'doctrina Parot', hizo que la indignación de las víctimas se trasladara al penal a la espera de que la Audiencia Nacional diera vía libre para la salida de 'Kubati' y otros doce presos más que habían visto prolongada su estancia en prisión. 

 

Entre los familiares de víctimas y simpatizantes se encontraba Encarnación Carrillo, viuda de Manuel Indiano, el concejal del PP asesinado en Zumárraga en el año 2000 cuando apenas contaba con 28 años. A Carrillo se le saltaban las lágrimas mientras volvía a relatar la pérdida de su marido. "Él era de Madrid y técnico industrial  y siempre le interesó mucho el País Vasco, quería hacer algo por la gente. El PP le  propuso ser concejal en Zumárraga y, aunque yo le dije que no aceptara, él siempre decía que no pasaba nada. No encontró trabajo de lo suyo y montamos una tienda de chucherías. Rechazó la escolta porque decía que qué niños iban a entrar allí habiendo escoltas en la puerta. Charlaba con el vecino de abajo mientras paseaba al perro, el vecino era de Herri Batasuna, decía que había que hablar con todo el mundo... y esperaron a que estuviera solo y le pegaron catorce tiros tras el mostrador. Yo estaba embarazada de siete meses. Nunca conoció a su hija". Ese relato estremecedor avivó los gritos de los presentes, que clamaban contra "la cobardía de Rajoy, que se ha bajado los pantalones" y "el pacto de Zapatero con los asesinos".

Mientras sus compañeros en la espera gritaban, Encarnación continuaba con su historia: "La herida siempre ha estado ahí, Manuel siempre está presente en mi cabeza. Me fui del País Vasco y me vine a vivir a El Puerto. No podía seguir allí y su recuerdo siempre me ha acompañado, nunca he podido reconstruir mi vida. Pero el que toda esta gente salga a la calle ha reabierto esa herida, ha vuelto a sangrar. Es la impotencia, el pensar que la valentía de mi marido no sirvió para nada".

 

Una de las personas que esperaba la salida del etarra desde primera hora de la mañana a las puertas de la prisión era Francisco Mateo Melero, hermano de Antonio Mateo, cabo primera de la Guardia Civil natural de Vejer y asesinado por Kubati el 1 de noviembre de 1987 en Villafranca de Ordicia. Fue su última víctima, ya que a los pocos días la Guardia Civil  lograba su captura. Francisco fue  el primero en llegar para recibir al asesino de su hermano, acompañado por Guadalupe Sánchez Polo, delegada de la Asociación de Víctimas del Terrorismo en Cádiz y Jerez.

 

También había familiares de  tres víctimas en el asalto a la casa cuartel de Zaragoza en 1987, precisamente el año en que ingresó en prisión Kubati. Eran Ángel Alcaraz Martos y las niñas gemelas, de tres años, Miriam y Esther Barrera Alcaraz. La tía política de las niñas, presente en Puerto 1, recordaba las fotos de las niñas que le enseñaron poco antes de su muerte. "Eran guapísimas".

 

En la puerta de la prisión, protegida por policías antidisturbios pese a que las personas congregadas en el penal no parecían tener otra intención que abuchear al etarra a su salida, se encontraba visiblemente nervioso el abogado Hugo Gómez, que había sido enviado allí por los letrados del etarra para que le prestara apoyo jurídico. "¿Está aquí por lo de Kubati?" "¿Kubati? No. Un tal José Antonio López". "Ese es Kubati". "Ah, ni idea, yo estoy aquí porque me han mandado, a ese señor no le conozco de nada. Vengo porque me lo han pedido unos abogados de Bilbao que no han podido venir". Contra él se dirigieron buena parte de los insultos a lo largo de toda la tarde. "El amigo de los asesinos es un asesino también", le llegaron a gritar al abogado, que no entendía nada de lo que estaba sucediendo.

 

Minutos antes se había producido un pequeño altercado cuando el coche que había traído al abogado fue abordado por los presentes al ver que los ocupantes, un trío de chavales jóvenes, se tapaban el rostro con pañuelos palestinos. Gómez afirmó posteriormente que "todo ha sido un malentendido, no tienen nada que ver con la persona que está ahí dentro. Simplemente me han hecho el favor de traerme". Lo cierto es que la confusión provocó un pequeño forcejeo con más gritos y más insultos que obligó a la intervención policial para dejar que los jóvenes embozados se marcharan por donde habían venido.

 

Un funcionario salió sobre las nueve de la noche e informó a algunos de los periodistas que el fax que abría las puertas de la prisión a Kubati ni siquiera había llegado.   La furia, cuando ya corría el rumor de que la excarcelación se retrasaría, era contra las autoridades penitenciarias. "Qué falta de respeto, que lo saquen ya de una vez", gritaban. Y entonces lo sacaron. 

 

En torno a la misma hora de la noche, como si se hubiera coordinado la operación, salían de su reclusión otros 13 miembros de ETA,como Inmaculada Noble, integrante del 'comando Madrid' que lo hizo de la prisión de Botafuegos, en Algeciras. También lo hizo la 'grapo' Olga Oliveira, de Granada.

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