Juan Luis Jiménez es un curtido empresario de la hostelería que a lo largo de su trayectoria profesional nunca ha tenido miedo a desfallecer ante la apertura de un nuevo negocio o actividad económica, la mayoría de las ocasiones relacionadas con la hostelería.

Desde un bar de copas, a una cafetería, hasta dar el salto a la hostelería con mayúsculas, y en un lugar envidiable, Los Caños de Meca, donde durante varios años ha logrado hacerse un hueco por sus productos, la atención a la clientela y el mantenimiento de la relación calidad/precio.

En el bar restaurante Mini-Golf, situado frente al cruce de la carretera que lleva al Faro de Trafalgar, su terraza se completaba cada verano. Allí iban los clientes, llegados de muchos puntos de la provincia, buscando sus pescados, carnes y verduras de kilómetro cero, ya que salen de las lonjas y mercados de la zona. A ello se unió la construcción de un horno de leña para la realización de pizzas con productos variados y confeccionadas por todo un experto en esta materia.

Todas las previsiones que tenía para el año 2020 se fueron al traste tras la declaración del estado de alarma debido a la pandemia del coronavirus, cayendo en picado las reservas al cerrarse los accesos a los distintos términos municipales.

Según apunta este empresario, en su restaurante "reabrimos a primeros de junio con mucha incertidumbre y mucha inseguridad", aunque reconoce que "los meses de junio, julio y agosto fueron bastante bueno y terminamos cubriendo nuestras expectativas".

Pero, a partir del mes de septiembre, con las nuevas medidas impuestas por las autoridades sanitarias, volvió la mala racha. "A opartir de ahí lo que han venido son unos meses para pasar página”, ya que, según explica Juan Luis Jiménez, "no ha habido turistas de fuera, ni gente mayor y en octubre con las nuevas medidas prácticamente ni hemos cubierto costes".

Tras adaptarse a la normativa requerida por las autoridades sanitarias, las instalaciones fueron  cumpliendo con todas las exigencias en cuanto a separación de mesas, lo que ha hecho perder espacio y por tanto clientes. Una parte de ellos se ha podido recuperar con la venta de sus productos fuera del establecimiento, con solicitud previa del menú a confeccionar o con las pizzas a recoger a la hora acordada.

También realizó una inversión para convertir parte del establecimiento en un supermercado, al apenas existir este tipo de equipamientos en esta pedanía barbateña. Todo para salvar un negocio que era rentable pero que por culpa de la Covid ha tenido que ser reinventado por un hostelero emprendedor que jamás desfallece.

Juan Luis Jiménez, en cuanto a las expectativas para 2021, espera que con la llegada de la vacuna "se pueda ur trabajando cada vez a un mejor ritmo y recuperar así el tiempo perdido".