La emoción de volver a casa

Dos horas de emotivo y litúrgico acto antes del regreso a tierras venezolanas

F. Rufo / Cádiz

24 de abril 2012 - 06:36

Año 201 de la revolución. En el astillero de Puerto Real, Cádiz, España, la dotación del Alfa Bravo Kariña, Papa Charli 24, sube a bordo.

-"Independencia y patria socialista".

-"Viviremos y venceremos, capitán de fragata. Hasta la victoria siempre".

-"Buenas tardes mi comandante general, permiso para hablar con usted".

-"Autorizado".

-"Solicito su autorización para asumir el comando del patrullero Alfa Bravo Kariña, Papa Charli 24".

-"Proceda usted con dignidad y honor, como venezolano y miembro de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana".

Esta conversación se producía ayer con el capitán de fragata que asumió ayer el mando del Kariña, Rogel Ramos, y se repitió en numerosas ocasiones. Cosas de la liturgia militar venezolana. Pero esa liturgia dio paso a otros momentos, de emoción y de vuelta a la realidad.

Los momentos de emoción llegaron, especialmente, en dos momentos. El primero, en la alocución ante todos los presentes del vicealmirante de la Armada venezolana y responsable de la misión en España, Gerson Padrón. Asumió ante todo lo que suponía volver a casa después de siete años en la Bahía. Muchos recuerdos, muchos compañeros que se quedarán en Puerto Real, pero otros que marcharán con ellos.

El otro momento emotivo llegó con la inesperada presencia del ex alcalde de Puerto Real, José Antonio Barroso o, como lo denominaron las autoridades venezolanas, "el ciudadano José Barroso Toledo". Ni más ni menos que, al igual que varios altos representantes de la Armada española, recibió una medalla de manos del embajador de Venezuela, "por su contribución durante su etapa como alcalde" para que la relación entre ambos países y Navantia fuera un éxito.

Barroso, igual que antes Gerson Padrón, no pudo evitar emocionarse. O igual no quiso evitarlo y se emocionó a propósito. Hasta el punto de que improvisó el saludo con el puño al más puro estilo chavista. También acudió el ex subdelegado del Gobierno en Cádiz, Sebastián Saucedo, al que agradecieron su labor.

Quien no asistió fue ningún alto representante de Navantia, salvo el director local, Fernando Miguélez.

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