Provincia de Cádiz

Entre la conmoción y la rabia en Cal y Canto

Los vecinos de la barriada de Guillén Moreno no daban crédito a lo sucedido. A lo largo de la tarde de ayer, conocidos de la víctima peregrinaron al portal número 7 de la calle Cal y Canto para conocer de primera mano lo sucedido y dar el pésame su hermano Emilio, quien se mantuvo en el lugar mientras la policía científica trabajaba en el interior de la vivienda. La pesadumbre, la conmoción y la rabia fueron apareciendo en el ánimo de los amigos y conocidos de la mujer.

Mercedes era conocida por las gentes del barrio y es que se trataba de una mujer que, según sus propias vecinas, era de allí "de toda la vida". "La conozco desde que llegué al barrio hace 24 años", aseguraba una vecina en uno de los corrillos que se fueron creando en las cercanías del brutal asesinato. Corrillos que, como suele ser común en estos casos, dieron rienda suelta a toda clase de conjeturas y cábalas sobre los motivos que pudieron dar píe al presunto asesinato.

Una de las vecinas del edificio explicaba que se trata de un hecho sorprendente, "era muy buena mujer, nunca se metió con nadie, y no entendemos cómo ha podido pasar. Ella nunca abría la puerta a desconocidos". En el ambiente planeaba la idea de que el culpable debía ser alguien conocido, "quien fuera debía saber que su marido se había ido de viaje", comentaban, "vivía sola con su marido y sus dos perros desde que murió su madre hace 5 meses. No está teniendo suerte esta familia". Sin embargo, nadie se atreve a aventurarse a la hora de dar un nombre o un móvil de presunto crimen. "No tenemos ni idea de quien ha podido ser, no creemos que tenga enemigos. Nosotros no sabemos de quién podría querer hacerle algo así", explicaba contundente otra vecina.

Respecto a la hora de la muerte, varias vecinas escucharon a los perros ladrar y aullar alrededor de las tres de la pasada madrugada del domingo al lunes. Además, aseguraban que la habían visto el pasado viernes en la feria de la tapa y que uno de sus hermanos estuvo almorzando el domingo en el mismo domicilio, por lo que, los ladridos se convirtieron rápidamente en una prueba evidente para la vecindad.

Poco después de que se descubriera el cuerpo de Mercedes comenzó a llegar la Policía Nacional primero, y la científica y el juez de guardia después. Sería este último quien decretaría el levantamiento del cadáver y el secreto de sumario. El cuerpo fue trasladado al Tanatorio de Servisa. Mientras, la Policía Científica se quedaba en la vivienda recopilando pruebas.

El trasiego de miembros de la Policía Nacional fue continuo. Finalmente, fueron dos agentes de este cuerpo los que quedaron para controlar el acceso al edificio. Sólo quienes vivían en el inmueble de diez pisos podían pasar previa identificación. Vecinos, curiosos, miembros de los cuerpos de seguridad y, al final de la tarde, medios de comunicación, fueron llenando la calle.

Contando el asesinato del pasado sábado en el Puerto de Santa María, son ya dos asesinatos en la provincia en apenas 48 horas. Demasiado para una población poco acostumbrada a estos hechos. Casualidades como estas no son comunes y, en las caras de los vecinos, la incredulidad era evidente. Una tragedia que a todos, especialmente a las personas más allegadas daba que pensar en un barrio actualmente tan tranquilo como otro más de+ Cádiz .

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