La provincia registró en el primer cuatrimestre del año un 2% menos de viajeros que en el mismo periodo de año anterior, alrededor de 518.000 visitantes, mientras que las pernoctaciones en el destino disminuyeron un 2% hasta los 1,2 millones. Es el balance ofrecido por el INE y refleja que la actividad turística se ha mantenido en Cádiz pese al cóctel de factores negativos que acumula el ejercicio: a la funesta situación económica en España y Europa, se han sumado el mal tiempo y los efectos de la nube volcánica en el transporte aéreo.

"Si lo pensamos, hemos tenido una temporada baja de ruina... Cuatro meses lloviendo, y cuando para de llover llega la nube. Hemos sufrido muchas cancelaciones de viajeros alemanes, unas pérdidas económicas cuantiosas en un momento que es difícil para todos", relata Alberto Oneto, director del apartahotel Tartessus, en Chiclana, que sufre hasta el momento una caída del 10% con respecto al arranque de 2009.

José Luis Roy, de Meliá Sancti Petri, coincide en que el invierno "podría haber sido mucho peor", pese a que el negocio acumula una caída de en torno al 5% tomando como referencia el año pasado. Ambos hoteles cosecharán la mayor parte de sus beneficios en los tres próximos meses y sus expectativas son positivas.

A la espera del verano, los resultados del turismo gaditano en el primer cuatrimestre del año prolongan la tendencia a la baja de los dos últimos ejercicios. Son caídas sobre caídas, y sitúan el nivel de actividad del sector en los niveles de 2004, pese a que la planta hotelera ha crecido en más de 4.000 camas desde entonces. Los empresarios con actividad en Cádiz creen que costará muchos años retornar a la edad de oro del negocio turístico en la costa.