Se acercan las fechas de las típicas cenas de empresas, los encuentros con antiguos alumnos del colegio o las comidas familiares, eventos que se esperaban con relativas ganas y que ahora, en plena pandemia por el Covid-19, suscitan cuanto menos algo de recelo.

A la hostelería, una vez más, le toca reinventarse para salir airosa de la complicada situación a la que se enfrenta de cara a la Navidad. Raúl Cueto, del grupo Arsenio, propone una serie de alternativas para celebrar unas comidas en grupo “seguras y responsables”.

“Tenemos que conseguir que la Navidad empiece en noviembre. El objetivo no es otro que adelantar las comidas de empresa y comenzar a celebrarlas ya, con las restricciones de aforo establecidas a raíz de la crisis el coronavirus”. De esta forma, añade Cueto, “se organizarían más espaciadas en el tiempo, lo que permitiría, por un lado, guardar un puente de seguridad entre una comida y otra (es habitual acudir a varias) y, por otro, la hostelería tendría pequeños servicios todos los días, lo que constituye un pulmón para el mantenimiento de los puestos de trabajo asociados a este sector”.

El responsable del grupo Arsenio habla de “pequeños servicios” porque la idea que plantea es que estas comidas se celebren entre grupos reducidos. “Sería absolutamente irresponsable que una empresa convoque una cena con 40 o 50 empleados repartidos en mesas separadas. Lo más conveniente, dadas las circunstancias actuales, sería hacerla por departamentos”, apostilla.

Siguiendo con este concepto de ‘comidas con cabeza’, Cueto lanza otra propuesta: “Convertir los martes en viernes. No hay razón para concentrar estos eventos solo durante los fines de semana. Actualmente, todos los locales cierran a la una de la madrugada como muy tarde. Es viable quedar cualquier día entre semana para este tipo de celebraciones y evitar así aglomeraciones en los días fuertes”.

En cuanto a los menús, Raúl Cueto baraja adaptarlos para incentivar mesas menores. “En lugar de concertar menús a partir de ocho personas, podemos hacerlo a partir de cuatro o de seis. Del mismo modo, hay que darle una pensada a los platos, sobre todo, a los que van al centro para compartir. Tenemos que trabajar en entrantes que sean fáciles de compartir de forma segura”.

Los hosteleros de San Fernando, por su parte, afrontan la campaña navideña con incertidumbre. Lo reconoce el presidente de la Asociación Isleña de Hostelería y Turismo (Asihtur), Antonio V. Páez. Su intención es ofrecer alternativas para que las tradicionales comidas y cenas de empresa de Navidad puedan producirse en San Fernando de forma cómoda y accesible para los comensales. Entre otras cuestiones, se barajan opciones como adelantar el inicio de la temporada de comidas y cenas de empresa; separar a los grupos más numerosos por mesas, al igual que viene ocurriendo en diversos eventos; reservar los locales de forma exclusiva durante tramos horarios o incluso lanzar promociones y descuentos para fomentar el pedido de comida a las oficinas y centros de trabajo, a modo de catering.

“Una vez más, los hosteleros estamos entre los mayores perjudicados por las limitaciones y consecuencias de esta pandemia, pero, como siempre, tiramos de ingenio y de nuestra capacidad de reinventarnos para salir adelante. Los isleños pueden estar tranquilos y seguros de que este año podrán disfrutar de sus comidas y cenas de empresa siempre bajo el estricto cumplimiento de las medidas sanitarias y distancias de seguridad vigentes”, subraya Páez.