EL PSOE jerezano, tocado y hundido tras las últimas municipales, vive estos días como dicen las leyendas que hiberna Walt Disney: criopreservado por si en cualquier momento surge una cura que combata el mal que se lo llevó de este mundo. Pero la única realidad del partido del puño y la rosa en Jerez es que ayer mismo se dieron pasos importantes para que, tras el sonado y sonoro batacazo de las últimas elecciones locales que supuso perder 10 concejales de una tacada, se recomponga, se regenere. A decir verdad, aún quedan muchas rencillas y cuentas pendientes en los intestinos de la organización. Como la que me expuso un destacado militante y miembro, todavía, de la ejecutiva local, que en la noche ‘azul y blanca’ (más azul popular que blanca) del pasado sábado me confesaba: “¿Mañana a lo de Chaves? Paso totalmente, ¿después de estos cuatro años de vacío va a venir ahora a Jerez a pedirnos apoyo?”. Es verdad que esas grietas, esas heridas, tardarán tiempo en sellar y cicatrizar, pero no es menos cierto que el que ahora mismo es el descabezado principal partido de la oposición en Jerez no puede mantener ni el letargo, ni la desbandada actual. Más si cabe, ante el estado de crispación y desconcierto que sigue padeciendo la ciudad. Yaquí justamente es donde cobra relevancia el simbolismo de la presencia de Mamen Sánchez en el entarimado de los discursos durante el mitin que ofreció ayer Manolo Chaves en el Hotel Guadalete. La ‘dos’ del PSOEpara el Congreso por la provincia tiene todas las papeletas, y ella es muy consciente de eso, para representar el relevo natural del partido en la ciudad. Habilidad tendrá que desplegar para tratar de recomponer el destrozo e integrar al grupo municipal tras el rearme orgánico de un partido en el que su secretaria general ya no abre la boca por no molestar.  Curiosamente, Pilar tampoco pudo con Manolo y, pese a que en privado apostaba por “jubilarlo”, los reveses de la política han demostrado que para quien desde luego sí que pasó su tiempo es para ella.