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Provincia de Cádiz

Ratificada la prisión para los imputados del caso de Ricardi

  • Los jerezanos niegan ser autores de la violación que pena el portuense pero su ADN está en ropa y vagina de la víctima

Fernando P. y Juan B., los dos jerezanos a los que ya en abril del pasado año la Policía apuntó como los únicos autores de la violación por la que Rafael Ricardi Robles ha estado cerca de 13 años en prisión, negaron ayer ante el juez instructor, el titular del Juzgado 3 de El Puerto, Miguel Ángel López Marchena, su implicación en el caso.

El juez los había citado ayer a las once de la mañana para notificarles su procesamiento por la violación por la que fue condenado el portuense, excarcelado el verano pasado tras serle concedido el tercer grado a petición de la fiscal jefe de Cádiz, Ángeles Ayuso, al confirmarse la exclusiva participación de los jerezanos en la agresión sexual que sufrió una joven en la urbanización de Valle Alto, en El Puerto, en el verano de 1995.

Los dos fueron trasladados desde la cárcel para la indagatoria requerida. Fernando, de hecho, se encuentra desde abril del pasado año en prisión tras comprobarse que era su ADN el que inicialmente se llamó "perfil X" y que de modo erróneo fue atribuido a Ricardi en el año 1995. Cinco años después, el Instituto Nacional de Toxicología ya confirmó que ese código genético no era el del portuense, pero nadie promovió la revisión del caso porque la víctima había reconocido, según se dijo, "sin ningún género de duda" a Ricardi. Hace ya algunas semanas que el juez había ratificado para Fernando la orden de prisión preventiva por este hecho.

Para Juan, que estaba encarcelado el año pasado por otra violación, cometida en Puerto Real, cuando se le imputó la de El Puerto, el juez le decretó ayer prisión también por la atribuida a Ricardi por error.

Los dos negaron ante el juez su autoría. No obstante, las pruebas que hay en su contra son más que solventes: un informe realizado por el Instituto Nacional de Toxicología en julio pasado en cuyas conclusiones se recoge que se ha hallado ADN de Fernando y de Juan en restos que quedaron en la vagina y en la ropa de la víctima.

La violación que se les imputa fue salvaje. La víctima se dirigía en moto hacia su casa, en la urbanización de Valle Alto, en El Puerto, a las dos de la mañana del mes de agosto de 1995. Tuvo que parar su moto: un montón de piedras colocadas en mitad de la carretera le impedían seguir su camino. Dos sujetos, uno alto y otro bajo, encapuchados, la secuestraron y la llevaron a un descampado cercano, donde estuvieron violándola durante más de tres horas. El alto, previsiblemente Juan B., la penetró dos veces. El bajo, supuestamente Fernando P., como no podía, eyaculó en su boca. A cada uno se le acusa de dos delitos de violación, el cometido y la cooperación prestada al otro para consumar la agresión.

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