-¿Era necesaria la nueva Ley de Costas aprobada por el Gobierno central este mismo año? Porque ha generado sus críticas...

-Es normal que genere críticas pero es indudable que esa nueva Ley era muy necesaria. La anterior, que databa de 1988, ponía un horizonte de 30 años para recuperar el dominio público. Y, claro, 2018 estaba ahí y si no se hubiera hecho nada ese año habría que haber echado a los titulares privados con derechos consolidados sobre esos terrenos y habría que derribar muchas viviendas. Y no estamos hablando de chalés de lujo en primera línea de playa sino de unas 18.000 viviendas de poblados marineros como el de la barriada de El Palo, en Málaga, o el de muchas poblaciones canarias, por ejemplo. La nueva Ley amplía el plazo de estas concesiones a un máximo de 75 años.

-En lo referente a la provincia, el Gobierno ha destacado el beneficio de esta Ley a las salinas mientras la oposición alerta de un riesgo de especulación urbanística...

-La nueva Ley de Costas tiene mucha influencia en las salinas porque permite que los que eran sus titulares privados sigan siéndolo. Pero también se refleja en la Ley que la única actividad que pueden llevar a cabo en ese espacio tiene que ser la misma que tuvieran antes de la Ley de 1988, ya fuera actividad salinera o cultivos marinos. Además, esas salinas son declaradas ahora zonas protegidas y se les da más protección jurídica a sus antiguos propietarios. Con respecto a lo de la especulación urbanística tengo que decir que en estos temas suele haber mucha demagogia. Nadie ha pensado convertir las salinas en zonas urbanizables. No se puede construir en ellas, entre otras cosas porque están en parques naturales.

-¿Cómo valora la polémica surgida sobre la extracción de arena de la duna de Valdevaqueros?

-Lo que me gustaría dejar claro es que fuimos nosotros, desde la Demarcación de Costas, los que en junio paramos todo ese proceso de extracción de arena de la duna. El Gobierno y la Junta habían llegado a un acuerdo mediante el cual se retiraba esa arena para que la Consejería de Fomento pudiera despejar la carretera para permitir el acceso de los vecinos de Punta Paloma. Pero detectamos un flujo considerable de camiones, veíamos que ahí había un negocio ilegal con la extracción de arena, y lo paramos de inmediato. Y Costas actuó ahí por exceso de celo, ya que estamos hablando de una duna que está en un parque natural, el del Estrecho, que es, por tanto, competencia de la Junta. Hay que tener claro que esa arena que se saca tenía que ir a la playa de Los Lances porque no puede salir de la unidad fisiográfica. Pero sobre la duna de Valdevaqueros me gustaría decir dos cosas: la primera es que la solución pasa por que la Consejería de Fomento de la Junta construya un nuevo acceso a Punta Paloma, porque invertir cada año 600.000 euros en despejar la carretera me parece un derroche; y, por otro lado, no entiendo esa falta de sensibilidad que hay con respecto a la duna de Valdevaqueros. Nadie se plantea la posibilidad de retirar arena de la duna de Bolonia, que es un paraíso y que es la hermana gemela de Valdevaqueros. Sólo hay tres dunas iguales en Europa y dos están aquí. Por eso la protección medioambiental debe ser máxima pero en ambos casos, no sólo en uno.

-Una de las imágenes de este verano ha sido la de esos bañistas escalando para llegar y salir de una de las calas de Roche. ¿Qué administración es responsable del mal estado de esos accesos?

-Todas las competencias de uso y disfrute de las playas son municipales. A nosotros nos corresponde la protección de la costa pero sólo en la franja de dominio público marítimo-terrestre. Históricamente Costas ha invertido mucho en esos accesos y, precisamente, los de las calas de Roche los hizo este departamento, que luego los entregó al Ayuntamiento de Conil para su explotación y mantenimiento. O sea, que es un asunto municipal, aunque eso no quita para que Costas esté dispuesta siempre a actuar ante una necesidad. En cualquier caso estamos hablando de calas de muy poco uso, cuando hay miles de playas que están perfectamente acondicionadas para el uso de los bañistas. Lo que es imposible es que los bañistas quieran llegar a todas las playas con escaleras metálicas, como si fuera El Corte Inglés.