Infografista, subdirector de gráficos de 'the washington post'"Por los pasillos no te encuentras a Robert Redford pero sí a premios Pulitzer"
En la capital del mundoÉl estuvo en sus comienzos en 'Diario de Cádiz' y ahora es responsable de los gráficos en el diario que acabó con el presidente Richard Nixon, destapando el 'caso Watergate'
Si hay un periódico cinematográfico, ése es The Washington Post. Si hay un diario prestigioso, ése es el que descubrió y desarrolló el caso Watergate y acumula un par de premios Pulitzer por año. Hace sólo unos días, uno de sus redactores ha recibido otro por destapar las mentiras de Trump. A los mandos de su departamento de gráficos, y bajo la dirección de Kat Downs, está desde hace un año un gaditano, Chiqui Esteban, nacido en la Tacita hace 36 años. Con esa edad, y en cinco años de estancia en Estados Unidos, ya ha tenido a su cargo además los departamentos de gráficos del no menos prestigioso The Boston Globe y de la enorme National Geographic. Con su mujer, la gallega Carmen, y sus tres hijos, superando con nota las dificultades del idioma y de la comida, se ha adaptado bien a la vida norteamericana, pero dejando algo de espacio para la necesaria nostalgia.
-Estar en el Washington Post es como estar en la cumbre, ¿cómo se consigue?
-Pues paso a paso. Yo he pasado por todo tipo de medios: empecé en un regional (La Voz de Galicia) donde aprendí mucho, de ahí a uno local (Diario de Cádiz), donde fueron las cosas bien y acabé en un nacional cuando me llamaron al fundarse Público. El departamento de gráficos de Público resultó ser un lugar espectacular para trabajar en gráficos y en seguida logramos hacernos un nombre en el panorama internacional de los gráficos. Pero yo quería aprender a hacer gráficos digitales y en Público eso era difícil, así que acabé yéndome a lainformacion.com cuando se fundó. Allí me dieron mucha libertad y pude aprender y experimentar. El mundo de los gráficos digitales estaba creciendo mucho, lo que me abrió las puertas a hablar en congresos internacionales y conocer gente. Como son unos conocimientos que son difíciles de encontrar (alguien que trabaje en digital y papel, capaz de hacer 3D, etc.), eso acabó ayudando mucho a que me cogieran en The Boston Globe, que creo que fue el paso más complicado. Cuando llevaba un año allí mi jefe se fue a Los Angeles Times, y debían estar contentos conmigo porque me nombraron director de Gráficos. Y ya de ahí acabé pasando a subdirector de gráficos de National Geographic, y de ahí al Post.
-Trabajar en el diario que sacó el caso Watergate suena a película. ¿Ha esperado encontrarse por los pasillos con Robert Redford y Dustin Hoffman?
-Cuando vine a la entrevista se acababan de mudar de sede y tenían ahí en los pasillos un montón de cajas que ponían'Papeles del Watergate'. Yo les decía que los tenían ahí sólo para chulear. Hombre, lo primero que se siente es responsabilidad. En un sitio tan respetado te sientes que no puedes hacer cualquier cosa para salir del paso. Pero no ya por el pasado, también por el presente. Aquí es raro el año que no caen un par de Pulitzers, así que por el pasillo no te encuentras a Redford o a Hoffman pero te encuentras a Marty Baron (el director del Globe al que interpretaba Leiv Schreiber en Spotlight), a David Fahrenholdt, a Wesley Lowery, Dan Balz, o cualquier otro de cierto nivelazo, incluido nuestro propio departamento. (Y ahora sólo para chulear: con el que me senté en una reunión en el Globe es con Michael Keaton, que venía a ver cómo funcionaba el periódico para su papel en Spotlight).
-¿Imaginaba que llegaría tan alto cuando empezó?
-Que va. Si yo cuando estaba en la carrera mi sueño era que me cogieran en el Diario. Incluso me llegó la oferta de La Voz de Galicia y a la primera dije que no porque yo de Madrid para arriba no me veía. Bueno, Washington en realidad está más al sur que Madrid.
-A usted puede parecerle normal, pero desde aquí se ve como algo con un gran mérito.
-A ver, dices Washington Post y la verdad es que impone, y yo todavía no me lo creo del todo. Pero como te decía al principio creo que el gran cambio fue de lainformación.com al Boston Globe. El resto en realidad han sido saltitos (aunque sean muchos). Pero hay días que llegas allí, te sientas, y ves que estás en el Post y te da el subidón.
-¿Qué ha aprendido en cada sitio en el que ha trabajado?
-De todos se aprende mucho (y la verdad es que he trabajado en un montón). En Galicia aprendí mucho del rigor de los gráficos y de que son un producto tan importante como cualquier noticia. De Cádiz, el valor del periodismo local y conectar con lo que le importa a la gente. En Público, cómo arriesgar tiene su premio y que no hay que conformarse con lo de siempre. En lainformacion, el lenguaje digital. En el Globe, el periodismo americano (que no tiene nada que ver). En National Geographic, a pensar en grande.
-Eso suena a que donde está ahora es el mejor lugar para desarrollar su trabajo.
-Ahora mismo sí. Tenemos un equipo de gráficos de ¡26! personas , con todo tipo de cualidades y que además nos llevamos muy bien. Así que sólo tenemos que pensar qué queremos hacer: tenemos la gente adecuada para hacer lo que sea, tiempo suficiente si el tema es importante, e independencia para marcar nuestra propia agenda e inventar. Hay que probar de todo, pero aquí ahora la verdad es que estoy muy agusto.
-Aunque sea lejos de Cádiz.
-Yo me fui de Cádiz a los 18 para estudiar. Volví a los 24 y me volví a ir a los 27. Ahora tengo 36. Así que después de tanto tiempo uno se acostumbra. Pero vamos, que paso por allí todos los años y mi familia sigue en Cádiz.
-¿Cómo es su vida en Washington?
-Pues superamericana, si te digo la verdad. Tenemos tres niños y vivimos en una casa de estas con jardín en Bethesda, un suburbio de Washington. Por mi parte, yo entro a las 9 y salgo a las 5, algo impensable en un periódico español. Los niños mayores van al colegio (el mayor ya va en el autobús amarillo de las pelis) y los fines de semana juega a hockey hielo o béisbol. La mediana aún va al equivalente a guardería y hace ballet los sábados. El pequeño todavía está en casa. Carmen, mi mujer, aún no puede trabajar por temas de visa, pero esperamos solucionarlo este verano. Tiene su pandilla de amigas americanas y al final hacen bastante cosas también.
-¿Se diferencia mucho de la vida en España?
-Sí, sobre todo es más fácil conciliar. Pagan mucho más, pero también la vida es mucho más cara. Luego hay las típicas cosas que no se entienden, como que no haya salud pública o que las armas sean legales (aunque en Washington y en Boston, donde vivíamos antes, eso no se note porque sí son muy restrictivos). Pero al final todo se hace normal. Al principio hasta ir al super era una experiencia de otro mundo porque no hay el mismo tipo de cosas. Y luego está que al principio nuestra idea era vivir en piso como cualquier español y al final hemos acabado en casa en los suburbios con coche con tres filas de asientos y llevando al niño a hockey porque la vida te tira a eso y te tienes que adaptar.
-¿Cuál de los dos estilos de vida le gusta más?
-Hombre, yo lo de trabajar de 9 a 5, con mucha independencia y sabiendo que tu trabajo puede cambiar cosas la verdad es que me gusta mucho, no te voy a mentir. Hay cosas que se echan de menos, no solo el Colacao (que tenemos grandes reservas). También familia y amigos que dejas atrás, la seguridad de saber que estás haciendo las cosas bien y no tener esa inseguridad cada vez que aparcas o mandas los impuestos de si has hecho algo ilegal porque no sabes muy bien cómo va el sistema.
-¿Allí se está haciendo ahora el mejor periodismo en infografía y en general?
-Ahora mismo sí. España hace unos años tenía un nivel altísimo, pero se ha ido viniendo todo el mundo para acá. Ahora mismo, sólo en Washington, puede haber 9-10 infografistas españoles. Además, se respeta mucho y nos tratan como a cualquier sección del periódico: aquí, en el Globe o en cualquier sitio. Tenemos que sacar nuestros propios temas, los escribimos, los investigamos y publicamos por nuestra cuenta. Y esa confianza ayuda mucho. En cuanto al periodismo, el mismo concepto de lo que tiene que hacer un medio es muy distinto en España y en Estados Unidos. A mí me gusta más el de aquí (aunque medios chuflas y medios buenos hay en ambos lados). Me gusta la manera de investigar, cómo se trata a los trabajadores. Que el periodismo no es lo que ha pasado en el día, sino que el medio marca la agenda y da hueco a muchos temas de fondo, incluso en los medios pequeños.
-Además, el Post parece haber dado con la clave de ganar lectores y dinero con su edición digital.
-La verdad es que desde que está Bezos el Post ha subido mucho. Las suscripciones y el tráfico tiran hacia arriba y yo creo que no hay ninguna clave secreta: hacer periodismo, ir donde está la gente, y apostar por un buen producto. No pensar que lo digital es menos que el papel, si no que ofrece muchas ventajas y que hay que ir a por ellas y aprovecharlas. Y de momento parece que funciona.
-Incluso ha aumentado plantilla, ¿cómo lo ha conseguido?
-Pues yo creo que por lo que te decía arriba. Al final, el Post le ha dado a la gente lo que quiere. Pero no lo que da visitas solamente, sino lo que quiere hasta un punto de que se anime a pagar por ello. Y en vez de mirar con recelo a la tecnología la ha hecho parte de su misión y ha desarrollado productos que se venden a otros periódicos y que hacen nuestro trabajo más fácil. Y sobre todo, que cuando ha habido dinero se ha usado para seguir apostando y traer más gente y hacer un medio aún mejor. Porque si no haces eso es cuando te hundes.
-¿Para usted no es una gran responsabilidad?
-Lo que tienes es una presión tremenda porque cometer un fallo en el Post no es lo mismo que cometer un fallo en un periódico más pequeño, porque tiene mucha más repercusión. Eso hace que al final hay días que te vas a la cama supernervioso aunque hayas repasado las cifras 80 veces. Pero luego ves que el trabajo que haces tiene repercusión y empuja mucho a trabajar.
-Responsabilidad suele ir pareja con libertad.
-Mucha. Por supuesto todo se revisa dentro del departamento (tenemos muchos filtros) y los temas más delicados incluso fuera de él por parte de los jefes (director y subdirectores). Pero se tiene mucha confianza en la sección: la mayoría de los temas que sacamos son nuestros de principio a fin, redacción, código, gráficos y lo que haga falta. Y cuando creemos que están para publicar, los publicamos. Confían en nosotros y yo creo que el departamento se ha ganado esa confianza. En parte es la cultura del periodismo de aquí, y también una manera de atraer talento: "Trae gente buena y déjales trabajar".
No es guerra con Trump, sino trabajo
El director de The Washington Post es Marty Baron, que se hizo famoso en todo el mundo después de la película Spotlight, la historia real de cómo los periodistas del Boston Globe destaparon el escándalo de la pederastia en la Iglesia de esa ciudad. "Fue mi primer director en el Globe -dice Chiqui Esteban-, me impresionó que nadie hablara mal de él. Luego ves lo que hace en el Post cada día y lo entiendes, sabe qué es importante, cómo tratar los temas. Es un ejemplo de rigor e instinto". Allí se vive con especial intensidad la presidencia de Donald Trump, cuyas mentiras de campaña desenmascaró el periódico, y que ha sido objeto por esto de muchos ataques por parte del presidente. "Pero como dice Baron 'no estamos en guerra, estamos trabajando'. Trump insiste mucho en culpar a periódicos, decir que se inventan cosas y que mienten porque están contra él. Nosotros simplemente seguimos haciendo lo que siempre hemos hecho: investigar, contar lo que pasa, y trabajar para que no nos afecte el juicio lo que se diga desde fuera. En el centro de la redacción hay un muro con una frase de Ben Bradlee (el director del caso Watergate) que dice: "La verdad, por dura que sea, nunca es más peligrosa que una mentira a largo plazo".
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