El relanzamiento de la base de rota Testimonios

Historias de la Base

  • El recinto militar de Rota ha sido parte de sus vidas. Una americana, una gaditana que se casó con un americano, trabajadores y militares cuentan sus vivencias

Después de más de medio siglo de historia, la Base Naval de Rota ha formado parte de la vida de muchas personas, de Rota y de fuera, de americanos y de españoles, de civiles y militares. Ahora, cuando la noticia de la llegada de nuevos americanos relanza las instalaciones para seguir escribiendo la macro historia del lugar, valgan estos testimonios para escribir su micro historia, la vivida por tantas y tantas personas que han pasado por allí, hace mucho o hace poco.

1Con 15 años recién cumplidos llegaba Joyce Van Dorth a Rota. Su padre, holandés nacionalizado americano, venía como profesor a la Base Naval. Era técnico de sistemas de navegación de los aviones y su función, como civil, sería enseñar a los más jóvenes a utilizarlo. En el aeropuerto de Philadelphia, a punto de emprender el viaje hacía España ,una mujer le dijo a su padre: "¿Qué, vais a Rota? Pues la casa con rejas mejor y los fines de semana no dejes salir a tu hija". Las ganas con las que venían no eran claro las máximas.

Sin embargo, ahora en 2011, aún está Joyce en Rota, con hijos y casada con un roteño. La relación con los gaditanos no ha sido tan mala como se la pintaron a su padre en el aeropuerto, al contrario, ha hecho su vida aquí. "Si al final mi padre decidió incluso vivir fuera de la Base", cuenta cuando se le pregunta si optaron por quedarse en el recinto. Y es que, asegura, vivir en la Base no es tan idílico como muchos se piensan. "La gente se cree que en la Base hay una ciudad pero hay muchos que prefieren quedarse fuera. Hay tiendas, joyería, supermercado, pero a los americanos le gustaba por entonces salir fuera". Y más en esa época, en los 80, cuando ella llegó. "Los estadounidenses tenían un nivel de vida más alto con el dólar , y aunque yo he estudiado en el colegio de la Base y he trabajado en la Base, mis amigos de salir eran de Rota", recuerda.

Por eso afirma que las relaciones siempre han sido buenas. "Cuando venían a manifestarse los antimilitaristas nos decían los roteños: fijarse que son gente de fuera siempre las que vienen. Salvo algunas personas que comentaban lo peligroso que eran los militares por Rota, no había problemas". Recuerda además que en la Base había un local de reunión, "se llamana Hay Motivos, donde se organizaban reuniones entre americanos y españoles y a las que mi padre iba". "Ahora ya no es lo mismo, la cosa ha cambiado bastante".

El nivel de vida ya ha subido y no quieren gastarse el dinero, comenta. "Hace poco -cuenta Joyce- llevamos al mercadillo a una amiga americana que llevaba aquí un año y todavía no había salido de la Base". "Y mira que en los 80 había militares por todas partes, tropa por la calle, con uniforme. Desde que empezaron los problemas de seguridad ya tienen prohibido salir con ellos y si quedan a cenar fuera o algo, prefieren no decirlo".

Yoice estuvo trabajando durante varios años en la Base de Rota y recuerda las buenas relaciones entre los trabajadores americanos y los españoles. "Los estadounidenses cobrábamos por el Ministerio de Defensa y eran dos maneras totalmente distintas, aunque ellos tenían más días de fiesta". Ya hay menos trabajo en la Base y Yoice trabaja por ejemplo en el otro filón de Rota, el turismo, en uno de los hoteles de Costa Ballena.

1Manuel Pacheco, trabajador local de la Base de Rota ya jubilado, recuerda la gran demanda de trabajo que había en el recinto hace años. "Allí entraba todo el mundo, ni te pedían formación ni nada. Ya no es así", lamenta. Manuel ha estado en la Base desde el 78 hasta que se retiró hace cuatro años y allí ha visto de todo. "Ahora nos vamos a quejar por la seguridad o por los que nos traerán, con lo que hemos tenido en esa Base...Ojalá no vengan cuatro barcos sino más, porque si no vienen industrias es lo que tenemos y de lo que se ha vivido ."

¿Y qué es lo había?, se le pregunta. Pacheco, que se encargaba de suministrar a los aviones que salían del aeropuerto, empieza a contar anécdotas. "Los carritos con los que suministrábamos el combustible a veces nos lo quitaban y lo hacían ellos, para que no viéramos lo que había. O no te dejaban entrar en los hangares. Ni las fuerzas nuestras sabían lo que había ahí. Así que ahora no vamos a quejarnos por eso", dice . "Yo soy muy español o lo que sea pero hemos vivido de eso. Vivimos de la Base, ni los campos ni la mar, ni los alquileres, porque ellos están acostumbrados a casas grandes y se van a El Puerto o Vistahermosa".

Con lo malo y con lo bueno, destaca Pacheco, hablando de otros años. Porque había cosas negativas "que subsisten". "No se han respetado derechos de los trabajadores en su propio país, y hoy en día sigue pasando", afirma. "Pero yo he tenido dos directores americanos y me he llevado perfectamente con ellos. Empezaron a llevarse su fuerza y los beneficios empezaron a bajar", sigue hablando Manuel, contando también los errores posibles de los roteños. "En la época del oro de los americanos se hicieron muchas cosas, buenas y malas".

Y hablando de las buenas relata que estuvo en buen departamento, que lo ganaba bien y que, salvo raras excepciones, ha tenido una buena relación con los militares de EEUU. "Hombre, tienes que tener en cuenta que ellos eran militares y por lo tanto estrictos, con otro carácter, pero muchos terminaban congeniando contigo".

Pacheco recuerda la vida de dentro, cuando se entraban los 4 de Julio. "Allí se abrían las puertas y eso era una feria. Se ponía un escenario, cacharritos para los niños, casetas para la familia. Te daban pases para que entrara la gente y te ibas con tus niños a la pizzería, la heladería, los fines de semana. Eso ya se ha acabado. Desde la anterior guerra de Libia".

1Gina Read muestra su alegría cuando recibe el email de este medio para que participe en el reportaje. "Qué echo de menos Cádiz", escribe desde Virginia Beach, en Estados Unidos, donde reside con su marido desde 1982, cuando lo destinaron allí.

Gina Read, aunque no lo parezca por su nombre, es gaditana. Era Gina López antes de casarse con el militar americano que conoció en Rota allá por 1973, con 18 años, en el 'Sangría Shack', "un local donde iba toda la juventud". Allí donde vive ahora, comenta Gina, hay muchísimas parejas como la de Gina. "Hay muchas españolas aquí", asevera. Cómo estaba Rota por entonces, empieza a escribir en el correo. "Estaba todo lleno de americanos por todas partes. No se quedaban en la Base, y daban mucha vida y dinero al pueblo", apunta. Incluso dice que en la Base apenas había movimiento. "No había casi nada entonces, allí era donde trabajaban en los aviones y en los barcos, pero poco más. En mi época había dos clubs y un supermercado, pero vivir allí era un poco aburrido, por eso todos salían fuera".

Sigue contando Gina, que por entonces, no sabe ahora, "a la gente le encantaban los americanos. "Aportaban mucho dinero al pueblo, en viviendas, restaurantes locales..." por eso cree que ellos "pueden traer más desarrollo para la zona de Cádiz". De hecho la imagen de los americanos sobre Cádiz siempre ha sido buena también, asevera al menos por su experiencia desde EEUU: "Están muy agradecidos por la amabilidad y la amistad que les han mostrado mucha gente de allí". "Es muy buena idea que vuelvan más americanos por allí", termina escribiendo antes de despedirse.

1Manuel Flores llegó a trabajar de peón realizando los primeros edificios de la Base, las casas de los militares, y entre los que vieron sus ojos está la construcción de la primera estación de radio que se hizo. Manuel ha trabajado de pinche, de peón, en el campo de tiro al plato, de manager de una tienda, de jefe de almacén, ... La Base de Rota ha sido su trabajo desde antes de que cumpliera la mayoría de edad. "Y sin embargo ahora no me dejan ni entrar para ir a ver a mis compañeros, no me dan ni un pase, me bajaron de categoría años después. Yo he tenido que firmar papeles del comité en la puerta", lamenta mientras relata su historia.

"Yo le agradezco a los americanos todo lo que tengo", afirma seguro. "Gracias a la Base pudimos trabajar gente que por una cosa o por otra no pudimos estudiar. Yo cuando entré no pensaba en armas ni nada y Rota lo que tiene es esto", continúa. "Una base militar llega y también se va, según los políticos, y ahora no tiene nada que ver que cuando había 3.000 o 4.000 militares destinados aquí. Y ya te piden distinta formación para entrar".

Manuel hace un esfuerzo para recordar ante las preguntas de este medio, y nos cuenta cuando iba a celebrar Acción de Gracias en casa de algún compañero americano, la fiesta del pavo. Normalmente la vida en la Base con ellos era tranquila aunque " hubo polémica unos años. Cuando un militar de ellos ganaba ponle 20 euros y nosotros 200, empezó a crearse algún recelo", ejemplifica. "Lo malo es que ellos cambian cada dos años, y cuando empezabas a conocer un jefe se tenía que ir". Ya, como comparten muchos de sus compañeros, esto es otra cosa. "Hay muchos trabajadores que no son de Rota. Si te das cuenta por la puerta de El Puerto entra más gente que por la de Rota, hay menos contratados y antiguamente estaba mucho mejor pagado".

1Desde la Jefatura de la Base Naval es de donde se llevan las relaciones con las fuerzas americanas, comandadas por un capitán de navío, que es el comandante de las actividades de los EEUU en España. Normalmente si trabajas ahí, nos cuentan personas relacionadas con el recinto, tienes más relación con los americanos. Desde ahí se llevan asuntos comunes de una base conjunta. O quizá si trabajas en la escuadrilla de helicópteros, cerca del aeropuerto, o si eres personal civil local, que trabajas para ellos. "Yo es que estuve en un barco y apenas tenía relación. Iba a hacer mi trabajo y las instalaciones entre los dos están separadas. Te los cruzabas pero sólo eso", cuenta Silvia, ex militar que estuvo en un buque español en la Base entre 2001 y 2004.

Silvia relata que la Base era un buen destino, y más para ellos los americanos. "Allí es como las películas americanas, tienen sus casas, su campo del golf, sus zonas de recreo y encima como estás fuera de tu país cobras un pastón", ríe.

"Allí tienen su pub, su bolera, por donde se mueve la gente que vive en el poblado naval, pero eso no quita que también salgan por las noches al pueblo", dice otro militar al preguntarle si cree que traerán más riqueza al pueblo. "Normalmente la gente que estamos en los barcos españoles usamos las instalaciones para hacer deporte o ir a la pizzería pero poco más. Es un buen lugar".

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