Coronavirus en Cádiz

Despejando la X del curso 20/21 en Cádiz

  • La comunidad educativa vive desconcertada ante lo que será la ‘nueva normalidad’ en los colegios. “Lo de que un día van unos y otro día otros está descartado”, dice el delgado provincial de Educación

Balcón con con una pancarta pintada por chavales de los institutos Columela y San Severiano

Balcón con con una pancarta pintada por chavales de los institutos Columela y San Severiano / Julio González

No hace ni tres meses el gran debate educativo en nuestro país trataba de algo llamado pin parental. Andábamos en esas naderías, cuando a la Educación, como a todos los sectores, le cayó la plaga que derribaba buena parte del andamiaje de un sistema que era capaz de perder tiempo discutiendo airadamente sobre... el pin parental.

“No tengo ni idea de cómo será el próximo curso, lo que estoy seguro es que no será un curso como los demás. Nos podemos olvidar por mucho tiempo, si no es para siempre, de que la enseñanza será como antes del coronavirus”. Lo dice con rotundidad el delegado provincial de Educación, Miguel Andreu, que ha pasado de ser un profesor de Física y Química en un instituto de Vejer que exploraba a través de su blog cómo podría ser transmitir conocimientos a sus alumnos apoyándose en las nuevas tecnologías a tener que gestionar el mayor reto educativo al que nos enfrentamos desde que se consiguió que la Educación en nuestro país fuera universal. Más de 220.000 alumnos en la provincia actuarán como ‘cobayas’ de este experimento obligado a partir de septiembre, ya que lo único que es seguro es que “en este curso los alumnos no volverán a las aulas”.

"Lo único que es seguro es que este año los alumnos no volverán a las aulas"

En estos días los docentes están realizando la evaluación del tercer trimestre. La evaluación se trata de lo que podría ser casi un aprobado general. De facto no lo es, ya que el referente es el resultado obtenido en los dos tercios de curso completados. Pero en su inmensa mayoría todos pasarán de curso. “El problema se puede dar en los cursos puente a Secundaria o a Bachillerato, donde el salto es mayor. En los otros cursos se retomarán las materias para ajustarse a lo largo del año a lo que se ha perdido en este último trimestre y retomar el ritmo”, asegura Andreu.

Pero lo que sobre todo han hecho los docentes durante esos dos meses de alarma es un curso acelerado de digitalización educativa. El propio delegado está asombrado de la velocidad con la que se han puesto al día en herramientas que antes sólo eran utilizadas por una pequeña parte de la comunidad educativa, desde el Moodle, el sistema de la Junta para la teledocencia, a otras que están en la red como el Google Classroom o el ya popularísimo Zoom.

“Nosotros nos fuimos a casa de un día para otro. El viernes nos fuimos y el lunes ya no volvimos. En principio era sólo para quince días, pero poco a poco se fue viendo que no se podría terminar el curso en el aula. Ante esto, los profesionales y la mayor parte de los alumnos han hecho lo imposible para readaptarse a una situación que nadie se podía esperar. En este tiempo se ha avanzado más que en años en adaptarse a la enseñanza digital”, narra el responsable provincial educativo.

La educación digital era algo que venía planeando entre los profesionales desde hace mucho tiempo. Se sabía que llegaría, pero jamás se pensó que de manera tan drástica. La prueba está en esa iniciativa fallida que supuso entregar ordenadores portátiles a todo el alumnado antes de que llegara la crisis de 2008 o la reacción de centros TICy la implantación de pantallas digitales que sustituían a la tiza. Pero fue una transformación a medias y se imponían los viejos hábitos.

La educación digital no se trata sólo de aparatos, es una transformación mucho más profunda y alcanza a la esencia misma del sistema. Igual que las calculadoras convirtieron las cuentas en un arcano, la tecnología hace que la acumulación de conocimiento tenga un papel secundario frente a la enseñanza de las habilidades para acceder de manera eficaz a ese conocimiento. La memorística se convierte en un necesario ejercicio mental, pero no el eje del proceso evaluador. Pues esto, que se encuentra en cualquier manual pedagógico avanzado, es lo que el coronavirus va a obligar a poner en marcha de manera inmediata.

La educación digital no trata sólo de aparatos, es algo mucho más profundo

Los Centros de formación del profesorado, los CEP, ya habían realizado numerosos cursos en este sentido. Ahora todo se va a acelerar y Andreu asegura que hay una enorme demanda de esta formación sobre todo entre el profesorado de mayor edad, “ya que los más jóvenes sí que se han incorporado con esa idea y la prueba es que muchos instrumentos ya se utilizaban y los centros tenían un conocimiento bastante preciso de las necesidades de su alumnado en esta materia, lo que nos ha permitido ir dotando a las familias que carecían de los medios materiales para poder afrontar la enseñanza a distancia”.

Esta situación ,la llamada brecha digital, ha sido una de las demandas de las federaciones de padres de la provincia para justificar que el curso debía acabar. Es lo que se ha llamado brecha digital, que ha demostrado ser mucho menor de lo que se pensaba (en realidad, en Cádiz, al final la falta de medios sólo afectaba a 250 alumnos). Frente a la brecha digital, a lo que los docentes se enfrentan es a una brecha social, que tiene que ver con la disposición y preparación de las familias para apoyar a sus hijos y colaborar con un sistema que ha tenido que reinventarse sobre la marcha.

En ese sentido, lo que venga en el próximo curso ya no pillará por sorpresa. “Hay que contar con la posibilidad de que podamos empezar el curso y nos digan que hay que volver a encerrarse”. Si esto sucede, y es uno de los escenarios con los que se trabaja, se habrá resuelto, o eso espera el delegado, todo lo que tiene que ver con la dotación material. En estos meses la Junta ha repartido 7.000 tabletas entre los alumnos que no contaban con medios para seguir digitalmente el curso. También se han implantado puntos wifi. Todo esto se va a valorar centro por centro en la última semana de junio, cuando se calcula que los profesores tengan que volver a los centros para hacer balance de lo realizado y cómo afrontar lo que viene.

La primera duda la van a encontrar en cómo sería el sistema presencial. “En Andalucía ya hemos descartado la idea lanzada por la ministra de que un día vayan unos quince chicos al aula y otro día vayan otros quince. Eso no es operativo de ninguna manera. Una familia con tres hijos, pongamos por caso, podría difícilmente organizarse en el caso de que un día le tocara a un hermano y otro día a los otros”.

La otra posibilidad es el distanciamiento, que se considera casi imposible en el caso de los los más pequeños. Eso supondría que en las aulas estuvieran la mitad de los alumnos, ya que no se puede hacer este distanciamiento en clases de 30 alumnos. Pero no existen aulas suficientes en los centros ni tampoco profesores, aunque se hiciera un esfuerzo por realizar nuevas contrataciones, para desdoblar esas clases. De hecho, hay centros, sobre todo en Primaria, que son inmuebles antiguos, muy pequeños, donde cualquier medida de este tipo sería imposible, a lo que habría que añadir la dificultad de gestionar los recreos para que no existieran aglomeraciones en los patios.

Son cientos de preguntas que se van a tratar de contestar en tormentas de ideas que se van a desplegar en las próximas semanas y que tienen que acabar con un documento definitivo que regulará el curso que viene. Será resolver la ecuación más difícil nunca realizada, despejar la incógnita de la Educación en el tiempo del Covid 19.

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